El próximo 11 de diciembre la Universidad de las Artes de Cuba otorgará a las 6:00 p.m. en el Aula Magna del centro de altos estudios el título Doctor Honoris Causa al cineasta chileno Miguel Littin, autor de emblemáticos filmes como Actas de Marusia (premiada en 1976 con el Ariel de Oro a la Mejor Película), Acta general de Chile (Premio Fipresci en 1986 en el Festival de Cine de Venecia) o La última luna, que le valió en 2005 el galardón Colón de Plata al mejor director en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva y en 2006 el India Catalina de Oro en el Festival de Cine de Cartagena.
“Para mí el cine es un acto de pasión”, ha dicho Littin en conversaciones con la prensa. La entrega a esta pasión le ha valido nominaciones en el Festival Internacional de Cine de Cannes en la categoría mejor película por las cintas Actas de Marusia (1975) y El recurso del método (1978), y a los Premios Óscar de 1975 y 1982 en mejor película extranjera por Actas de Marusia y Alsino y el cóndor.
A partir de El Chacal de Nahueltoro, su primer largometraje de gran éxito de taquilla e impacto social, Salvador Allende le propone en 1971 la presidencia del Directorio de la Empresa del Estado Chile Films. Durante el gobierno de la Unidad Popular, junto a sus labores ejecutivas, que fomentan la creación de talleres y documentales que ofrecen oportunidades a nuevos cineastas, realizó el largometraje La tierra prometida, que sería terminada y estrenada en el exilio luego del golpe de estado de Pinochet, etapa que lo llevaría primero a México y posteriormente a España.
Sobre esta época dirá Littin: “Lo primero que había que organizar en el exilio era la vida. Al organizarse uno mismo y proponerse uno metas y objetivos, no fue tan difícil echar a andar la primera producción”.
Para acercarnos a este complejo periodo recordemos el volumen de Gabriel García Márquez Las aventuras de Miguel Littin clandestino en Chile, libro que relata cómo el cineasta se preparó para ingresar con una identidad falsa en su país y recoger material para un extenso documental, Acta General de Chile, de cuatro horas de duración, pensado para ser exhibido en televisión en cuatro episodios separados.
“Mi fe se basa en que soy un optimista sin remedio; siempre pienso que cada día va a ser mejor que el que pasó y pienso también que cada película va a ser mejor que la anterior”, señala Littin, quien no olvida cómo comenzaron sus primeros pasos en este arte: “Todo lo que yo sé me lo enseñaron entre Enrique Gajardo en la Escuela de Teatro (…) y el Burro Bellet (…) El cine no hay que saberlo, al cine hay que sentirlo”.
Por otro lado, a su regreso a Chile, Littin fue alcalde de Palmilla –pueblo donde se asentara su abuelo griego en su viaje a América– y reelecto para el periodo 1996-2000. Ha publicado las novelas El viajero de las 4 estaciones (1990), historia de su abuelo materno griego, y El bandido de los ojos transparentes (1999), así como los guiones de varias de sus películas.
El 37 Festival Internacional del Nuevo Cine de La Habana se torna espacio inmejorable para festejar al cineasta –comprometido con su tiempo, con las causas de América Latina–, para que la Universidad de las Artes, que apuesta por la formación de un artista implicado en innovar la realidad en la que se inserta, le conceda el título Doctor Honoris Causa.