jueves, diciembre 26, 2024
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Piñera 2.0: Un Mesìas que No Salva a Nadie

Mientras partidos tradicionales y políticos profesionales de diverso pelaje chapotean sin futuro aparente en el desbordado pantano de la corrupción, la derecha y un sector del empresariado lanzaron al reducido mercado político formal el nuevo producto Piñera 2.0 como prospecto presidencial, un mesías chilensis supuestamente independiente y equidistante de las formaciones de derecha que lo proclamaron con gran entusiasmo.

 

Robar, robar, que el mundo se va a acabar

En tanto la corrupción en Chile lo devora todo, incluido Piñera, también hunde a grandes empresarios y políticos que antes parecían respetables (caso Penta, grupo Angelini, SQM, del yerno de Pinochet), entre otros delitos por financiamiento ilegal de las campañas que aparecían como “gastos legítimos para defraudar al Fisco, que en última instancia fue el gran pagador, con el dinero de los contribuyentes.

En otros tiempos, los supuestos “salvadores” fueron los militares, pero han robado tanto y tan descaradamente, en particular los fondos de la ley reservada del cobre, que ya no asustan a nadie.

Hay generales y otros altos oficiales de distintas ramas procesados por ladrones y coimeros en el caso Milicogate, cuya investigación en desarrollo por el Ministerio Público contabiliza hasta ahora 8,5 millones de dólares.

Carabineros, creado para resguardar el “orden público”, apareció con una máquina montada por altos oficiales para que 300 involucrados robaran 38 millones de dólares al Estado en fondos destinados a remuneraciones, según la investigación en curso de la Fiscalía, por ahora la única institución confiable del Estado chileno.

El sector privado también depreda en grande. Dos millones de personas desfilaron en todo el país el domingo 26 para exigir el fin del sistema privado de pensiones (AFP), que usa los fondos de los trabajadores para hacer negocios y termina pagando jubilaciones donde las mejores sólo llegan al 30% del salario. Este robo legal financia el «exitoso modelo chileno», por eso nadie quiere cambiarlo, y su acumulación supera 150.000 millones de dólares gracias al 10% de los salarios extraídos para su jubilación a todos los trabajadores activos.

Hay decenas de casos de corrupción institucionalizada, empresas pesqueras que pagan a senadores y diputados «propios» para legislar a su favor; salmoneras extranjeras que organizan marchas de «trabajadores» que defienden sus privilegios pesqueros, etc.

Quizás lo más paradójico de todo este lodazal de corrupción es que un ex yerno de Pinochet –Julio César Ponce Lerou– que con el apoyo del suegro dictador se apropió de la rentable Sociedad Química y Minera de Chile, perteneciente al Estado (SQM), aparece ahora como mecenas financista de partidos y políticos de todos los colores, incluidos partidos de la gobernante Nueva Mayoría, que se hacen llamar «la izquierda». Incluso, la Fiscalía investiga cómo Ponce Lerou financió al equipo organizador del regreso al poder de Bachelet.

Piñera y su retroexcavadora

La imposición “desde arriba” de la candidatura de Sebastián Piñera Echenique, como ya es habitual en el estilo estalinista propio de la derecha política, y sus representados del sector económico, dejó heridos en el camino, entre otras razones porque cerró el paso a unas elecciones primarias a otros presidenciables del sector que aspiraban a medirse con Piñera.

Para los tradicionalistas barones de la elite Renovación Nacional (RN)-Unión Demócratica Independiente (UDI) vale un comino su propia “institucionalidad democrática”. No vacilaron en violar con tal de preservar el legado de Pinochet, que los salvó de las reformas sociales de Allende (1970-1973).

Aún 44 años después de su muerte, consideran a Allende como la versión más tenebrosa del “marxismo-castro-comunista” criollo.

El problema de fondo es el miedo que despierta en esa derecha reaccionaria y su sustento empresarial, en rigor su apoyo real, el lenguaje un tanto reformista de algunos líderes jóvenes de sus propias filas, quienes piensan que el mundo algo debe cambiar… para que todo siga igual.

Las poderosas organizaciones empresariales Corporación de la Producción y el Comercio (CPC), Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Consejo Minero (grandes empresas productoras de cobre, oro, plata y molibdeno), Cámara de Comercio y muchas otras, encuentran abominables las tímidas reformas que impulsa Michelle Bachelet con su Nueva Mayoría, principalmente en educación y tributación.

