domingo, noviembre 24, 2024
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Pandemia: El Giro del Gobierno Hacia el Discurso del Desastre

por Francisco Herreros.

Los antecedentes se alinearon de manera natural con el pronóstico de que el tsunami de la pandemia golpearía hacia fines de abril o mediados de mayo, a despecho del bizarro y errático discurso oficial del aplanamiento de la curva, las cuarentenas dinámicas, la nueva normalidad y el retorno seguro, entre otros montajes comunicacionales, de dudosa justificación.

Atrapado entre su dependencia del interés de clase, el marketing político, el oportunismo, y el dogma neoliberal, el gobierno se ha dedicado más a administrar la crisis, con ventaja para los propios, que a conducirla, y menos, a resolverla.

De esa guisa, apenas la curva de contagio se aproximó al orden de crecimiento exponencial, debido a su propagación en comunas populosas y periféricas, donde se hacina el 70% de la pobreza estructural de la capital, lo cual, a su vez, multiplicará por sí misma la razón de contagios, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, dio el enésimo giro en su discurso, para endosarle la responsabilidad al descuido de la población:

“Tenemos que decir que medidas tan estrictas como las que se han ordenado, no están siendo respetadas”; dijo en la ritual vocería del día 3 de mayo. (1)

Más inquietante y opaco, es lo que dijo a continuación:

«Perdón que lo diga con tanta claridad, pero vamos a acentuar el rol de la autoridad sanitaria que la ley nos confiere, nos obliga a tener, y es vigilar, sancionar, cerrar, pasar las multas, en un volumen que no lo hemos hecho hasta ahora”.

Aprovechamiento político

En otras palabras, apenas la pandemia se dispara -como no podía no ocurrir- el gobierno se despoja del discurso oportunista y distractivo de control de la pandemia, la nueva normalidad y el retorno seguro, para iniciar el paso a la fase de control manu militari, al amparo de una nebulosa autorización constitucional.

No es menor, al efecto de análisis de discurso, la prosopopeya militarizante:

“Si no damos en serio, con toda la energía, la batalla de Santiago, la guerra contra el Covid se va a perder».

En una ambientación política cuidadosamente diseñada, el día después fue el ministro de Defensa, Alberto Espina, el encargado de enhebrar la siguiente puntada: la «alianza estratégica» entre municipios con el Ejército, para encarar las infracciones sanitarias:

«Acordamos una alianza estratégica con los alcaldes, quienes tendrán un enlace directo con la jefatura de la Defensa Nacional de la RM. De tal manera que cuando un alcalde tenga información valiosa o importante, de que se están extendiendo las infracciones a la disposición de la autoridad sanitaria, se le comunique de inmediato a la guarnición de Santiago”. (2)

En la escena, atrás a la derecha, aparecía el ubicuo delfín del régimen, el incombustible alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, y detrás del ministro, el jefe de Defensa Nacional de la Región Metropolitana, general Carlos Ricotti.

La «invitación» había sido gestionada el domingo 3 de mayo por Lavín, e incluyó a otros cuatro alcaldes de derecha; de suerte que compartieron pantalla tres alcaldes de la UDI -Lavín, el alcalde de Estación Central, Rodrigo Delgado, y Nora Cuevas, alcaldesa de San Bernardo- y dos de Renovación Nacional: Felipe Alessandri, alcalde de Santiago, y el de Padre Hurtado, José Miguel Arellano. Pluralismo admirable.

Si eso no es grosero aprovechamiento político, entonces qué será.

En ambas ocasiones resalta como factor común el traspaso de la responsabilidad a la indisciplina de la gente. El discurso de los dos ministros invocó la fiesta nocturna clandestina con 400 personas, en Maipú; las casi 8 mil personas que no han respetado vagos y cambiantes cordones sanitarios, y los 800 detenidos por infringir el toque de queda.

Días después, Espina reapareció en escena, para ufanarse del despliegue de las FF.AA. en las calles:

“Estamos con toda la carne en la parrilla, las fuerzas armadas y las policías, colaborando frente a este tremendo desafío que consiste en enfrentar el coronavirus y obviamente mantener el orden público y la seguridad ciudadana”. (3)

Las tres ramas de la Defensa han desplegado a 32.599 uniformados, entre personal del Ejército (19.708), Armada (9.057) y la Fach (3.834).

«A ellos, se suman otros 14 mil efectivos de las FF.AA., carabineros e investigaciones en labores distintas de patrullaje y cuyo propósito es resguardar a nuestros compatriotas de la contaminación del coronavirus y las materias de orden público y seguridad”, explicó Espina.

«Las FF.AA. han incrementado en más de 1/3 la cantidad de personal que estaba realizando labores de patrullaje. Y han recurrido a nuestras fuerzas de élite, Boinas Negras, para ir en apoyo de los chilenos frente al coronavirus”, concluyó.

El cuadro se completa con las ambiguas declaraciones de Piñera, el pasado 30 de abril, respecto al plebiscito del 25 de octubre:

«Tenemos que estar atentos a cómo evoluciona la pandemia del coronavirus y como evoluciona la pandemia de la crisis social”. (4)

Política fallida

En suma, fuera las caretas.

No bien comparece lo tan largamente anticipado, el gobierno, como tenía presupuestado desde el principio, se auto inviste del poder total.

Su estrategia se limita a sostener el control férreo en la fase más aguda de la crisis santitaria, y a pretexto de ella, dirigir ese control al salvataje de la oligarquía; completar el modelo neoliberal en las relaciones laborales; maniatar la protesta social, y esperar el embate de la doble ola de la crisis sanitaria y la crisis económico atrincherado bajo la activación de todo el poder coercitivo del Estado.

