En plenas vacaciones estivales el ex Presidente Sebastián Piñera decidió lanzar su aventura presidencial para 2017 buscando llenar el vacío de propuestas de futuro en la derecha y además, lanzando duras críticas a la Presidente Bachelet, marcando así el rumbo de su futura campaña presidencial.
El ex Presidente Piñera instala adelantadamente su opción presidencial sobre la base de un mundo de derecha diezmado, con una UDI fuertemente cuestionada por sus malas prácticas de financiamiento vía Penta, SQM y otras empresas en una sociedad donde las ideas pro mercado que pretende restaurar tienen escasa adhesión social y donde la derecha debe aferrarse a algo, aparece esta candidatura que sólo reivindica el «dejá vu», de haber ganado la presidencial del año 2009.
La derecha tanto política como empresarial -en estos 2 años de oposición- sólo ha apelado al miedo a las reformas y no propone soluciones alternativas al reclamo de una sociedad que no quiere vivir con desigualdades extremas y abusos empresariales y ante eso, sólo puede aferrarse al piñerismo.
Tanto la UDI como RN hoy no tienen propuestas alternativas para una sociedad que quiere más libertades públicas y más justicia social y por eso, sólo queda añorar y aferrarse a su pasado.
El ex presidente Piñera representa la restauración de la lógica de mercado y por eso -seguramente- propondrá un alivio tributario al 1% más rico -sector social donde se concentró la reforma Tributaria del gobierno de Bachelet- prometiendo una rebaja de las actuales tasas impositivas, prometerá un crecimiento de la economía del 5% -algo imposible de cumplir para los expertos- producto de que el cobre ya no estará a US$ 4,0 la libra como ocurría en el año 2012 y se requieren reformas micro económicas; sin embargo , la derecha no tiene propuestas para la diversificación de nuestra matriz productiva ya que no cree en el desarrollo de políticas de fomento de nuevas actividades industriales, apostando sólo al automatismo del mercado y probablemente volverá a prometer lógicas privatizadoras de la educación y la salud pública revirtiendo las reformas en esos sectores sociales.
Pero lo nuevo de la estrategia de Piñera es su ataque personal a la actual Presidenta de la República, en especial a los comentarios sobre la actuación de la familia de la mandataria.
En su actuación pública Piñera ha sido el ejemplo de la opacidad y de la ausencia de una muralla entre política y negocios, no sólo ayer sino también ahora con las investigaciones sobre financiamiento ilegal de las campañas políticas, donde una empresa ligada a él mismo, aparece financiada por SQM y que con la plata que no utilizó en dicha campaña electoral, terminó pagando bonos de desempeño a algunos ejecutivos de empresas en la que él era el dueño; con lo cual queda comprobado que los excedentes de los aportes ilegales a su campaña política terminaron cubriendo gastos propios de sus propias empresas.
Esta mala utilización del dinero revela que él nunca construyó esa «muralla china» entre política y negocios; al contrario abusó de recursos ilegales reutilizándolos para pagar bonos a sus ejecutivos.
También es bueno recordar que la SVS lo multó el 2009 por no observar «el deber de abstención» en la compra de acciones de una operación bursátil en que él tuvo acceso a información privilegiada, similar mala práctica desarrollada a posteriori por su amigo Juan Bilbao que fue sancionada drásticamente en EEUU y en Chile por abuso de información privilegiada.
Son esas malas prácticas las que han caracterizado la actuación pública de Piñera quién busca construir realidades a partir de slogans y manipulación de la información como pretendió hacerlo con la CASEN 2011 -tratando de demostrar que su gobierno había disminuido la pobreza- y con el CENSO 2012 donde trató de mostrar que su gobierno «habría realizado el mejor censo de la historia» y con estas malas prácticas sólo debilitó la confianza ciudadana en el sistema estadístico nacional, cuestión que está siendo progresivamente reparado por las actuales autoridades.
El ex Presidente Piñera cree que la sociedad chilena no tiene memoria, que sus malas prácticas entre dinero, política y negocios han sido olvidadas por la mayoría de la sociedad.
Una vez más la derecha se equivoca sobre el sentimiento profundo que recorre actualmente a nuestra sociedad.
Fuente: Cambio 21