por Isaac Bigio (*)
Este viernes 22 se crea el bloque sudamericano pro-Trump que los presidentes de Chile Sebastián Piñera y de Colombia Iván Duque han impulsado, y de lo cual conversaron cuando estuvieron el 22 de febrero en la frontera colombo-venezolana apuntalando el “Día D” de la oposición venezolana para “liberar” a su país de la “tiranía de Maduro”.
Hace 135 años acabó la última guerra que envolvió a más de dos Estados sudamericanos. Esta fue la que Chile le ganó a Bolivia y a Perú anexando varios de sus territorios. La anterior fue la que en 1864-70 el Imperio de Brasil (liderado por una dinastía esclavista portuguesa), Argentina y Uruguay aplastaron al Paraguay eliminando la casi totalidad de su población adulta masculina y arrebatándole territorios. En ambos casos el vencedor contó con el apoyo de la cual fuera la mayor potencia de entonces: el Reino Unido.
Desde entonces hasta la fecha solo ha habido una gran guerra entre las únicas dos repúblicas sin mar (Bolivia y Paraguay, en 1932-35) y algunos conflictos relativamente menores entre Perú y Ecuador, o Colombia y Venezuela, así como la continuación de procesos de anexiones territoriales que hicieron que Brasil vaya arrebatando tierras a casi todos sus 10 vecinos.
La última guerra significativa que hubo en Sudamérica fue la de 1982 pero esta fue entre Argentina y Reino Unido en torno a unas islas distantes a 500 kilómetros de su plataforma continental (Malvinas) y otros que sin parte del continente antártico (donde por primera y única vez se libró una batalla). Entonces la mayoría de Sudamérica, menos el Chile de Pinochet que colaboró con Thatcher, se pusieron del lado de la junta militar argentina, a pesar que muchos de estos países tenían democracias o cuestionaban a ésta por sus decenas de miles de asesinatos de compatriotas.
Hoy viene pasando lo inverso. La mayoría de Sudamérica se une a Trump en su agresión a Venezuela, a pesar que ésta no tiene una dictadura militar o gorila, la misma que no es en torno a islas distantes, sino para apoderarse de los ricos recursos naturales de la nación que tiene las mayores reservas de oro negro y oro metálico del mundo.
Del Grupo de Lima al Grupo de Santiago
Ahora Santiago de Chile se convierte en la sede fundacional de un nuevo grupo que no busca ser conocido con el nombre de la ciudad donde se rea, sino como Prosur. Esta se pretende erigir como una alternativa a la UNASUR, pero que en los hechos parte a lo que fuera la Unión de Naciones Sudamericanas y crea otro bloque que promueva la agresión contra un vecino, algo que parecía haber quedado atrás hace más de 13 décadas atrás.
Todos los integrantes del Prosur son parte del Grupo de Lima, bloque conformado para desconocer a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y que en su última cita de Bogotá contó con la participación de Mike Pence, vicepresidente de EEUU, y de Juan Guaidó, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela reconocido como mandatario de dicho país por ellos además de Canadá y otras naciones centroamericanas, pero no de México quien ha decidido romper con éste y seguir reconociendo a Maduro.
En dicho conclave se discutió la propuesta de Pence y de Guaidó de invadir a Venezuela, algo que fue objetado por Brasil que teme desestabilizar la región y por otras repúblicas con similar criterio. La idea de construir Prosur es una continuación de la política del Grupo de Lima de desconocer al chavismo y pedir un “cambio de régimen” en Venezuela, lo cual le convierte en una versión más moderna de los antiguos bloques que se dieron en Sudamérica para intervenir en un vecino.
Prosur Vs UNASUR
La UNASUR, que en 2008 nació en base al mayor proceso de integración de todas las 12 repúblicas de la Sudamérica continental, hoy ha quedado partida. Por un lado están Bolivia, Venezuela, Uruguay, Guyana y Surinam, y por el otro lado están Argentina, Paraguay, Chile, Perú, Ecuador, Brasil y Colombia. Los primeros aún tienen gobiernos influenciados por alguna forma de “progresismo”, mientras que los segundos tienen nuevos presidentes que se han inclinado hacia la derecha, los EEUU y la política de intervenir abiertamente en Venezuela.
Los principales promotores del Prosur son los nuevos mandatarios de derecha dura de Chile (Piñera) y de Colombia (Duque). Brasil podrá entrar allí pero no va a sentirse muy cómodo, pues el país que concentra la mayoría de los habitantes y tierras de Sudamérica nunca ha querido subordinar al resto. Con Lula Brasil apuntaba a un bloque sudamericano bajo su comando y con Bolsonaro Brasil quiere ser el otro gran poder de las Américas que vaya con Trump en pos del resto del globo.
Este es, a su vez, un bloque totalmente ideológico, pues se basa en gobiernos que se han alineado con Trump, por lo que su duración ha de ser episódica y durará lo mismo que éstos. Si los socialistas volviesen a ganar la presidencia de Chile, los Kirchneristas la de Argentina o Petro luego ganase la de Colombia, Prosur bien podría ser petardeado.
