por Alberto Pinzón Sánchez.
Así, como tres lanchas colombianas de combate con motores de gran potencia, artilladas con sus respectivas ametralladoras de 50 mm y con su munición correspondiente que estaban amarradas en la orilla de un puesto de control fronterizo en el río Meta, este 09 de mayo 2020, se soltaron sin que nadie sepa cómo y fueron arrastradas a la deriva por la azarosa corriente del río Orinoco hasta el lado venezolano sin que nadie pudiera dar respuesta oficial, así, se deslizan las noticias importantes en Colombia, devoradas por la noticia siguiente igual o peor de impactante sin que se pueda hacer un contexto.
Por ejemplo, en una inusitada entrevista concedida al periódico El Tiempo (10. 05.2020) el ministro de defensa de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, por aquello de que las derrotas son huérfanas mientras las victorias tienen muchos dueños, con toda la dureza de su cara, además de negar lo que todo el mundo esperaba; que el gobierno colombiano no tuvo “absolutamente nada que ver” con la derrotada operación Gedeón realizada por el imperialismo estadounidense y su cipayo el gobierno colombiano contra el Pueblo, el Estado y el gobierno venezolano, y cuyos objetivos, planificación, financiación, estructura, ejecución y sobre todo sus catastróficos resultados han sido debidamente disecados y plenamente presentados por el gobierno venezolano ante la opinión pública nacional e internacional, el ministro de defensa Holmes, reconoce ante la sagaz periodista que lo entrevista lo que por primera vez desde hace más desde 60 años la opinión publica colombiana (si es que existe) no había vuelto a ver: que el otrora monolítico ejército de Colombia, el que siempre estuvo arropado por la densa e impenetrable capa de la solidaridad contrainsurgente de cuerpo y la impunidad total, hoy se encuentra profundamente dividido.
Que la antigua riña de fracción de clase, habida entre el Ludópata Santos y el miniführer AUV por el presupuesto del Estado, los contratos, la rebatiña por los dineros públicos y, las responsabilidades reales por la cantidad de delitos de todo tipo como por las atrocidades de guerra cometidas durante sus gobiernos que ya se empiezan a instruir por la corte Penal Internacional, también los contagió, los contaminó y les llegó a su interior para acabar el proceso interno de putrefacción en el que estaban.
Ya no es una riña ideológica. No.
Es una riña (tipo hiena) entre roscas o camarillas, o mejor, entre mafias como lo estamos viendo, y, que ha llegado también al brazo desarmado del militarismo contrainsurgente, sumiéndolo en una de sus peores crisis; me refiero a la revista Semana.com.
Quien consulte el portal El Expediente.co, manejado por uno de los bandos enfrentados, al parecer el del miniführer AUV, podrá encontrar allí una denuncia con bastantes visos de credibilidad sobre la millonaria suma de 31 mil millones de pesos (lo escribo porque en ceros se iría toda la página) en contratos públicos de dicha revista con el ministerio de defensa y el ejército nacional.
Denuncia que no puede, ni debe correr la misma suerte azarosa de las lanchas de guerra del río Meta, es decir que encalle en las arenosas playas del río Orinoco en el lado venezolano porque allí si las recogerán.
Y, ¿cómo reacciona la revista Semana.com con sus benefactores?
He aquí la respuesta: https://prensabolivariana.org/2020/05/10/operacion-gedeon-desmenuzando-la-desinformacion-de-semana/
¿Qué quiere decir todo esto?
¡Sencillo!:
Que el Imperialismo estadounidense no se atrevió a ordenar la invasión programada contra Venezuela con la cual presidente Trump ya amenazó oficialmente desde su cuenta en Twitter, por la sencilla razón de que el ejército colombiano está dividido.
El imperialismo estadounidense que tiene como objetivo dividir por cualquier medio, primero al ejército venezolano y luego, la exitosa estrategia de la unión cívico militar, ahora debe hacer varias cuentas negativas:
La primera de ellas es que el “manzanar” de las manzanas podridas del ejército colombiano se encuentra dividido y en una profunda crisis interna que le ha quitado operatividad: por ejemplo, que las armas de alto poder y tecnología encontradas por una simple patrulla de policía de tráfico en la vía entre Barranquilla y Santamarta el 25 de marzo 2020 destinadas a reforzar la ulterior operación Gedeón en Venezuela, lo mismo que la “desamarrada” de las lanchas de guerra en el río Meta durante la operación Gedeón; no son producto del azar como nos quieren hacer creer, sino que tiene quien las ordene y las ejecute.
La segunda, que el ejército brasileño emproblemado con el asunto del fascista “Bolsonaro” no quiere ninguna distracción externa.
La tercera, contrario al gobierno Trump que demoró 48 horas en salir a dar una respuesta a lo Pilatos sobre la derrotada operación Gedeón, donde unos humildes pescadores venezolanos derrotaron un super comando de rambos mercenarios gringos, el contexto internacional inmediatamente salió a rechazar tal aventura guerrerista violatoria de la legalidad internacional China, Rusia, la ONU, etc y a solidarizarse con el Pueblo, el Estado, y el legítimo Gobierno actual en funciones de Venezuela, brindándole su respaldo incondicional y convirtiendo el contexto internacional en un verdadero obstáculo a tal aventura militar.
La cuarta es que las elecciones presidenciales en EEUU serán en noviembre, dentro de 6 meses, y falta todavía que corra un poco más de agua bajo los puentes, aunque también ya hay ruidos alarmantes: el manejo dado por la camarilla proteccionista y aislacionista del “América First” que gobierna en los EEUU, por ejemplo, durante la pandemia covid 19 en lo exterior no ha realizado ninguna obra de solidaridad sanitaria que merezca mención como lo han hecho en abundancia Cuba, China o Rusia.