La primera tarea que anuncia el multi-millonario Piñera es poner en marcha su propia retroexcavadora para “reformar” las incipientes reformas aún inconclusas de Bachelet… Con un perfil radicalizado de derecha dura, muy distinto a la  impronta de “centro derecha” independiente que vendió en 2010, la versión chilena de Donald Trump resulta ahora tan amenazante como un niño jugando con una retroexcavadora, o un “mono con hojilla”, como dicen en el “trópico”, tan despreciado por el racismo de la elite chilena, no así los paraísos fiscales ubicados en la misma latitud bananera.

Los esfuerzos de Bachelet por la gratuidad de la educación superior, y otras modestas reformas, a toda esta gente reaccionaria y pinochetera le evocan el lúgubre pasado de cambios a favor de los trabajadores impulsados por Allende, todavía estigmatizado y satanizado por la derecha blanda y dura. Bachelet estableció gratuidad para unos 214.000universitarios que cada año el gobierno de turno debe financiar con una glosa del presupuesto, no con un mecanismo presupuestario permanente como parecía desprenderse de su reforma tributaria.

Consecuente con su doble discurso, en el clímax de las luchas estudiantiles por el derecho a la educación gratuita para todos, en septiembre de 2011, el entonces presidente Sebastián Piñera dio un vuelco a su narrativa cuando ante la Asamblea General de la ONU aseguró de «los dientes para afuera»:

“La educación es la madre de todas las batallas y los países deben luchar para dar una educación de calidad a todos nuestros niños, en las últimas semanas han sido miles los jóvenes que han salido a manifestarse a favor de una causa noble como es dar una educación de calidad y ser protagonistas de su propio destino”.

“Ideario” sincero y profundo…

«La educación es un bien de consumo» […] que «tiene un componente de inversión», dijo «claro y raspao» Piñera en julio de 2011, cuando en la populosa comuna de San Joaquín inauguró un nuevo local del DUOC-UC, Departamento Universitario Obrero Campesino de la Universidad Católica, creado en 1968, al calor de la reforma universitaria esa casa de estudios, para impartir carreras profesionales y técnicas a estudiantes de «las clases obrera y campesina», además de diplomados y capacitaciones.  Hoy es una más entre las iniciativas privadas animadas por el afán de lucro.

Así como Trump se propuso –sin éxito por el momento– destruir el programa de salud llamado Obamacare y rebajar impuestos a los ricos, con una pobreza de lenguaje similar a la del multi-millonario estadounidense, la narrativa del Piñera 2.0 tiene su propia agenda contra-reformista, donde lo más rescatable de Bachelet lo compara con el terremoto de 2010 y al igual que sus seguidores, olvidó la aceptación a ras de suelo con que concluyó su estropeado gobierno (2010-2014).

Radio Sonar y El Mostrador observaron que en su discurso de proclamación, Piñera copió una frase de una película de Batman: «Sabemos que nunca la noche está más oscura que justo antes del amanecer. Y ya podemos vislumbrar los primeros rayos del sol», dijo.

El uso de esta antigua expresión es tan antiguo que se remonta a antes de la Revolución Francesa. Pero como el personaje parece dedicarle tiempo a la lectura sólo de informes comerciales y financieros, tipo Bloomberg, dicen como más probable que se haya “inspirado” en Harry Dent, uno de los villanos de la saga cinematográfica, The Dark Knhight, de 2008, donde el fiscal de Ciudad Gótica alude en términos similares la captura del Guason: «La noche es más oscura antes del amanecer. Y les prometo que el amanecer ya viene».

Las dudosas encuestas ahora pretenden hacer creer que el país estaría encantado de que Piñera se repita el plato para que los dueños de Chile continúen fagocitando los fondos de pensiones de los trabajadores (a través de las AFPs), subcontratando servicios a la “industria privada de la salud” con cargo a los menguados presupuestos de la salud pública y tantas otras exacciones al Estado que en definitiva succionan el bolsillo de “todos los chilenos”, pero en particular a la inmensa mayoría de los más pobres.

La óptica de Piñera

Piñera 2.0 volvió a sus mismas antiguas piñeradas en los dichos inaugurales de su campaña que el domingo 26 publicitó El Mercurio, diario dispuesto siempre a apoyar estas causas, aunque su dueño Agustín Edwards va a cumplir un mes agonizando en un coma inducido en su domicilio, no en una clínica u hospital. Al parecer se está muriendo en secreto, con el mayor sigilo.