Prosur: ¿El ALBA de la derecha?
En cierta manera Prosur es una versión de derecha de lo que ha sido la Alternativa Bolivarianas para Nuestra América (ALBA), un bloque inicialmente formado por Venezuela y Cuba, y que luego se amplió incorporando a Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y 6 Antillas anglo-parlantes. ALBA ha perdido socios debido a un cambio de gobierno (Honduras) o a que su presidente ha cambiado toda su política (Ecuador), pero aún costa de 10 miembros, una cifra mayor a los 7 de Prosur, aunque su peso geográfico, demográfico y económico combinado sea mucho menor.
Por el momento Prosur no pide el cambio del gobierno en Nicaragua o Cuba, y tampoco en Bolivia, país que se encuentra rodeado por 5 repúblicas, todas ellas integrantes de ese nuevo foro. Una esperanza que tienen es que en las presidenciales bolivianas Evo Morales pierda y le sustituyese el ex presidente Mesa, pero si eso no pasa, el Prosur bien podría luego hablar de un posible fraude o pedir sanciones a Bolivia, si ésta sigue tan ligada a Venezuela.
Prosur con poco futuro
Al parecer la ambición del Prosur sería expandirse al resto de Latinoamérica pero acá choca con el problema que Panamá y México son miembros observadores de la UNASUR, y que el más poderosos presidente centroamericano, López Obrador, no comparte para nada sus políticas y no va a aceptar ser parte de ello, como tampoco ha decidido seguir siendo integrante del Grupo de Lima que apunta a cambiar al gobierno de Caracas.
La Comunidad del Caribe (CARICOM) ha mantenido una posición independiente en Venezuela y ha sido responsable de evitar que el canciller de Maduro sea removido de la OEA. Los 8 países que forman el Secretariado de Integración Centro Americana (SICA) contienen a gobiernos tanto de derecha como de izquierda, y difícilmente quisieran ver partido su bloque para sumarse a un Prosur tan hostil a Venezuela, Cuba y Nicaragua, y tan disímil a México y la Caricom.
Detrás de Prosur se nota la mano de Trump tan desesperado en imponer en Venezuela a su propio presidente que tanto promueve y también de desintegrar bloques entre países que no le son sumisos. Así como Trump quiere que Reino Unido se vaya de la Unión Europea, y que ésta pierda fuerza, su ascensión a la Casa Blanca se tradujo en la ruptura de UNASUR y dará paso luego a una posible explosión en la Comunidad de Estados de Latino América y el Caribe (CELAC).
Con Prosur estamos regresando a la triste época en la que Sudamérica quedaba dividida entre países que guerreaban entre sí y que eran alentados para ello por una potencia ultramarina, la cual antes fue la británica y hoy es la norteamericana.
(*) Politólogo economista e historiador formado en la London School of Economics donde ha enseñado política latinoamericana
Fuente: Alainet
¿Prosur o Protrump?
por Manuel Cabieses Donoso.
En Chile se reúnen gobernantes de la “nueva ola” derechista con la finalidad aparente de crear un foro por el progreso y desarrollo de América Latina. ¿Por qué los organizadores esconden las verdaderas intenciones de esta iniciativa?
Veamos su origen.
El colombiano Iván Duque anunció Prosur en enero y de inmediato enganchó ese sonámbulo de la política internacional que es el chileno Sebastián Piñera. La dupla Duque-Piñera organizó el show de Cúcuta en febrero y ahora presenta el sainete del Prosur en Santiago. Ambos presidentes están en vías de convertirse en profesionales de espectáculos que sirvan de cortinas de humo a la agresión contra Venezuela.
Basta saber quiénes son los organizadores de Prosur para adivinar hacia dónde apunta este “foro”. Lo corroboran también los invitados. Ellos son la créme de la créme del rastrerismo pro yanqui.
El brasileño Bolsonaro –que en la Casa Blanca se proclamó oficial de órdenes de Trump-; el argentino Macri –acosado por la protesta social y la deuda con el FMI-; el paraguayo Abdo –que intenta, sin conseguirlo, asomar cabeza en cada cita anti venezolana-; el peruano Vizcarra –que sufre el declive del apoyo a su gobierno-; y el ecuatoriano Moreno, cuya versátil trayectoria lo sitúa a la par de Judas Almagro, el más traidor de los traidores en la historia latinoamericana.
Son casi los mismos gobiernos que participan en el Grupo de Lima, mecanismo que no descansa en sus esfuerzos por estrangular la revolución bolivariana. Desde ese punto de vista, Prosur es una instancia inútil, sobra, está demás. El objetivo de servir los designios de Trump ya los cumplen la OEA, organismos financieros como el Banco Interamericano de Desarrollo e incluso la Comisión de la ONU para los Derechos Humanos.
