Sólo el peor gobierno de la historia pudo atreverse a vetar la ley que prohíbe el corte de servicios básicos por no pago, en el contexto de pandemia, cuando, literalmente, en Chile hay cesantía, hambre y desesperación.
Solo este gobierno clasista y cavernario, que los chilenos tuvieron la mala idea de elegir por segunda vez, es incapaz de asumir las consecuencias de su acción, y por tanto mentir para encubrirla, como prescribe el manual de Goebbels. Así. el oficio enviado a la Cámara de Diputados, señala que el veto es para proteger a las personas:
«Las observaciones que se formulan no vienen a alterar las normas que aseguran el suministro de servicios sanitarios, de electricidad y de gas de red, así como aquellas que permiten enfrentar las dificultades para pagarlos; por el contrario, las hacen compatibles con el ordenamiento institucional que es el que permite, en el tiempo, poner en marcha iniciativas sostenibles para «proteger a las personas».
El ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, agregó:
«Estas observaciones buscan perfeccionar el contenido de esta ley, facilitar su promulgación y posterior ejecución en beneficio de las personas. Buscan en definitiva reafirmar lo que hemos dicho desde el inicio de la pandemia: no habrá corte de servicios básicos, y quienes lo necesiten podrán postergar sus cuentas sin costos».
Nótese que estos miserables, porque ya no merecen otro nombre, siempre hacen sus trapacerías en nombre del bienestar de las «familias», como establece el marketing político del sistema neoliberal:
«El Gobierno puso en marcha el acuerdo con las empresas, un plan que garantiza que a ninguna familia se les corte el suministro de servicios básicos de electricidad y agua potable durante la pandemia, y que permite postergar los pagos en 12 cuotas sin intereses. Su plazo inicial de 90 días se ha ido extendiendo en la medida que se ha ido extendiendo la duración de la crisis, y fue recientemente ampliado hasta mediados de septiembre. A esta fecha no ha habido corte de suministros de servicios básicos».
Embelecos van, engaños vienen.
El tema no es el pago, ni los plazos, ni los intereses.
El problema consiste en que con medio Chile sin trabajo, y confinado en la casa, sin poder trabajar, ya por cuatro meses debido a su incompetencia en el manejo de la pandemia, lo menos que puede hacer un gobierno que hace diarias gárgaras con la calidad de vida de los chilenos, es legislar para evitar esos cobros, de oligopolios privados que han amasado fortunas con esos servicios.
Pero no. Este gobierno maldito vuelve a darle la espalda a las acuciantes urgencias de los chilenos, para preservar los intereses de los multimillonarios amigos del minúsculo presidente.
En lugar de brindar algún alivio a las innenarrables penurias que padece Chile, invierte miles de millones en guanacos, zorrillos, cámaras de vigilancia y tecnología represiva de última generación, mientras presiona al Congreso con una Ley de Inteligencia que retrotrae a una sociedad controlada por la Doctrina de Seguridad Nacional, como en tiempos de la dictadura
Y después dicen que no la vieron venir. Cuando llegue el reventón que suceda al estallido, no tendrá derecho a quejarse.