Por el método del contraste, queda en evidencia la pequeñez de las tácticas de distracción, consistentes, primero, en una pretendida eficiencia técnica que habría permitido aplanar la curva, tema latamente debatido en los matinales de la televisión abierta; luego, en el extravagante sofisma de una «nueva normalidad» antes de la eclosión de la pandemia, lo cual presenta tanta consistencia lógica como pueden tenerla un día nocturno, un desierto densamente poblado, o un enano de gran tamaño; y para remate, un no menos peculiar e ilusorio ‘retorno seguro’ a la actividad laboral y educativa, sustentado, como es cada vez más evidente, en la manipulación estadística, especialidad en la que Mañalich se mueve con singular soltura.

El principal problema de ese errático comportamiento no radica, como pudiera pensarse, prima facie, en el costo en descrédito de nuevas políticas fallidas del gobierno -es solo el segundo- sino en lo que dejó de hacer durante los dos meses en que se dedicó a cultivar la pantomima.

El tiempo que se perdió en cuarentenas dinámicas; permeables aduanas y cordones sanitarios; testeos insuficientes y manipulación estadística, es irrecuperable.

Ampliar hoy el rigor del aislamiento con visible presencia militar, elevar el número de testeos e incluir en ellos los asintomáticos -como prescribe el protocolo de la OMS- cuando la pendiente ascendente de la pandemia ya está desatada, resulta, parafraseando a Churchill, demasiado poco, demasiado tarde.

La política del gobierno de Piñera carece de sentido estratégico distinto a la inmunización de manada, consistente como se sabe, en la exposición de la población al contagio, de manera gradual, de manera de evitar el colapso del sistema de salud, hasta conseguir la inmunidad natural de la misma.

El equipo político del gobierno está convencido de que la cuarentena total es un revulsivo peor que la enfermedad, pues, en ese criterio, interrumpe el funcionamiento de la economía, y en el mediano plazo, genera en la población estrés, sufrimiento e incluso muertes.

Es la misma política que siguieron, con dos meses de anticipación, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra e Italia, hoy en el dudoso podio de los cinco países con mayor número de contagios y tasa de letalidad.

Luego, el gobierno de Piñera tuvo evidencia sobre el fracaso de esa política con suficiente antelación.

La explicación de por qué no hizo nada para cambiar el rumbo, reside en que, a imagen y semejanza de los gobiernos de Johnson, Trump y Bolsonaro; no le importan los muertos ni el sufrimiento social; su prioridad es proteger a la plutocracia, mantener a todo trance la actividad productiva y defender, con todas las armas de lucha, el modelo neoliberal.

Las medidas para combatir los efectos de un imprevisto, como una pandemia, no se adoptan por razones humanitarias sino, fundamentalmente políticas.

El objetivo de ellas, en un gobierno empresarial, con el particular sello de Piñera, apunta a fortalecer el actual patrón de acumulación; asegurar ventajas y beneficios de los sectores hegemónicos, principalmente bancarios y financieros, y aprovechándose de la pandemia, remover obstáculos que obturen la acumulación estratégica, tales como aumentar las capacidades coactivas del Estado, o reducir los derechos del trabajo y la regulación laboral.

El gobierno se opone firmemente a cualquier iniciativa que irrogue gasto público.

Rehusa utilizar el ahorro nacional en fondos soberanos o endeudarse, a contramano de lo que exige la tragedia de las familias chilenas, porque hacerlo obligaría, al término de la pandemia, a financiar el déficit con impuestos al capital y las mayores fortunas del país; a lo cual no está dispuesto.

Lo que no puede hacer es decir que no quiere hacerlo.

Ese contexto le deja un estrecho margen de movimiento; y de ahí la necesidad de simularlo, por medio de la caja de resonancia del sistema mediático.

Entonces, la manía exitista del gobierno: «somos los que más muestras tomamos en América Latina»; o «tenemos una tasa de letalidad entre las más bajas de los países de la OCDE», o «compramos ventiladores en enero, anticipándonos a los demás».

Cuestión distinta es que la estrategia el gobierno, esencialmente de clase, tenga el éxito pavimentado, en un escenario inestable y tornadizo, como pocas veces se ha dado en la historia del país.

Volveremos sobre esto.

¿Errático o equívoco?

El segundo problema de este gobierno, que en un país normal sería de lejos el primero, radica en su escasa o nula credibilidad, ganada a pulso, casi a diario, desde el mismo día en que a Piñera se le ocurrió incursionar en política.

Qué credibilidad puede impetrar un gobierno, que durante dos meses ha incitado a la gente a salir a la calle, con la relativización del aislamiento social; con las cuarentenas flexibles, la nueva normalidad y el retorno seguro; al punto que el 21 de abril las dos principales autoridades de la salud, invitaban a compartir un café, una cerveza o una empanada con los amigos (5); y luego, a la primera de cambios, tiene el descaro de responsabilizar a la gente por haberle hecho caso.

Qué confianza se puede tener en un gobierno que invoca la unidad nacional, luego de haber perpetrado el atentado más artero a los derechos del trabajo en la historia del país, mediante una ley improvisada y chapucera, aprobada por una «oposición» impresentable, que ha amparado abusos incalificables; y utilizar nuevamente el ingreso del trabajo como variable de ajuste.

Cómo se puede conciliar el hecho de que el gobierno se opone al aumento del bono de emergencia, actualmente, en $64 mil por persona, para millones de trabajadores formales e informales que quedaron abruptamente sin recursos, y recorta el presupuesto de Bomberos, pero invierte $ 10.700 millones, unos US$ 12,9 millones, en el equipamiento de las Fuerzas Especiales de Carabineros, con vehículos, armamento y tecnología de última generación. (6)

Qué crédito puede merecer un gobierno que durante más de dos meses ha manipulado groseramente las estadísticas para simular eficiencia.

Cómo se le puede creer a un gobierno que se ufana de una baja letalidad del Covid-19 en Chile, antes de la saturación del sistema de salud, punto a partir de cual se dispara la tasa de decesos; situación que, en todo caso, está a pocos días de suceder.