Entre otras hiper-pensadas frases embebidas de estupidez antológica, en El Mercurio dijo:

“No voy a prometer el cielo y entregar el infierno, como es tan típico de la izquierda”. Pero lo más “profundo” no fue una promesa, sino la advertencia de que seguirá enriqueciéndose: “Si vendiera todo y repartiera el dinero en la plaza pública me seguirían acusando”.

Y como en el verso de Las dos linternas de Ramón de Campoamor (1817-1901), y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira. Por eso quizás, no resulte rara la óptica de este dudoso triunfador en los negocios ungido de nuevo como candidato presidencial.

Sebastián Piñera Echenique aparece en el quinto lugar entre los 11 chilenos ricos con más de mil millones de dólares, según la revista Forbes de EEUU. El estudio valora su fortuna en 2.700 millones de dólares al 20 de marzo de 2017, bastante más del doble de los 1.200 millones que ostentó en 2007, antes de ser presidente, cuando ingresó a la lista Forbes que hoy registra a 2.043 individuos de todo el mundo dueños de más de mil millones de dólares.

Piñera, criticado por el notorio concubinato que exhiben sus negocios con su vida política, alega que quienes lo acusan de usar la información privilegiada que obtenía desde la presidencia (2010-2014) para colocar sus inversiones, “no saben lo que es trabajar, ni quieren trabajar”. Mientras el Ministerio Público investiga sus operaciones secretas en Chile, se filtró que desde el palacio de La Moneda “trabajaba” conectado “on line” a los indicadores internacionales de Bloomberg Markets y otros entes financieros afines. ¿Con qué objeto? Entre otros, tomar decisiones de dónde invertir en el exterior y en qué paraísos fiscales.

Comparaciones odiosas

Los haberes de Piñera, 2.700 millones de dólares, equivalen a acumular íntegro durante 150.000 años un salario de un millón de pesos chilenos al mes (1.500 dólares, ó 18.000 dólares al año), considerado “bueno” en un país donde el sueldo mínimo mensual actual asciende a 400 dólares. En tal caso, para igualar al “trabajador” Piñera con el ahorro completo de los 400 dólares del salario mínimo, se requiere un poquito más de tiempo de vida: 562.500 años (5.625 siglos) juntando sueldos de 4.800 dólares anuales… Habría que ser más viejo que la especie humana…

Para derribar suspicacias sobre un eventual enriquecimiento durante la presidencia, Piñera vendió sus acciones del 8% de la línea aérea LAN en el primer semestre de 2010 por 425 millones de dólares, la estación de TV Chilevisión y entregó sus negocios restantes a un fideicomiso “ciego”, que hoy cuestionan que por lo menos se destapó un ojo (fideicomiso “tuerto”) porque, entre otras “vivezas” del trabajador que aspira a repetir la presidencia no incluyó las inversiones extranjeras ni las colocaciones en paraísos fiscales, hoy una de las pillerías más común que facilita el modelo de economía global neoliberal.

Pese a sus 67 años, Piñera no se ha jubilado, todavía “labura”. Se dedica a las inversiones, es decir, su “trabajo” consiste en trasladar capital a cualquier parte del mundo para adquirir acciones de empresas rentables donde haya mejores posibilidades de ganancias rápidas y ojalá sin pagar impuestos. Hoy el capital es apátrida y, de acuerdo al dogma político económico vigente, nada resulta más glorificado por tirios y troyanos que la sagrada “inversión extranjera”, venga de donde venga…

Por ejemplo, a Piñera le cuestionan haber adquirido muy oportunamente acciones de la empresa pesquera peruana Exalmar, justo cuando ejercía la presidencia, porque muchos malpensados suponen que desde ese cargo tuvo información privilegiada y anticipada sobre un fallo de la Corte de La Haya que entregó al Perú 22.000 km de mar patrimonial de Chile rico en recursos de pesca.

