Sebastián Piñera insiste en que cumplirá más allá de lo que exige la Ley de Probidad, considerando además una serie de medidas voluntarias relacionadas con su patrimonio invertido en el extranjero y otras que involucran a su familia. Sin embargo, aquellas inversiones que le han generado polémicas, como el Proyecto Dominga o la pesquera peruana Exalmar, podrían seguir siendo un flanco abierto, ya que no existe una estrategia para evitar transacciones privadas en Chile y tampoco regulación para las inversiones de sus hijos en el exterior.
Sebastián Piñera quiso que ayer se supiera, de primera fuente, cómo separará sus intereses económicos de los del país. La prensa reunida a las 11 de la mañana en su comando, ubicado en pleno Sanhattan –en la calle Enrique Foster Sur–, conoció en detalle una serie de compromisos, que fueron más bien generales, respecto a cómo el ex Presidente delegará la administración de su fortuna.
Un patrimonio cuya verdadera magnitud es desconocido. Desde 2009 que distintos medios de comunicación, incluyendo algunos especializados en el mundo financiero, sacan la calculadora para cifrar a cuánto ascienden los bienes del ex Mandatario.
Bloomberg, el principal medio de noticias y servicios financieros del mundo, los estima en alrededor de US$2.300 millones, mientras la revista Forbes, conocida por sus rankings, los calcula en US$2.700 millones. Esa gran duda seguirá siendo una incógnita, pues Sebastián Piñera y su círculo cercano de asesores evitaron despejarla.
Sí hubo otras interrogantes, pero que nacieron a partir de los compromisos que comunicó ayer el ex Jefe de Estado. Es que aquellas inversiones que han allegado polémica a la imagen de la carta fuerte de Chile Vamos, como Exalmar y el proyecto Dominga, no estarían del todo blindadas, a pesar de que cumple el mínimo exigido por la Ley 20.880 sobre Probidad en la Función Pública y Prevención de Conflictos de Intereses.
Incluso adoptó medidas adicionales que incluyen a su familia, pero no les puso un candado definitivo a eventuales polémicas generadas por transacciones privadas en Chile o el extranjero o por sus hijos en el exterior, como ya ha ocurrido.
Interrogantes abiertas
Fueron cuatro los principales puntos que establecen la forma en que el ex gobernante delegará la administración de su patrimonio.
El primero es que tanto él como su esposa, Cecilia Morel, se retiraron de la propiedad de las sociedades conformadas con sus cuatro hijos, en las que participaban de manera minoritaria.
Consultado al respecto, Sebastián Piñera afirmó que se trata principalmente de Inversiones Bancorp, en la cual Bancard Inversiones Ltda. tenía el 9,7%. Dicho retiro ocurrió en abril y el pago por ello se invirtió en depósitos a plazo.
Asimismo, constituirá un fideicomiso ciego –o mandato de administración especial de cartera– en los términos que exige el artículo 26 de la Ley 20.880, es decir, para todos aquellos títulos de oferta pública representativos de capital o de deuda emitidos por entidades constituidas en Chile, reguladas por la SVS o la Sbif.
Dicho fideicomiso se extiende para sus activos e inversiones de sus sociedades colocados únicamente en acciones que cotizan en el exterior, vale decir, no existe certeza de alguna regulación que se pronuncie sobre inversiones en títulos de deuda u otros bienes transables emitidos por firmas extranjeras. Esto no es menor, pues, según los antecedentes que ha reportado al Ministerio Público, en relación con el caso Exalmar, a través de distintas sociedades, estaría invertido en unas 100 empresas alrededor del mundo.
Además de replicar las restricciones establecidas para los fideicomisos que armó en 2009 –básicamente no invertir en industrias reguladas por el Estado, como empresas sanitarias o AFP–, en esta ocasión se establecerá la prohibición de realizar inversiones en países con cargas tributarias blandas.
A lo anterior, se suma que mantendrá su decisión de no tener participación alguna en la gestión o administración de las sociedades de las que forma o formó parte. Y otras medidas voluntarias, pues Cecilia Morel se adscribió a los mismos compromisos, mientras sus hijos también constituirán un fideicomiso, aunque solo para sus inversiones en acciones de empresas que transen en Chile.
Otro punto a destacar es la dilución progresiva de sus sociedades domiciliadas en paraísos fiscales, puesto que aquellas con domicilio en Islas Vírgenes y Luxemburgo, como Bancard International Investment y Eneida, respectivamente, estarían en camino a liquidarse. Eso sí, con los últimos cambios societarios que ha hecho Piñera, estas dos empresas hoy están en propiedad de sus hijos. Es precisamente esta situación la que abre dudas respecto de la administración de su patrimonio y relacionados.
¿Es que podría haber un nuevo Dominga o Exalmar? Todo indica que sí.
Dicho proyecto minero y Exalmar fueron hechos a través del fondo de inversión privado Mediterráneo, el cual se desprende de la Administradora Bancorp, una sociedad distinta de Inversiones Bancorp y en la que Piñera y Morel ya salieron de su propiedad.
En este caso, la Administradora Bancorp se descuelga de Inversiones La Odisea, firma dueña del 28% de Bancard Inversiones Ltda. y que agrupa, además, a Bancard International Investment, sociedad a través de la cual el ex Presidente aumentó su inversión en Exalmar hasta el 9,10%. Esta compañía hoy es controlada por sus hijos, toda vez que, según un extenso reportaje de Radio Bío Bío, en 2010 Sebastián Piñera cedió los derechos de esta sociedad.
Así, tal como el ex Mandatario presentó su fórmula para zanjar su relación con los negocios y la política, La Odisea y sus respectivas subsidiarias siguen en condiciones de invertir tanto en el extranjero como en Chile mediante transacciones privadas.
Otra duda en el aire es la situación de Sebastián Piñera Morel, dueño de BP Capital, firma que se dedica a la administración de capital de terceros. Esta empresa ha levantado unos US$1.200 millones en la región, principalmente Perú, y otros US$1.000 millones en Chile, sin embargo, cercanos afirman que en dicha compañía Piñera Morel no pone capital propio.
En general, dicha empresa se dedica a operaciones de financiamiento y transacciones privadas, no suele invertir en títulos transables en el mercado. De hecho, la compra que en 2015 realizó de una porción de Enjoy responde precisamente a una operación de financiamiento respaldado en acciones.
“Siempre van a pedir más”
“Si vendiera todo y repartiera el dinero en la plaza pública me seguirían acusando”, dijo Piñera a La Tercera a fines de marzo. Esa tesis es compartida por todo su círculo de asesores.
Durante la mañana de ayer, consultados reiteradamente respecto de las interrogantes expuestas, desde su comando se insistió en la idea de que Piñera ya está cumpliendo el estándar legal con creces. “Siempre van a pedir más”, decía un alto asesor de la carta fuerte de Chile Vamos; sin embargo, anticipó algo importante. Esto, pues apenas el Servel acepte la declaración de patrimonio e intereses, esta será pública y allí se explicarán en detalle las inversiones vigentes de Piñera y, con ello, nuevamente los medios podrán sacar la calculadora para ponerle un número definitivo a su fortuna. Sin tanta especulación.
Fuente: El Mostrador