En busca de una presencia internacional que la realidad geopolítica le niega, Piñera se esfuerza por sobresalir en el piño de yanaconas del imperio. Compromete así aún más su proyecto de instaurar en Chile un prolongado periodo de gobiernos de la derecha liberal.
La represión al pueblo mapuche, la amenaza policial a los adolescentes, las políticas misóginas, la negación de los derechos de los migrantes, la discriminación en educación y salud, y una política exterior carente de independencia y dignidad, inclinan cada vez más el modelo de Piñera a los regímenes de Brasil y Colombia.
Ese modelo oligárquico, represivo y autoritario no tiene futuro en América Latina. La situación actual de hegemonía reaccionaria es un paréntesis en nuestra historia. Es fruto en gran medida de nuestros propios errores. La Izquierda dejó al pueblo en la orfandad ideológica y lo entregó atado de pies y manos al monstruo del consumismo.
Pero la tendencia social que hierve bajo la costra neoliberal es de rechazo al autoritarismo y a la injusticia en todas sus expresiones. La Izquierda anticapitalista va a rehacer sus fuerzas bajo nuevos paradigmas para impedir que los pueblos vuelvan a ser engañados en farsas electorales.
Una expresión elocuente del malestar que se agita en las profundidades de la sociedad chilena fue la impresionante movilización de mujeres convocada por la Coordinadora Feminista 8M. Sin duda también lo será el concierto “Por el derecho a vivir en paz” el domingo 24 de marzo en el Paseo Bulnes en solidaridad con la revolución bolivariana.
Fuente: Punto Final
Organizaciones convocan a protesta en rechazo a visita de Bolsonaro
Para las 16 horas de este jueves se encuentra programado el arribo a Chile del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los invitados a la primera reunión de la cumbre Prosur, bloque regional impulsado por gobiernos derechistas de Sudamérica para desplazar a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), compuesta actualmente por Bolivia, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela.
La visita del mandatario brasileño ha generado el rechazo de diversos sectores. Desde el mundo político institucional, varios parlamentarios de oposición anunciaron que no participarían en un almuerzo, organizado por La Moneda, en honor al ultraderechista.
Sin embargo, un conjunto de organizaciones sociales también ha dado a conocer la realización de un acto de repudio al jefe de Estado, por sus expresiones misóginas, xenófobas, racistas y homofóbicas, que lo han perfilado como un símil de Donald Trump en el subcontinente americano.
La convocatoria es a manifestarse el día viernes 22 de marzo, desde las 19 horas en el céntrico Paseo Bulnes, frente al Palacio Presidencial.
Amanda Luna, vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), justificó la manifestación contra Prosur:
“Este es un organismo que viene a ser liderado por gobernantes empresarios y corruptos, que tan solo vienen a quitarle los pocos derechos laborales que le quedan a los trabajadores en América Latina”.
“Es así como lo hemos visto con Macri en Argentina, han habido despidos masivos en el sector público y una rebaja en sueldos y pensiones, y esto es tan solo para seguir llenando los bolsillos de los empresarios. Lo hemos podido ver con Bolsonaro en Brasil, que odia a los afrodescendientes, odia a las minorías sexuales y odia también a los pobres. Al fin y al cabo, es un fascista que tan solo viene a traer más violencia al país”, añadió.
Beatriz Bataszew, vocera de la Coordinadora feminista 8 de Marzo, destacó:
“Al igual que hoy se unen estos mercaderes, estos depredadores de la vida, las feministas también estamos unidas con los movimientos sociales y en contra de esta internacional de la misoginia, de la explotación, de la depredación y precarización de la vida de los pueblos (…) Nos uniremos con el conjunto del movimiento feminista internacional, en función de una plataforma, para gritarle fuerte y claro: ¡no pasarán!”, expresó.
Desde la Coordinadora Nacional de Trabajadores/as No+AFP también rechazaron la reunión del bloque multilateral y la presencia de Bolsonaro en Chile.
“Es evidente que declaramos como persona non grata al señor Bolsonaro, que es un discriminador, que atenta contra los derechos humanos más básicos y elementales en cualquier sociedad. Entendemos sí su vinculación con el Presidente de Chile. A ellos los une el lucro, el negocio, la usura, la falta de respeto a los derechos de las personas y, por lo tanto, decimos como pueblo organizado que necesitamos movilizarnos”, afirmó Carolina Espinoza, vocera de la agrupación.
“Con mucho espanto y preocupación, decimos cómo es posible que Bolsonaro quiera importar la experiencia chilena. Es la peor experiencia que puede haber. Chile es el laboratorio de los Chicago Boys, del neoliberalismo y de la violación a los DDHH más fundamentales, y en el tema de las pensiones el ejemplo nítido de como se abusa de la gente. (…) por eso le decimos al pueblo brasileño, a los sindicatos de toda América, que deben resistir y rechazar la implementación de las AFP en sus propios países”, agregó Espinoza, quien además es dirigenta nacional de Confusam.
Fuente: El Ciudadano