Hasta el 29 de abril, no incorporó los contagiados asintomáticos, a pesar de que son los más peligrosos, puesto que difunden el virus sin saberlo, ni ellos, ni el sistema; sin otro fin visible que maquillar las cifras.

Y cuando lo hizo, la curva de contagiados se disparó en vertical.

Tuvo el mal gusto de incorporar a los muertos en la estadística de recuperados, pues, en palabras de Mañalich, no siguen contagiando ni generan demanda al sistema.

El periodista argentino, Pablo Duggan, desnuda el exitismo del gobierno, en el programa #El Diario, del Canal 5 Noticias:

Errores no forzados

Todo, en su manejo, ha sido elusivo, contradictorio y fugaz.

En un momento, indistintamente Piñera y Mañalich se ufanaron de haber importado más de un millón de kits de test PCR. Pero, cuando estos faltaron, se ocultó cuidadosamente que no sirvieron, puesto que el dispositivo físico, la tórula rígida, no permitía introducirla por la nariz hasta la garganta, y el medio de transporte, la solución líquida que recoge la muestra, era insuficiente, todo lo cual implicaba alto riesgo de falsos negativos.

Por esos días, Mañalich se jactaba de siete mil test PCR diarios, en circunstancias que las cifras reales se aproximaban a los dos mil; distorsión estadística que denunciaron el Colegio Médico, Espacio Público y la Sociedad Chilena de Infectología. (7)

Y qué decir del sainete de los ventiladores mecánicos.

Todo comenzó con la jactancia de Piñera, de que el gobierno, anticipándose a todos, había importado 1.871 ventiladores desde enero.

A poco andar, se supo que las primeras compras habían ocurrido realmente a partir del 13 de marzo, y que cinco de seis proveedores declinaron la entrega por incapacidad productiva.

Acto seguido, vino el circo de los ventiladores chinos.

Primero, Mañalich anunció la donación de mil ventiladores de ese gobierno, que luego bajaron a 500 y finalmente, desmentido del embajador chino mediante, terminaron en 117, donados no por China, sino por la Confederación de la Producción y el Comercio, CPC.

Lo real y comprobable es bastante más módico: en las últimas dos semanas han llegado 72 equipos adquiridos por el Minsal, los 117 donados por la CPC, y otros 82, importados por el ministerio desde Holanda, todos los cuales tuvieron el dudoso honor de ser recibidos en persona por Piñera, o por Mañalich, o por ambos; quienes se han han atenido rigurosamente el ritual de acudir al aeropuerto, declarar que esos nuevos ventiladores se van incorporar al sistema integrado de salud porque tuvieron la sagacidad de comprarlos anticipadamente, y asegurar que seguirán llegando ventiladores.

El 25 de abril llegaron los ventiladores importados por el Ministerio de Salud.

«Recibimos 72 nuevos ventiladores mecánicos lo q suma + de 620 disponibles para destinarlos donde se necesiten. #PlanRetornoSeguro busca compatibilizar la protección de salud y vida de todos con protección de empleos, ingresos y calidad vida de familias y sobrevivencia de Mipymes», difundió en su twitter.

Naturalmente, omitió que esos equipos, no invasivos, solo tienen capacidad para cuidados intermedios; debido a que que los funcionarios del ministerio de Salud que gestionaron la operación no eran médicos, sino ingenieros comerciales.

La escena se repitió el 1 de mayo, cuando Piñera recibió los 117 equipos donados por la Confederación de la Producción y el Comercio, la máxima organización empresarial del país.

Se trata de un equipamiento muy heterogéneo, proveniente de China, y por tanto, nunca utilizado antes en el país, lo cual ha obligado un período de certificación y aprendizaje, antes de entrar en régimen.

El 9 de mayo, llegaron 82 equipos Phillips, provenientes de Holanda, oportunidad en que Mañalich insistió en que el sistema llegará a tener 1.751 ventiladores disponibles.

Cuesta encontrar motivo a la obsesión con el número de ventiladores, como no sea pirotecnia comunicacional para simular eficiencia, lo cual queda de manifiesto con esta oscura admonición, que registra los primeros despuntes del giro del discurso del gobierno hacia el cambio de fase:

«Pido tranquilidad, los días que vienen serán muy duros. Detrás de cada una de estas cajas hay una esperanza de vida». (8)

Maniobra efectista pero equívoca, toda vez que, al igual que otras de la misma laya, transmite una infundada sensación de triunfalismo, que opera en dirección a la trivialización del rigor del aislamiento, lo cual, a su vez, entrará en colisión con el cambio de discurso en la nueva fase, hacia la naturalización de la tragedia.

Inútil, además.

En efecto Mañalich -como todo epidemiólogo e intensivista- sabe que sobre cincuenta mil contagiados, lo que al actual ritmo ocurrirá antes de fines de mayo, cualquiera sea el número de ventiladores disponibles, dentro del rango de posibilidades que el ministro ha definido, la saturación del sistema es inevitable; sin perjuicio de que el problema real no radica en el número de ventiladores, sino en el contingente de salud capacitado para la intubación invasiva.

Ese es el momento escogido por el gobierno para endurecer el aislamiento y desplegar las tropas, más con fin de control social que sanitario, en lugar de haberlo hecho al principio, cuando tenía el sentido de impedir el contagio.

Sin embargo, el discurso de la rigurosidad del aislamiento social, con el respaldo de 50 mil soldados en la calle, contrasta violentamente con la estulticia de haber enviado a más de 600 ciudadanos bolivianos a Iquique, más de veinte de ellos contagiados, en los mismos buses, lo cual generó un foco de más de cien contagios en una semana; con la irresponsabilidad criminal de mantener a cerca de 900 presos políticos de la revuelta social en prisión preventiva, en condiciones de peligroso hacinamiento, en abierta violación de su derecho a la presunción de inocencia, y con la aglomeración en las sucursales de la AFC, de miles de personas que acudieron a cobrar la primera cuota de su seguro de cesantía.

