Malvinas Argentinas, una pequeña localidad de Córdoba, Argentina, está ganando la batalla que comenzó hace dos años para rechazar la construcción de la mayor planta de semillas de maíz transgénico de América Latina .No son más de 12 mil habitantes, pero cual David frente a Goliat, se movilizaron en una batalla ecológica sin precedentes al enfrentarse a Monsanto. la mayor productora de semillas genéticamente modificadas (o transgénicas) del mundo y una de las principales fabricantes de agroquímicos.
La Asamblea de Vecinos Malvinas Lucha por la Vida, organizada para detener el proyecto de la transnacional, hoy celebran que este detenido desde el año pasado. Igual siguen en alerta y no abandonan el campamento que tienen instalado a la entrada del predio en donde debería desarrollarse el proyecto
Uno de los dirigentes del movimiento social manifestó que han recibido ayuda internacional y respaldo de todos los lugares del país y han contado con el apoyo de activista de Francia, España, Colombia, Ecuador, Chile y Uruguay. Además documentalistas de Australia, Bélgica, China y Japón han filmado documentales.
Todo este despliegue hizo que la policía dejara de reprimir las manifestaciones que realizaban los pobladores del lugar. Y finalmente en enero de este año, la Justicia ordenó que se detenga la obra de Monsanto, acogiendo al amparo interpuesto por la Asamblea. El fallo exigió al municipio que paralice el proyecto hasta que se realice un estudio de impacto ambiental y se celebre una audiencia pública.
Aunque Monsanto presentó el estudio de impacto ambiental en enero, la Secretaría de Ambiente de Córdoba lo rechazó, en febrero, argumentando carencias técnicas. El estudio, por ejemplo, no aclaraba cómo se tratarían los desechos y el agua contaminada con agroquímicos. Pese a ello, Monsanto no ha desistido totalmente de su proyecto e informa que esta preparando un nuevo informe con la colaboración de «reconocidos expertos y con la mayor excelencia, para cumplir y superar los más altos estándares de calidad exigidos», la asambleístas de Malvinas Argentinas reclama que la intendencia organice un plebiscito sobre el futuro de la planta.
Una encuesta realizada en septiembre a pedido de la ONG internacional Avaaz, que fomenta el activismo global, mostró que nueve de cada diez vecinos exige una consulta popular.Y el 65% dijo que votaría en contra de la instalación de Monsanto.
Los habitantes de Malvinas afirman que los agrotóxicos utilizados durante la producción de semillas transgénicas contaminarán la zona.»Las semillas reciben un baño químico y durante el proceso de secado se desprenden partículas que son dañinas para la salud», explicó Gastón Mazzalay, uno de los voceros de la Asamblea. Agregó que «El pueblo está a solo 700 metros de la planta, y 310 días del año el viento sopla en esta dirección».
Monsanto niega que la planta contaminará al pueblo.»En sus instalaciones no se va a sembrar maíz ni se producirán agroquímicos, ni se contaminará el medioambiente… Cumplirá con las más exigentes normas requeridas por los gobiernos municipal, provincial y nacional», señaló en un comunicado.La multinacional agregó que la planta «es similar a una que la empresa tiene en la localidad de Rojas (Buenos Aires) y que opera desde hace más de 20 años, sin que se hayan registrado antecedentes de contaminación».
Según el investigador Pablo Ariel Pellegrini, autor del libro «Transgénicos: ciencia, agricultura y controversias en la Argentina», la nación sudamericana es la que mayor proporción de organismos genéticamente modificados, OGM, tiene en el mundo.