Uno de los documentos desclasificados este viernes por parte del gobierno de Estados Unidos relacionados con el asesinato de Orlando Letelier confirma que el propio dictador Augusto Pinochet ordenó el crimen del ex canciller de Salvador Allende. Otro documento revela las presiones de Pinochet al presidente de la Corte Suprema, Israel Bórquez, para impedir la extradición de Manuel Contreras, quién hizo saber que no caería solo.
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En uno de los archivos elaborados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), fechado el 1 de mayo de 1987, se afirma que fue Pinochet quien ordenó personalmente el atentado explosivo.
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El documento añade que tras una revisión de sus archivos relacionados con el crimen de Letelier, «consideramos como evidencia convincente de que el Presidente Pinochet ordenó personalmente a su jefe de inteligencia para llevar a cabo el asesinato».
Este texto se suma a los entregados el año pasado por el secretario de Estado John Kerry a la Presidenta Michelle Bachelet.
En uno de estos, fechado el 6 de octubre de 1987, el entonces jefe diplomático George Schultz, le enviaba una carta al presidente estadounidense Ronald Reagan, explicándole las conclusiones de la CIA y reafirmando que Pinochet sí tuvo que ver con el crimen de Orlando Letelier.
El texto también menciona al ex jefe de la DINA, Manuel Contreras, quien en abril de 1978 le contó a un confidente que la DINA era responsable del asesinato de Letelier, que había sido autorizado por órdenes directas de Pinochet.
Presiones de Pinochet a la Corte Suprema
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Otro documento de la CIA de 1987, desclasificado hoy, asegura que el general Pinochet hizo gestiones directas en 1978 y 1979 ante el máximo tribunal para impedir que Contreras fuera enviado a EE.UU., llegando a exigir cambios en el borrador de la sentencia que rechazaba la extradición.
«Una revisión de nuestros archivos sobre el asesinato de Orlando Letelier ha entregado lo que nosotros consideramos como evidencia convincente de que el Presidente Pinochet ordenó personalmente a su jefe de inteligencia realizar el asesinato».
Ése es el encabezado de un cable secreto del 1 de mayo de 1987 de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), cuyo título también es directo: «El rol de Pinochet en el asesinato de Letelier y el posterior encubrimiento».
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Sin embargo, la parte más reveladora está casi al final del cable de cuatro páginas: de acuerdo a la CIA, Pinochet hizo gestiones y presiones directas a la Corte Suprema chilena para impedir la extradición a EE.UU. del jefe de la DINA, Manuel Contreras, y de otros oficiales del Ejército involucrados el asesinato.
Gestiones que incluyeron reuniones, el nombramiento de un nuevo presidente del máximo tribunal e incluso la orden de Pinochet al máximo tribunal de rehacer el fallo judicial que negaba la extradición, por considerar en una revisión del borrador previo de la sentencia que su lenguaje dejaba la puerta abierta a requerimientos futuros. Exigencia que, según la CIA, habría sido cumplida por la Corte Suprema.
El documento, parte de los archivos que fueron desclasificados hoy por Estados Unidos en medio de la conmemoración de los 40 años del asesinato del ex ministro de Salvador Allende en Washington D.C., plantea que los archivos revisados también dejan claro que «Pinochet decidió encubrir el caso para esconder su participación y, en último término, para proteger su puesto en la presidencia».
El documento alude al testimonio entregado por el ex agente Armando Fernández Larios, y hace una cronología de cómo Estados Unidos llegó a obtener información que involucraba a Pinochet en la planificación del asesinato.
«De acuerdo a nuestro conocimiento, ningún reporte creíble respecto del rol de Pinochet en el caso Letelier estuvo disponible antes de mediados de 1978, cuando la investigación estadounidense estaba a punto de completarse y las autoridades chilenas se percataron de que Washington culparía a tres oficiales en servicio activo y requeriría su extradición», dice el documento.
El documento profundiza en las gestiones que Pinochet habría hecho con el Poder Judicial chileno por el caso, aludiendo directamente al jefe del máximo tribunal en esa época, Israel Bórquez.
«En agosto de 1978, Pinochet se reunió con el presidente de la Corte Suprema chilena -a quien él había nombrado en mayo en orden a disminuir las posibilidades de que la Corte pudiera encontrar una justificación legal para extraditar a oficiales involucrados en el asesinato- para instarlo a que no extraditara a Contreras».
El texto agrega que «Pinochet sostuvo que él le había prometido a los generales del Ejército que Contreras no sería extraditado debido al impacto negativo que tendría en la reputación del Ejército».
Y continúa señalando que «el presidente de la Corte le prometió a Pinochet que él haría todo lo posible para supervisar que el tribunal cumpliera con su petición».
Pero el punto más llamativo del documento es el que apunta que «a fines de 1979 un borrador de la Corte Suprema negando el pedido de Washington de extraditar a Contreras, (Pedro) Espinoza y (Armando) Fernández Larios fue mostrado a Pinochet.
El presidente insistió que debía ser endurecido para excluir cualquier posibilidad de que el caso de extradición fuera revivido. El lenguaje fue cambiado para cumplir con la orden de Pinochet».
Para explicar la inquietud de Pinochet, el texto cita un reporte del jefe de inteligencia de Estados Unidos en Santiago en 1978, que planteaba que «Pinochet estaba determinado a proteger a (Manuel) Contreras de ser enjuiciado por el asesinato de Letelier, porque él sabía que su propia supervivencia política dependía de la suerte de Contreras».
Así, sigue el cable, Pinochet planeó detener cualquier requerimiento estadounidense que implicara fortalecer la causa que se seguía en ese país, e «hizo planes para asegurarse de que la Corte Suprema chilena rechazara pedidos para la extradición de los chilenos en respuesta a lo que se anticipaba como procesamientos en una corte estadounidense».
Tras unos párrafos tachados, el documento señala que «en abril de 1978, Contreras le dijo a un cercano que la DINA era responsable por el asesinato de Letelier, que él había autorizado el asesinato por directas órdenes de Pinochet, y que él había admitido eso a Orozco».
Además, se agrega que el mismo Orozco citado señaló ese mes que «Pinochet había sabido que Contreras había dado a un amigo cercano un maletín con documentos muy sensibles que implicaban al presidente en el asesinato, con instrucciones de hacerlos públicos si algo le pasaba a Contreras», y que el jefe de la DINA «renovó sus amenazas de que expondría a Pinochet si el presidente retrocedía en su acuerdo» de no extraditarlo.