Los portavoces de gobierno se escandalizaron con una fiesta clandestina en Maipú, que reunió unas cuatrocientas personas; sin parar mientes en que, días antes, aplaudieron la reapertura de un centro comercial en Las Condes, donde había más de seiscientas.

El ministro Mañalich, la subsecretaria, Paula Daza, y el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, se jactan a diario, en cadena nacional, de lo regio estupendo que lo están haciendo.

Pero, en lugar de «aplanar la curva», les estallan problemas imprevistos, que no tienen modo de controlar, y que exponen la precariedad de fundamentos de la arrogante república neoliberal.

En efecto, cuando la pandemia se entrevera con la geografía social, comprueban estupefactos la imposibilidad de cuarentena efectiva en abigarradas y hacinadas barriadas, lejos de la mano de dios y libradas a su suerte, donde el hambre es el primer problema de millones de personas; seguido de la desesperación; por más que desde el punto de vista estrictamente sanitario, es la única estrategia posible, mientras no aparezca la vacuna.

Al final del día, el gobierno terminó comprendiéndolo tardíamente, cuando la dimensión preventiva había sido irremediablemente dilapidada.

En otras palabras, la paradoja del absurdo: si me lo dejan, me mata; si me lo quitan, me muero.

Es como asistir a una pesadilla, o una alucinante comedia de errores no forzados, salpicada con medidas extravagantes alternadas con sus respectivas contramedidas; ventajas en pelea corta; bribonadas surtidas; mentiras para cubrir lo anterior y palos de ciego por metodología; con una inminente tragedia de grandes proporciones como telón de fondo.

Pero está sucediendo.

Aquí y ahora.

El valle de la muerte

En este marco cuasi surrealista, a días del colapso del sistema, y a título de escopeta, el ministro de Salud alardeó que Chile tiene una de las tasas de letalidad más bajas entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.

En ese predicamento, dijo que el 13 de mayo, con 34.381 contagiados, y 347 fallecidos, Chile registró una tasa de letalidad cercana al 1,01%, entre Islandia, con 0,6% y Nueva Zelanda, con 1,3%.

Pasados de rosca, medios del sistema incluso afirmaron que las muertes por Covid-19 irían en disminución:

«Luego de alcanzar un peak de fallecidos entre el 25 y el 27 de abril, la curva registra una caída sostenida hasta este 7 de mayo». (9)

En su afán publicitario, Mañalich nuevamente incurre en un mensaje confuso, puesto que muchas personas pueden asumir que, siendo bajo ese número, no hay mucho de qué preocuparse.

Sin embargo, al mismo tiempo en que se acerca la hora de la verdad; la saturación de la capacidad del sistema integrado de salud, han aflorado fundadas sospechas de que la estadística de decesos también ha sido manipulada.

Por de pronto, las cifras no cuadran.

En Argentina hay 5.763 contagiados, y 300 muertos
En Japón 15.777 contagiados y 624 muertos.
En Suecia 25.921 contagiados y 3.220 muertos.
En Portugal 27.406 contagiados y 1.126 muertos.
En Ecuador 29.071 contagiados y 1.717 muertos.
En Suiza 30.215 contagiados y 1.830 muertos.

En Chile, con 39.542 contagiados al momento de redacción de estas líneas, hay 394 muertos.

Con la tasa de letalidad promedio estimada por la OMS, de 3%, el número de muertos debiera estar en el rango de los mil doscientos.

Independiente de que las situaciones entre los países no son comparables, la disparidad entre los términos de la ecuación en el caso de Chile, deja solo dos posibilidades: o el virus mutó a buena persona, o hay manipulación estadística.

Los antecedentes disponibles se inclinan hacia la segunda.

Es lo que opina el doctor Cristóbal Cuadrado, secretario de Salud Pública del Colegio Médico:

«El Ministro de Salud en cadena nacional comparando la tasa de letalidad cruda y no corregida por sub-reporte entre Chile y países OCDE. En alguien no entrenado en epidemiología uno podría catalogarlo de error. No es el caso. La mentira se transforma en estrategia».

Agregó:

«No es ninguna maravilla atribuible al Gobierno que «letalidad» en Chile sea baja (por ahora) y sabemos qué ira aumentando (tampoco atribuible al Gobierno). Quien pretenda llevar agua a su molino con estos datos, es ignorante o deshonesto intelectualmente».

En una columna periodística, los investigadores Rafael I. González, Gonzalo Bacigalupe, Cristian Farias y Vicente Sandoval, aportan un modelo de explicación.

«Para hacer ese cálculo la autoridad considera los contagiados y los fallecidos en un mismo momento. En el informe del 8 de mayo, por ejemplo, cuanto la tasa alcanzó 1,2 % el cálculo se hizo con 294 fallecidos y 25.972 casos, registrados ese día.

Pero como hemos mostrado, contagiados y fallecidos dan cuenta de momentos distintos de la enfermedad. Las personas muertas informadas por el MINSAL (8 de mayo) son, principalmente, personas que se habrían contagiado en torno al 27 marzo (a tres semanas del inicio de la pandemia, aproximadamente); los casos confirmados, en cambio, incluirían a personas que se habrían contagiado alrededor del 17 de Abril.

Esto quiere decir que la tasa de letalidad es un indicador impreciso pues relaciona dos variables que tienen unas tres semanas de desfase. Esas tres semanas podrían hacer gran diferencia en el cálculo de la tasa ya que en esos días ocurrieron, por ejemplo, aglomeraciones producto de los pagos de permiso de circulación y de la semana santa, lo que despertó la preocupación de la OMS». (10)

La ex ministra de Salud, y ex decana de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, Helia Molina, coincide en que hay una subestimación estadística en el número de muertes:

«Creo que existe un subregistro de muertes, ya que la letalidad, que es el porcentaje de muerte derivadas del COVID-19, no considera a las personas adultas mayores que han muerto en los hogares de ancianos, en su domicilio o postradas. No se hace el PCR. Mueren y se ponen causas de base como diabetes o infartos. En un hospital pueden llegar pacientes graves. Puede que en menos de 24 horas se mueran: son obesos o tienen alguna patología de base. Y el certificado de defunción dice que la causa fue uno de esos factores, porque el examen del COVID-19 se demora más de 24 horas en llegar a los hospitales, y muchas muertes no figuran en el sistema como COVID-19”. (11)

Otra avivada de Mañalich, al filo del reglamento.

