La estrecha ventaja del No sobre el Sí en el referendo constitucional en Bolivia, en medio de una guerra sucia sin precedentes, abre hoy paso a la reflexión y demuestra la necesidad de seguir adelante el proceso de cambio.
En las revoluciones hay batallas que se pueden perder, pero no hemos perdido la guerra. Vamos a continuar la lucha con más fuerza, con más unidad y experiencia, dijo el presidente Evo Morales en una conferencia de prensa.
El 21 de febrero unos seis millones 500 mil ciudadanos fueron convocados a las urnas para pronunciarse sobre una reforma al artículo 168 de la carta magna que ampliara a dos la posibilidad de la reelección para el presidente y vicepresidente de la República.
De acuerdo con los datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), el No aventajó al Sí por 51,3 por ciento frente a 48,7, una diferencia de 135 mil 578 votos.
A pesar de las campañas de la oposición destinadas a mancillar la imagen del mandatario, el Sí logró imponerse en departamentos importantes como La Paz, sede del gobierno, donde el Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo 55,53 por ciento, frente a 44,47 del No.
“La Paz es una sorpresa y sigue siendo una sorpresa. La Paz nunca me ha abandonado. La Paz siempre ayudó”, aseguró el mandatario.
Hubo también victorias importantes en Cochabamba (55,01 por ciento) y Oruro (52,3), no así en otros departamentos.
En el exterior, el voto favoreció la opción del Sí por 51,37 por ciento frente 48,63, sobre todo impulsado por los residentes bolivianos en Argentina (82,21) y Brasil (76,08).
La consulta fue precedida de una férrea propaganda, que tuvo como eje central al presidente. Contra Evo fueron manipuladas facturas para acusarlo de pagar elevadas sumas por un corte de cabello y hasta lo intentaron vincular a un tráfico de influencias.
“Podemos afirmar que había un aparato detrás de esto, con la intención fundamental de mellar al presidente, que durante 10 años ha sido un líder”, dijo el analista en temas electorales Juan Carlos Pinto.
En su opinión hay personajes nefastos involucrados en esta guerra sucia, que utilizan aspectos de su vida privada para denigrarlo y para deshacerse de alguien que ha representado un incómodo representante de la mayoría durante varios años.
Numerosas pruebas al respecto fueron presentadas días antes de la consulta, donde se reveló que el periodista Carlos Valverde, autor de los ataques contra el jefe de Estado por supuesto tráfico de influencias, mantuvo reuniones previas con el encargado de negocios de la embajada estadounidense, Peter Brennan.
Varios analistas políticos internacionales coincidieron en señalar la injerencia y el apoyo norteamericano a los sectores que abogaban por el NO en el referendo.
“Una conspiración contra el proceso de cambio que encabeza Evo Morales está en marcha. Tiene su epicentro en Washington DC y se implementa por medio de operadores políticos bolivianos y extranjeros”, denunció el reconocido analista argentino Atilio Borón.
En la conferencia de prensa ofrecida hoy el mandatario lamentó que el referendo haya tenido lugar en medio de tantas campañas sucias, con mentiras, financiamiento interno y externo, discriminación y racismo.
El presidente reafirmó la disposición de seguir adelante con el proceso de cambio y la Agenda Patriótica, destinada a la industrialización del país.
Evo asumió el poder el 2006 y entre sus medidas iniciales estuvieron la recuperación del control estatal de los hidrocarburos y la defensa de la identidad de los pueblos originarios.
La nacionalización y la redistribución de la renta permitieron sacar de la pobreza a millones de personas.
El país fue declarado libre de analfabetismo y la economía creció a un promedio anual del cinco por ciento, uno de los más altos de la región.
La inversión pública ha sido considerada el motor de la economía y sólo de 2005 al 2014 creció más del doble, sobre todo en hidrocarburos, carreteras, vías como el teleférico de La Paz, escuelas y otras importantes infraestructuras.
“Este proceso es imparable y vamos a cumplir nuestra agenda para 2020″, ratificó el presidente.