Y en lo interior, se ha limitado a “dejar hacer y dejar pasar al virus” para que realice su acción maltusiana de dar muerte a los “débiles”: ancianos, enfermos desahuciados y pobres desechables y destechados que no tienen como defenderse, y según la falsa dicotomía entre economía y sociedad (como si no fueran los hombres saludables quienes producen las mercancías) ha priorizado la economía sobre la salubridad con los resultados aterradores que estamos viendo.
Por esta razón el conocido columnista venezolano Moisés Naím, muy de la cuerda pálida del presidente Trump en su columna en el diario El País. com, del pasado 03 de mayo, titulada “Memorando secreto al presidente Trump,” jugando con la absurdidad de lo falso que es verdadero o lo contrario, le escribe un memorando que no me resisto a no trascribir por completo, para el regocijo de ud, estimado lector:
….. Es un gran honor, señor presidente, que usted solicite mis consejos acerca de cómo garantizar su merecida reelección. Comparto su desilusión con los asesores electorales que no han logrado convertir su exitosa gestión en una abrumadora ventaja electoral. El único que sirve de esos asesores es su brillante yerno, Jared Kushner. Pero no hay que ignorar la realidad. Es inevitable que la pandemia y sus secuelas económicas acarreen fuertes costos electorales para usted. Para el día de las elecciones, en noviembre, habrá decenas de miles de empresas en bancarrota, millones de personas sin trabajo y muchos muertos debidos al covid-19.
Además, la gravedad de la situación será exagerada por los medios de comunicación. Siempre se han negado a reconocer su talento y el éxito de sus actuaciones. El más reciente ejemplo de esto fue la injusta manera como reportaron su sugerencia de ingerir o inyectarse desinfectantes caseros para enfrentar el virus.
A pesar de todo esto, estoy convencido de que su reelección es posible. Pero para que ello ocurra, usted tiene que estar dispuesto a todo.
Los más recientes sondeos electorales indican que Biden lo aventaja en todos los estados. Si las elecciones fuesen hoy, él, y no usted, sería el próximo presidente de EE. UU. Pero esa realidad no me amilana. Tenemos otras rutas para garantizar su permanencia en el poder.
Ser el presidente de EE. UU. y contar con la visibilidad y todos los recursos que ello conlleva es una de sus ventajas. Otra es el dinero. Usted ya ha recaudado 187 millones de dólares más de los que tiene Joe Biden. También contamos con más y mejor tecnología informática. En eso, además, contamos con la invaluable ayuda de su buen amigo Vlad, el ruso.
Pero debemos aceptar que, aun con estas ventajas, Biden puede llegar a noviembre con más apoyo de los votantes. De ser así, tendremos que recurrir a otra de sus potentes armas: el Poder Judicial.
Durante su presidencia usted ha logrado, en colaboración con el jefe del Senado, Mitch Mc Connell, que se nombren 158 jueces, incluyendo a dos magistrados de la Corte Suprema. Seguramente, muchos de ellos están muy agradecidos con usted.
El Poder Judicial como instrumento para determinar el resultado de una elección presidencial ya fue usado en el 2000. En la contienda por la presidencia entre George W. Bush y Al Gore, la Corte Suprema intervino en una disputa sobre el conteo de los votos en el estado de Florida.
La decisión de la Corte favoreció a Bush, llevándolo así a la Casa Blanca. Y es en este precedente, en este ejemplo, en el que baso mi optimismo con respecto a la posibilidad de que usted sea reelegido.
Permítame ser muy brutal en formular mi recomendación: si su reelección no la podemos ganar en las urnas, la ganaremos en los tribunales. Si no es a través de votos, deberá ser a través de demandas judiciales.
Debemos prepararnos para crear decenas de situaciones ambiguas y confusas en las votaciones, en el conteo de votos o en muchos otros aspectos de la mecánica electoral que pongan a los jueces a dirimir los conflictos creados por estas confusiones.
Además de prepararnos para desatar este ‘Blitzkrieg’ judicial contra las elecciones, debemos también trabajar para que quienes no voten por usted no voten. Es así de simple. Conocemos los distritos donde la mayoría de los votantes apoya a Biden, y allí podemos hacer que el proceso sea tan lento, las máquinas de votación tan defectuosas y las filas tan largas que las personas desistan de votar.
También debemos impedir a toda costa que en las áreas donde dominan los demócratas se pueda votar en ausencia, por correo o electrónicamente. Y podemos diseminar información que haga más confusa la localización de los lugares donde se vota.
Impedir que los exconvictos voten es también una táctica por considerar. Más del 7 por ciento de la población adulta de afroamericanos no pueden votar por haber estado en la cárcel. En la población blanca, la proporción es de 1,8 por ciento. La lista de posibles tácticas para suprimir el voto es larga y conocida, y ninguna es nueva. Las hemos usado todas. La diferencia es que ahora propongo que sean el pilar de nuestra estrategia electoral.
Y dejé para el final la más importante. La batalla no será para ganar los votos de nuestra base de seguidores. Esos los tenemos. La batalla es para que los escépticos, incrédulos, confundidos, desinformados o flojos no voten.
Hay que usar las redes sociales para sembrar desconfianza, dudas y críticas acerca de las elecciones y del sistema democrático. En esto también contamos con la invalorable ayuda del amigo Vlad, el ruso.
Quedo a su disposición para hacer lo que haga falta. Le reitero mi admiración y respeto….
Fuente: Agencia Bolivariana de Noticias