En vísperas del vendaval

Dada la aceleración de los acontecimientos, esto último, siendo muy grave, fue desplazado de la atención pública, por la inminencia del cambio de fase, hacia la temida saturación de la capacidad de respuesta del sistema integrado de salud, colapso que, a esta altura, sucederá necesariamente en cuestión de días.

Un campanazo de los primeros despuntes lo dio este mensaje de la Federación de Asociaciones de Salud Pública:

«‼️Acaba de fallecer un paciente de 36 años en el Hospital San José por no contar el hospital con ventiladores mecánicos disponibles. Que el gobierno y el ministerio de salud expliquen donde están los ventiladores disponibles».

Esto dio lugar a un sorprendente panel televisivo en directo, altamente pedagógico acerca del discurso del gobierno, y su distancia con la realidad.

Inmediatamente antes, Mañalich y sus escoltas habían rendido la cuenta del número de test PCR, las cifras del día, la variación de las restricciones y la consabida disponibilidad de ventiladores.

Consultado sobre el deceso de ese paciente, el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, indicó que la información no era verídica, y que ningún paciente había muerto por falta de ventiladores.

“Hablé con el director del hospital, Luis Escobar, y él me informó que el paciente llegó en una situación grave. Se intentó reanimar, pero lamentablemente no fue posible y el paciente falleció, pero no fue por falta de ventiladores», dijo en la vocería del 11 de mayo.

“Como era de esperarse, tanto el director del hospital como el gobierno lo desmintieron. Ellos dicen que aquí tenemos cuatro ventiladores, y eso es cierto, pero lo que no dicen es que carecen de elementos para poder funcionar”, respondió la paramédica Gloria Pinto, en un despacho en vivo de un matinal de televisión.

“Esto es claro: no hay capacidad de ventiladores en el Hospital San José en estos momentos, tenemos la sala de reanimación con un paciente y eso la bloquea para usarla. No hay forma de hospitalizarlo, si llegara otro paciente necesitando una reanimación para sobrevivir, no podríamos darla”, continuó.

“Debemos comprar los implementos de seguridad, porque la autoridad no los otorga. Los vecinos y la gente que se atiende aquí nos están colaborando. Acá en el hospital los cupos están todos ocupados, los ventiladores lo mismo y esos que dicen que hay, no tenemos los recursos para ponerlos en funcionamiento”, remató.

El episodio concluyó con la funcionaria sumariada, y denostada en redes sociales por su identidad política, como si eso bastase para conjurar la catástrofe inminente, administrada por un gobierno de nula empatía con la ciudadanía, y todavía menor credibilidad.

Al día siguiente, una decena de pacientes contagiados, en tres ambulancias, esperaban más de doce horas ingreso en el hospital El Pino, de San Bernardo.

Análoga situación reportaron noticieros de televisión, el 13 de mayo, en los hospitales San José, Padre Hurtado, La Florida y Sótero del Río.

Saturación del sistema

Ese día, el gobierno anunció la cuarentena total en 38 comunas de la Región Metropolitana, lo que implica el 73% de la región y el 90% de la población, cuando el número de contagiados alcanzó el umbral del colapso del sistema; medida inevitable, que se adoptó con dos meses de retraso; cuando su naturaleza es reactiva, puramente de contención, y no preventiva, como se hizo en países que ya están fuera de la pandemia, con costos mucho más acotados; casos de Nueva Zelanda, Vietnam, Corea del sur, Eslovenia e Islandia, entre otros.

Esto tendrá influencia dentro de aproximadamente tres semanas, periodo durante el cual eclosionará lo que no se hizo en la última semana de abril, cuando cientos de miles de personas se agolpaban en las sucursales de la Administradora de Fondos de Cesantía, para cobrar menguantes ingresos financiados con su seguro de cesantía.

Más que suficiente para arrasar el dique defensivo del sistema integrado de salud, que ya está en un promedio de ocupación en torno al 90%, momento en que se registró un salto del 60% diario de contagios, durante tres días seguidos, lo que significa que el número de contagiados se está duplicando en menos de dos días.

El azote de la pandemia, anunciado con al menos dos meses de anticipación, golpeará con mayor fuerza a la población más vulnerable, distribuida en los confines periféricos de las ciudades más pobladas, y dará lugar a dramas estremecedores, como los que se han visto en España e Italia, en Europa, con sistemas de salud mucho más fornidos; o en Ecuador y Perú, en el vecindario.

Diversas voces académicas y especializadas lo anticipan, con pocos ambages.

“Esperábamos que ojalá las cifras no fueran en este camino pero creo que es más responsable que nuestro país se vaya preparando para un escenario muy hostil», planteó la presidenta del Colegio Médico, Iskia Siches. (12)

En opinión de Mauricio Canals, médico y académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, «vamos en camino al peak de casos, que se presentará a fines de mayo y comienzos de junio. De esos pacientes contagiados, lo que se calcula internacionalmente es que el 5% va a requerir una Unidades de Cuidado Intensivo». (13)

Un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile sobre el avance del coronavirus estima que el colapso del sistema de salud del país ocurrirá en las próximas dos semanas. La investigación proyecta un pico de contagios para finales de mayo o principios de junio; un pico de uso de camas UCI en la primera semana de junio, y un incremento importante de la mortalidad desde esos mismos días. (14)

Según el último reporte de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, el 87% de las camas UCI de la Región Metropolitana se encuentran ocupadas.