El puerto de Arica quedó sin acceso directo a alta mar mientras Perú aumentó su mar patrimonial por el sur y adquirió una porción de alta mar con especies valiosas que no se encuentran más al norte, todo esto en beneficio de compañías peruanas como la Empresa Pesquera Exalmar S.A., donde Piñera adquirió acciones a través de su sociedad Bancard, en una operación que nunca dio a conocer al país. Pedro Pablo Kuczynski (PPK), presidente actual de Perú, era miembro del directorio de la pesquera hasta 2015, cuando renunció para convertirse en candidato presidencial. Esta inversión pesquera no formó parte del “fideicomiso ciego”.

Piñera dijo que la denuncia fue “canallesca”, no por la compra de acciones sino por haber sacado a la luz pública su oscuro negocio.

En 2010 Forbes declaró no conocer exactamente la fortuna del ex presidente y ex senador (1990-1998). Los redactores Luisa Kroll y Kerry Dolan señalaron que entrega una estimación conservadora después de investigar sus inversiones en fuentes públicas, no los negocios secretos.

Breve prontuario

El senador Piñera ya fue señalado en 1997 por mezclar obscenamente la política y los negocios.

Esa vez utilizó su cargo de elección popular para obtener mejores precios por la venta de sus acciones en Chispas en perjuicio de otros accionistas menores. La compañía formaba parte del complejo eléctrico del Estado englobado en Endesa-Chile, que terminó como propiedad de algunos empleados que vendieron todo a Endesa España, en beneficio propio. Estos “emprendedores” salieron de la nada convertidos en millonarios en dólares y por tanto, en “personajes políticos” estilo Piñera.

«Yo negocio con el que me ofrece mejores condiciones. Pero la gran diferencia es que lo hago como dueño y sin representar a nadie», explicó entonces Piñera para diferenciarse de los empleados-adueñados, encabezados por José Yuraszeck, quienes se apropiaron de Endesa-Chile y filiales (La Segunda, 19-11-1997).

En 1992 Piñera apareció pauteando a un periodista de Megavisión, a través de un intermediario del mundo empresarial, para que le preguntara determinadas cuestiones a Evelyn Matthei, entonces compañera de partido en RN, pero rival en sus tempranas aspiraciones presidenciales. La difusión de la conversación, proporcionada por el ejército al dueño del Canal, Ricardo Claro, violó la intimidad de Piñera, lo convirtió en víctima de espionaje, pero al mismo tiempo lo que dijo reveló sus rasgos profundos más oscuros. Matthei se fue a la UDI. El episodio fue llamado “Piñeragate”.

Un hito relevante en el estilo “al borde de la navaja” del frecuente trasgresor de la ética empresarial ocurrió cuando Piñera infringió de frente la ley.

El 28 de agosto de 1982 el juez Luis Correa Bulo ordenó el arresto de Piñera por fraude contra el Banco de Talca. La orden aseguró que Piñera quebrantó la Ley General de Bancos, a la vez que fue cómplice en cargos de estafa contra accionistas minoritarios. Y devino en prófugo de la justicia, porque se escondió por dos semanas. Pasó a la «clandestinidad», mientras sus abogados interponían un recurso de amparo que garantizara su libertad. Después de esta leguleyada, el hombre de negocios se presentó ante los tribunales y resolvió pagando.

Crecimiento afortunado

Forbes lo cataloga hoy como el rico Nº 688 del mundo. Sus estudios de los últimos 11 años entregan datos (en millones de dólares) que demuestran cómo duplicó su fortuna, pasando de 1.200 millones de dólares en 2010 a 2.400 millones en 2014, en llamativa coincidencia con los 4 años de su ejercicio presidencial (2010-2014):

2017 = 2.700 millones de dólares

2016 = 2.500 millones

2015 = 2.500 millones

2014 = 2.400 millones

2013 = 2.500 millones

2012 = 2.400 millones

2011 = 2.400 millones

2010 = 2.200 millones

2009 = 1.000 millones

2008 = 1.300 millones

2007 = 1.200 millones

A despecho de las abundantes “canalladas miserables”, pareciera que Piñera sí sabe “trabajar”… La pregunta es si podrá frenar pacíficamente la sed de cambios que anima a las grandes mayorías que perdieron todo bajo la dictadura cívico militar de sus actuales aliados políticos y también bajo los 27 años de administración del legado neoliberal pinochetero ejercido por la Concertacion.

(*) Periodista y escritor chileno, autor de “Los dueños de Chile” y “Yo Piñera”, entre otros.

Fuentes:

Reportes Forbes 2007-2017

Forbes 2017

Piñeragate:

 

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