Hay un rediseño geopolítico y estratégico de Estados Unidos para la América del Sur, con la ocupación territorial de contingentes militares y compañas financieras que responden a las principales potencias que integran la élite mundial, desde la instalación de bases en Ushuaia, la Patagonia, además de otra en la Triple Frontera, en la que confluyen con Argentina, los países de Paraguay y Brasil, siendo Chubut, al sur del país, un importante centro para las labores del personal estadounidense que dirige el sistema de espionaje satelital.
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Esto, aunado a la presencia que tienen en Tierra del Fuego -punto de avanzada de cara a la región antártica-, buscan generar un cerco para los planes de Washington y su aliados en toda la región.
Las estimaciones de las principales petroleras que ya usufructúan el suelo argentino indican que el potencial en la zona es de casi mil millones de barriles. Siendo las compañías inglesas las que buscan también operar en los yacimientos petrolíferos de nuestras Islas Malvinas, ocupadas militarmente por Gran Bretania.
No hay dudas que la victoria de Mauricio Macri abrió el aumento de inversiones, siendo los Estados Unidos los más beneficiados en sus incursiones por la región, ya que el saqueo será libre de restricciones que le garantizará el nuevo gobierno. Éste es posiblemente uno de los factores que llevan al gobierno norteamericano a entablar negociaciones para la implantación de una base militar en Ushuaia, en la Patagonia y más cerca de la Antártida, además de otra en la Triple Frontera, donde está parte del Acuífero Guaraní, el mayor manantial subterráneo de agua dulce del mundo.
Manantial transfronterizo, que abarca a Brasil (con 840.000 Km²), Paraguay (con 72.500 Km²), Uruguay (con 58.500 Km²) y Argentina (de 225.000 Km²).
Estas bases militares y de exploración aún no existen, pero ya están siendo negociadas con Macri, la vieja intención de los Estados Unidos empieza a plasmarse desde las “cuasi-bases”, módulos que pueden servir al proyecto de control regional que promueve el imperialismo en caso de emergencia.
En Paraguay empezaron con la construcción una gran pista de aeropuerto en Mariscal Estigarribia. Esa “cuasi-base” fue empezada en 1980, con la construcción de módulos para alojamiento de 16 mil soldados, y después ampliada con la pista del aeropuerto, radares y hangares. Luego frenaron en gran medida debido a presiones de Brasil y no estacionaron ningún contingente militar, aunque ya tenían la garantía de inmunidad a los soldados por parte del Senado de Paraguay desde 2005.
Algo de lo que sin dudas veremos promover desde Argentina, tan solícitos los funcionarios nativos a los requerimientos de Washington.
Desde el mes de mayo circula la noticia de que EE.UU. instalará bases militares en zonas estratégicas de Argentina: en el norte del país, en Triple Frontera, y otra, en Tierra del Fuego informan diversos medios de comunicación.
Los pobladores del sur de la Argentina se han movilizado durante las últimas semanas para repudiar la violación de su soberanía, hasta los analistas y expertos de seguridad han expresado su rechazo a tal medida, entre ellos integrantes de las FFAA.
La aceptación de la intervención en asuntos internos de potencias extranjeras no es nueva, 20 AÑOS ATRÁS, en marzo de 1996, Bush y el ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Nicholas Brady, se reunieron en la Casa Rosada con Menem y los gobernadores de Entre Ríos, Jorge Busti, de Santa Fe, Jorge Obeid, y de Corrientes, Antonio Romero Feris, para contarles que iban a invertir miles de millones de dólares en el Delta.
Recordemos que en la misma zona donde ensayan los marines, capitales norteamericanos avanzan por los territorios, las reservas de agua dulce, la energía y la forestación.
En el sur, sobre todo durante la última década, la élite mundial encabezada por el eje sionista-americano viene avanzando en la ocupación de la Patagonia, realizando incursiones y exploración del territorio, incursiones que han sido articuladas entre fuerzas militares israelíes (los reservistas de la entidad sionista que viven en Argentina participan de estas operaciones) y militares argentinos, tratando de meter desde sus fuerzas de ocupación la idea de la balcanización.
El antecedente inmediato a la instalación de las bases norteamericanas que hoy pacta con Washington el gobierno de Macri, lo tenemos en lo que fue la instalación del denominado Centro de Emergencia del Comando Sur de los Estados Unidos en Chaco, acuerdo firmado en 2006 cuando se aprobó el Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias, que dio la posibilidad a estados extranjeros para participar en el mismo.