El doctor Juan Carlos Said, internista del Hospital Sótero del Río, explicó:

«El récord de casos nuevos se correlaciona con un peak de pacientes en ventilación mecánica; casi un 80% de los ventiladores mecánicos están ocupados. Ha habido un ascenso en el uso de camas críticas que aumentó en un 15% desde la última semana, un 10% de aumento en la ocupación de ventiladores mecánicos y la ocupación de camas críticas ya está en el 90% a nivel de Santiago, en la red pública y privada. Los números nos hablan de una tendencia muy negativa y desgraciadamente los efectos de las cuarentenas no van a ser inmediatos, siempre hay un desfase entre el diagnóstico y el que se hospitalice. Si sube otro 10%, la próxima semana vamos a estar al 100% en todo”. (15)

La ex ministra de Salud, Helia Molina, advirtió:

«Hoy está ocupado sobre el 90% de las camas UCI en Santiago. Eso significa que antes del 20 de mayo van a estar todas las UCI ocupadas y probablemente el sistema va a colapsar a más tardar en junio, porque ahí empieza el frío. No lo ha podido evitar ningún país del mundo; entonces, el número más alto de hospitalizados graves será entre junio y julio».

Agregó:

«No habrá suficientes camas críticas, no habrá suficientes equipos de salud para que las atiendan, porque el ventilador mecánico es importante; pero no basta para asegurar que las cosas van a ir bien. Hay que tener quien lo maneje; la mayoría de los médicos no sabemos cuidar camas críticas. Tarda tres años la formación de un especialista; no es una cosa que a uno le van a hacer un cursito y va a poder manejar respiradores, porque no es así». (16)

Viraje discursivo

En ese tórrido escenario, el gobierno sabe que no tiene otro recurso que el sempiterno comodín del giro discursivo, orquestado disciplinadamente por el sistema mediático.

El debut oficial, para efectos de registro, ocurrió el 14 de mayo, cuando por segundo día consecutivo el número de contagiados estuvo sobre los dos mil y la tasa de incremento, en mas del 60% diario, y lo utilizaron varias autoridades de gobierno.

Por lo visto, abarca diversas dimensiones en forma simultánea.

La primera, y la más obvia, es la naturalización de la tragedia: independiente de la acción humana, la pandemia iba a azotar igual, porque contra el destino, nadie puede.

Así, «no hay sistema de salud que pueda tolerar una demanda extrema”, dijo Mañalich. (17)

Novedoso, salvo que lo viene a descubrir dos meses después.

Entre un festival de frases tópicas y lugares comunes, será frecuente leer, ver o escuchar:

«El virus ha azotado con fuerza a todo el mundo, y Chile no podía ser la excepción»; «nadie pudo prever este nivel de desastre, ni menos, prepararse»; o «si no hubiéramos actuado como lo hicimos, estaríamos lamentando una tragedia mayor», y otros de parecido jaez.

En segundo lugar, la apelación a la unidad nacional ante la tragedia, categoría donde la crítica puede caber fácilmente dentro de la demonización de lo antipatriótico.

“Este el momento de la unidad y la colaboración, y no de la confrontación permanente, y sobre todo este es el momento de cuadrarse firmemente tras la autoridad sanitaria, eso es lo que el país necesita”, respondió el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, a críticas formuladas por la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches. (18)

Lo propio hizo la subsecretaria de Salud, Paula Daza, cuando le preguntaron si el discurso del gobierno había inducido una relajación del aislamiento:

«Ya habrá momento de hacer un análisis de las situaciones, errores y distintas dificultades, pero hoy la situación es tan compleja que me parece lo más importante es que nos unamos en contener la propagación. No quiero hacer una análisis de lo que se dijo; el momento es crítico en nuestro país y todos nosotros como autoridades, medios de comunicación y personas tenemos que preocuparnos de hacernos cargo de este virus».

El tercer objetivo visible de la nueva estrategia comunicacional del gobierno -tan obvio como el primero- apunta transferirle la responsabilidad última al comportamiento de la las personas; un recurso de extraordinaria elasticidad, y que rara vez falla, puesto que da tanto para un barrido como para un fregado, y encuentra explicación para todo.

Consultado sobre el aumento de casos en la capital, Mañalich consideró que podría deberse a una conducta «no deseable» de la población:

«Se produjo una liberación en términos de hacer fiestas en departamentos, clandestinas, que significaron un potencial de riesgo enorme, y eso me llevó a mí, antes de que empezaran los casos, a hacer una declaración de guerra en el sentido de que todo se jugaba en la batalla por Santiago, hasta que los números lo avalaron y llegamos a las acciones en que estamos hoy día».(19)

“Bastaba con decir lo importante que era el autocuidado para cuidar a los demás y lo relevante que era cumplir las medidas. Se hizo una gran campaña comunicacional en la materia y pensamos que tal vez no iba a ser tan necesario hacer medidas más estrictas, más duras”, dijo a su turno la ministra portavoz de gobierno, Karla Rubilar. (20)

En cuarto lugar, se advierte un esfuerzo por empatizar con la población, y generar un vínculo emocional.

Por de pronto, Mañalich no tuvo empacho en descender desde la arrogancia a la falsa modestia:

“No nos cansamos de insistir con humildad, en tono de súplica, que por favor la gente comprenda que lo que está en juego hoy es demasiado y que tenemos que lograr disminuir el numero de nuevos contagios todos los días”. (21)

La vocería del 14 de mayo dio lugar a momentos de humor negro.

«Decirle a la gente que confíe en lo que el Estado le dice como conducta correcta es muy difícil. Ese trasfondo de falta de confianza recíproca nos jugó una mala pasada en la lucha contra esta pandemia», sostuvo Mañalich, en un traspié que revela su desconfianza en la ciudadanía.

Agregó:

«Creo que no hemos logrado encontrar un mecanismo de diálogo con la ciudadanía, transparente y de buena fe».

