Otro capítulo sobre los polémicos y turbios negocios del candidato presidencial de la derecha, Sebastián Piñera, salió a la luz pública. Esta vez se trata de la compra de 118 mil hectáreas en Chilo, equivalentes al 15%, a través de una empresa offshore en Panamá, y por tanto, evadiendo los correspondientes impuestos.
Sebastián Piñera nuevamente tuvo que dar explicaciones respecto de su patrimonio. Esta vez, por las informaciones que lo vinculan a negocios por la compra de 118 mil hectáreas en Chiloé a través de una empresa offshore en Panamá en diciembre de 2004, donde un año después inauguraría el Parque Tantauco.
La información explica que Piñera inauguraría en ese lugar el Parque Tantauco, pero antes el propio obispo de Ancud, Juan Luis Ysern, le informaba que las tierras estaban siendo demandadas por las comunidades huilliche de Inío y Weketrumao.
Ante esto, el doctor en ciencia política del Centro de Estudios Sociales de Chiloé, Eduardo Mondaca, afirmó:
Ees un proyecto violento, antidemocrático y de imposición de una lógica de expropiación relacionada, no sólo con la separación de los pueblos indígenas de sus medios de subsistencia, sino que también su obligada conversión en asalariados“.
‘Fue un acto de amor por la naturaleza, y de querer preservar y conservar esa naturaleza’, se defendió Piñera en entrevista con Radio Duna. ‘No hay ninguna sombra», aseguró.
De acuerdo a su versión, el. año 2004 un empresario norteamericano que quería explotar el. bosque nativo de la parte sur de Chiloé, decidió vender. En esos mismos tiempos, el. candidato quiso iniciar un proyecto de preservación, conservación y proyección de la naturaleza de la flora y fauna de la isla:
«Y por tanto yo decidí comprar lo que el. americano vendía, que era una sociedad que era dueña de otra sociedad chilena, que era a su vez la dueña de lo que él llamaba el parque Chiloé, y que actualmente se denomina parque Tantauco».
«Por lo tanto, fue una acción sin ningún propósito distinto al. de conservación y proyección de la naturaleza», reiteró.
Si bien admitió que el negocio efectivamente se hizo en Panamá, aseguró se trató de una operación «absolutamente legal, absolutamente legítima’, dado que fue consignado en su declaración de patrimonio del. año 2010, y luego nuevamente declarado en su declaración del año 2014.
«¡Esta capacidad que tiene la sociedad chilena de comprarse todas las tesis!», criticó, ya que en vez de recibir reconocimiento por preservar una maravilla natural recibe un acto que considera «de bajeza» por parte de la sociedad.
Una maniobra evasiva típica de Piñera: primero, nadie está criticando ni la legalidad ni la legitimidad del negocio, ni tampoco su finalidad. Lo que se le está reprochando es que debió pagar impuestos, como hace todo chileno bien nacido, por cierto con mucho menos patrimonio que Piñera.
Y lo segundo: no hay negocio de Piñera que no resulte en un conflicto de interés, o por el cual no tenga que salir a dar explicaciones, habitualmente todas mendaces.
Un pillo de siete suelas no puede ser Presidente de la República.
A modo de ejemplo, esto dijo de los paraísos fiscales:
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