A ojos vista, la intromisión de tropas estadounidenses no es algo nuevo, en Misiones los marines dicen custodiar lo que serían “antenas” de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU., aunque muchos afirman que estos infantes de marina están en la provincia “haciendo una especie de entrenamiento militar”.
Fue a fines del pasado mes de mayo cuando una delegación del Ministerio de Defensa viajó a EE.UU. para acordar varios puntos de “cooperación militar”, acordados con anterioridad entre el presidente argentino, Mauricio Macri, y el mandatario norteamericano, Barack Obama.
Allí se destaca la instalación de bases militares de EE.UU. en lugares estratégicos, por sus posibilidades tácticas y de influencia, no solo en la Argentina, sino también en otros países de la región.
Como decíamos, dos de ellas se ubicarían en la Triple Frontera de Argentina, Brasil y Paraguay; y otra en Ushuaia: esta última es la más polémica porque sus límites provinciales se extienden hasta la Antártida, la mayor reserva de agua dulce congelada del mundo.
Según lo anunciado por el gobierno nacional la ocupación de fuerzas militares de EEUU busca generar “una base logística para apoyar las tareas científicas en la Antártida”.
Es decir que, con la excusa de fines científicos, esas bases buscan ser instaladas en zonas donde los recursos naturales son estratégicos: agua, tierra fértil para la producción de alimentos, minerales, hidrocarburos, biodiversidad, bienes comunes que busca usufructuar la élite mundial encabezada por el eje sionista-americano.
Esta avanzada de EE.UU. y sus aliados, avalada por la oligarquía nativa hoy en el gobierno nacional, busca cerrar “el cerco sobre todos los recursos naturales que tenemos en nuestra América”, sumándose la Argentina a la intervención militar que la élite mundial ha venido sosteniendo en el continente, con bases ya instaladas en Centroamérica y el Caribe, así como las de Colombia, Perú, Chile, Paraguay, junto a la base militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en las islas Malvinas.
La llegada al gobierno de Mauricio Macri normalizó desde el primer día de su gestión la injerencia norteamericana en las políticas domésticas, siendo además uno de los principales impulsores de la intervención sionista-americana en la región, llamando abiertamente a acciones militares en países hermanos del continente, y generando en nuestra patria la liberación de restricciones que le permitan a la potencia del norte, y sus aliados de la élite internacional, la extracción de nuestros recursos, el saqueo de nuestros bienes comunes, como así también la injerencia en asuntos internos, actuando con fuerzas militares de ocupación en las políticas de seguridad, con la CIA norteamericana y el Mossad israelí en la preparación y participación planes de desestabilización regionales, que incluyen la represión selectiva y los mecanismo de control social, bajo el pretexto de una supuesta alianza de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
Frente a la implantación de bases militares en el territorio nacional debemos movilizar las conciencias, la nueva reconfiguración de América del Sur busca asegurar la recuperación de la iniciativa de EEUU junto a las principales potencias que se disputaban el control y el reparto de zonas de influencia en el ámbito mundial, con fuerzas impostadas desde un marco de legalidad garantizado por gobiernos leales, buscan recuperar su hegemonía en el continente estableciendo un cerco estratégico desde el cual se pretende “vigilar” las acciones soberanas y de autorrealización de los pueblos que se intenten plasmar en los países de la región.
Desde la Organización para la Liberación Argentina (OLA) hacemos un llamamiento para plasmar la resistencia a los planes del imperialismo y la oligarquía nativa en nuestra patria, por la importancia que adquiere diversificar y ampliar esta campaña, es que, además de las acciones directas que podamos realizar denunciando el humillante y vergonzoso papel del gobierno nacional, nos proponemos acompañar nacionalmente las presentaciones legales, movilizaciones, juntadas de firmas, ponencias, charlas debate y diversas actividades que se puedan ir impulsando.
Frente a esta nueva avanzada del imperialismo, con la élite global y su proyecto de apartheid pretendiendo hacer base en la Argentina para someter al continente, es que desde la OLA nos sumaremos a todas las acciones que se promuevan para frenar esta intervención extranjera en el territorio nacional.
(*) Secretario General de la Organización para la Liberación Argentina.
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Fuente: Alainet