Lo dice quien ha monopolizado el protagonismo, la estrategia, la palabra y la información.

Más detalles acerca de la nueva estrategia comunicacional del gobierno entrega un artículo de La Tercera:

«El gobierno estrenó un nuevo tono comunicacional, menos enfocado en resultados auspiciosos como fue hace unas semanas y que apunta a transmitir el peligro real que representa la rápida expansión del virus. Lo urgente ahora, cuentan en Palacio, es iniciar una amplia campaña comunicacional en la que se buscará ‘apelar a la responsabilidad’ de la población. Pero también enfrentar las críticas al manejo del gobierno de esta fase de la crisis. Y es que sigue penando que desde el Ejecutivo se acuñara el concepto ‘nueva normalidad’.

Ésta debería estar lista entre hoy y mañana, y consistirá en un despliegue en varios niveles, incluyendo piezas audiovisuales y contenidos en redes sociales.

La autoridad ha tomado todas las prevenciones necesarias, se ha asistido de especialistas, y ha mirado indicadores y la realidad sociodemográfica de cada comuna. Pero la actitud de muchos, de no respetar cuarentenas y pedir demasiados permisos, ha incidido en lo ocurrido». (22)

A eso se reduce el espacio de maniobra del gobierno para enfrentar la pandemia: campañas comunicacionales soportadas en el control de los medios de comunicación.

A eso se han rebajado los medios de comunicación: de agentes democráticos de control del poder, a marionetas de ese poder, para controlar la democracia.

Hay un ejemplo que ahorra litros de tinta y teras de bits y bytes:

Por los mismos días en que, desde el gobierno, se deslizan rumores sobre la postergación e incluso suspensión del plebiscito del 25 de octubre, los medios de comunicación, particularmente los canales de televisión, han desatado impúdicamente una carrera presidencial, donde compite un solo candidato, el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, al que sobreexponen mañana, tarde y noche; en los matinales, los noticieros y los programas de horario prime; tarea que complementan las consultoras dedicadas a las encuentas, curiosamente de ellos mismos, que posteriormente reflejan que Lavín es el político más conocido, el mejor evaluado y el con mayor intención de voto en las próximas elecciones presidenciales.

Una y otra vez, como prescriben el marketing político y el principio de la orquestación de la propaganda política, en cuanto a limitarse a un número reducido de ideas, pero repetidas incansablemente, desde diferentes perspectivas.

Así lo hicieron desde el 10 de marzo de 2014, el primer día del segundo mandato de la Presidenta Michelle Bachelet, con Sebastián Piñera.

Embriagados con el poder total que les garantiza la pandemia, el gobierno y la derecha simulan ignorar que hay una revuelta social pendiente, por motivos estructurales, que ha demostrado extraordinaria resiliencia a la represión, y que se propone retomar la iniciativa no bien remita la emergencia sanitaria.

Si es verdad que Chile despertó, la grotesca maniobra de meter a Lavín por la ventana, a presión, en el imaginario colectivo, con fines electorales, puede terminar en algo parecido a un salvavidas de plomo.

Los concurrentes a ese condumio comunicacional parecen advertir la debilidad del candidato, toda vez que se advierte un claro sesgo en las encuestas, hacia el alcalde de La Florida, Rodolfo Cárter.

De modo análogo, el shock de la opinión pública, en el abrupto tránsito del exitismo al horror, demuestra sin género de dudas, el peligro que para la democracia representa el monopolio de la información y la comunicación.

Por tanto, entre las tareas de primer orden del proceso constituyente debiera estar la liquidación de ese monopolio y la restauración de la garantía al libre ejercicio de las libertades de información, prensa y opinión; condición esencial para cualquier empeño de reconstrucción democrática.

En serio: si no hacemos, no lo lograremos.

Notas:

(1) “Nos preocupa enormemente la RM”: Mañalich dice que las medidas por coronavirus “no han sido respetadas” y habla de “la batalla de Santiago”; La Tercera; mayo 3, 2020; https://www.latercera.com/nacional/noticia/nos-preocupa-enormemente-la-rm-manalich-dice-que-las-medidas-por-coronavirus-no-han-sido-respetadas-y-habla-de-la-batalla-de-santiago/CP4LTOYVYNGWTLBGFC4XVARRXM/

(2) Espina y alcaldes de la RM acuerdan fijar un enlace directo con el jefe de la Defensa para mejorar fiscalización de cuarentenas y toques de queda; La Tercera; mayo 4, 2020; https://www.latercera.com/politica/noticia/espina-y-alcaldes-de-la-rm-acuerdan-fijar-un-enlace-directo-con-el-jefe-de-la-defensa-para-mejorar-fiscalizacion-de-cuarentenas-y-toques-de-queda/GRTHJAQA7JBTPDSFRNT3E4FWW4/

(3) Interior y Defensa anuncian que más de 14 mil efectivos policiales y de las FF.AA., incluidos Boinas Negras, se sumarán a labores de patrullaje durante cuarentenas en la RM; La Tercera, mayo 7, 2020; https://www.latercera.com/politica/noticia/interior-y-defensa-anuncian-que-mas-de-14-mil-efectivos-de-las-ffaa-y-las-policias-se-sumaran-a-labores-de-patrullaje-durante-cuarentenas-en-la-rm/RSB5IOTESBD4JC47ALFJCDLLKY/.

(4) Piñera y posible postergación de Plebiscito: Hay que observar evolución de Covid-19 y crisis social; Radio Bío Bío; abril 30, 2020; https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2020/04/30/pinera-y-posible-postergacion-de-plebiscito-hay-que-observar-evolucion-de-covid-19-y-crisis-social.shtml

(5) Mañalich defiende estrategia de “nueva normalidad”, sobre todo en localidades donde el encierro se produjo “durante dos semanas”; La Tercera, abril 21, 2020; https://www.latercera.com/nacional/noticia/tomarse-una-cerveza-comerse-una-empanada-manali

(6) “Plan Ubilla”: los más de $10.700 millones que gastó Carabineros en renovación de vehículos post estallido; Radio Universidad de Chile; mayo 11, 2020; https://radio.uchile.cl/2020/05/11/plan-ubilla-los-mas-de-10-700-millones-que-gasto-carabineros-en-renovacion-de-vehiculos-post-estallido/

(7) Triple Crisis Sanitaria, Económica y Social: Piñera se Juega al Todo o Nada; Red Digital; abril 16, 2020; https://reddigital.cl/2020/04/16/triple-crisis-sanitaria-economica-social-pinera-se-juega-al-nada/

(8) Mañalich recibe 82 ventiladores mecánicos para el sistema de salud: «Los días que vienen serán muy duros»; El Mostrador; mayo 9; 2020; https://www.elmostrador.cl/dia/2020/05/09/manalich-recibe-82-ventiladores-mecanicos-para-el-sistema-de-salud-los-dias-que-vienen-seran-muy-duros/

(9) Gobierno destaca baja tasa de letalidad de Covid-19: se sitúa entre países de OCDE con menos muertes; Radio Bío Bío; mayo 8, 2020; https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2020/05/08/gobierno-destaca-baja-tasa-de-letalidad-de-covid-19-se-situa-entre-paises-de-oecd-con-menos-muertes.shtml

(10) COVID-19 y la ilusión de que podemos frenar un tren de carga en pocos metros; Ciper; mayo 9, 2020; https://ciperchile.cl/2020/05/09/covid-19-y-la-ilusion-de-que-podemos-frenar-un-tren-de-carga-en-pocos-metros/.

(11) Helia Molina: “Creo que existe un subregistro de muertes”; El Desconcierto; marzo 14, 2020; https://www.eldesconcierto.cl/2020/05/14/helia-molina-creo-que-existe-un-subregistro-de-muertes/

(12) Izkia Siches, presidenta del Colmed: “Es más responsable que nuestro país se vaya preparando para un escenario muy hostil” por el avance del coronavirus; La Tercera; mayo12, 2020; https://www.latercera.com/nacional/noticia/izkia-siches-presidenta-del-colmed-es-mas-responsable-que-nuestro-pais-se-vaya-preparando-para-un-escenario-muy-hostil-por-el-avance-del-coronavirus/CKI45Z2QENAIDIV2EQEU7OEC3Y/

(13) Mauricio Canals: “Estimamos que se podría llegar a una saturación completa la próxima semana”; La Tercera; mayo 13, 2020; https://www.latercera.com/nacional/noticia/mauricio-canals-estimamos-que-se-podria-llegar-a-una-saturacion-completa-la-proxima-semana/RPIGZGGE5ZH6FPOW2DF2RLO3KY/

(14) Estudio de la U. de Chile proyecta colapso del sistema de salud chileno en 2 semanas; Radio Bío Bío; mayo 12,2020; https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2020/05/12/estudio-de-la-u-de-chile-proyecta-colapso-del-sistema-de-salud-chileno-en-2-semanas.shtml

(15) Salud inicia traslado de ventiladores del Biobío y La Araucanía hacia Santiago; La Tercera; mayo 10, 2020; https://www.latercera.com/nacional/noticia/salud-inicia-traslado-de-ventiladores-del-biobio-y-la-araucania-hacia-santiago/KRCZMRKHQNHZRH6G2PHECDV6XQ/

(16) Ex ministra Helia Molina: «El sistema de salud va a colapsar sí o sí, y antes de junio»; Radio Cooperativa; mayo 13, 2020; https://www.cooperativa.cl/noticias/sociedad/salud/coronavirus/ex-ministra-helia-molina-el-sistema-de-salud-va-a-colapsar-si-o-si-y/2020-05-13/201609.html

(17) Tras 10 días de casos críticos en alza, gobierno prevé una dura embestida de Covid-19; La Tercera; mayo13, 2020; https://www.latercera.com/nacional/noticia/tras-10-dias-de-casos-criticos-en-alza-gobierno-preve-una-dura-embestida-de-covid-19/XNZWGJIMMNHFFGNQDMOO6C2BZY/

(18) Blumel por dichos de Izkia Siches: Es el momento de la unidad, no de la confrontación permanente; Radio Bío Bío; mayo 14, 2020; https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2020/05/14/blumel-por-dichos-de-izkia-siches-es-el-momento-de-la-unidad-no-de-la-confrontacion-permanente.shtml

(19) Mañalich “intensamente preocupado”: ministro apunta a “falta de confianza recíproca” para explicar el complejo cuadro en la lucha contra el Covid-19; El Mostrador; mayo 14, 2020; https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2020/05/14/manalich-intensamente-preocupado-ministro-apunta-a-falta-de-confianza-reciproca-para-explicar-el-complejo-cuadro-en-la-lucha-contra-el-covid-19/

(20) Karla Rubilar y el mea culpa por uso del concepto ‘Nueva Normalidad’: “Quizás nosotros no tuvimos la fuerza ni la claridad para decir que este era un proceso”; El Mostrador; mayo 14, 2020; https://www.elmostrador.cl/noticias/multimedia/2020/05/14/karla-rubilar-y-el-mea-culpa-por-uso-del-concepto-nueva-normalidad-quizas-nosotros-no-tuvimos-la-fuerza-ni-la-claridad-para-decir-que-este-era-un-proceso/

(21) Una batalla cuesta arriba: El giro comunicacional de La Moneda al que empujó el peak de contagios; La Tercera; mayo 13, 2020; https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/una-batalla-cuesta-arriba-el-giro-comunicacional-de-la-moneda-al-que-empujo-el-peak-de-contagios/H4GKYKHVNBBVNLGJPJNW25V7HY/?utm_medium=mailterceraPM&utm_source=mail&user=80868d8352f5c1ca3622fbc819c8a4ec

(22) Ibídem.

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