En la presente temporada, desde el 1 de julio del 2016, a la fecha se han registrado 3.255 incendios forestales en el país, los cuales han afectado 596.690 hectáreas, transformándose, por lejos, en la de mayor número de incendios y superficie afectada desde que existe estadística.
Monocultivo: El polvorín extendido a lo largo de Chile que crea un escenario propicio para Mega Incendios Forestales
La última semana se han declarado 75 focos de incendios forestales a lo largo de 6 regiones desde la Región Metropolitana, la Quinta, La Sexta (la más afectada con casi un 80% de zona afectada), la Séptima, Octava y Novena, de los cuales 38 estaban controlados y 36 se mantenían activos, lo que ha provocado, hasta ahora, más de 90.000 hectáreas afectadas según ha confirmado el Ministro del Interior Mario Fernández.
Según CONAF, esta oleada de incendios forestales es uno de las peores de los últimos 50 años, lo que ha llevado al gobierno ha decretar algunas de esas zonas como Estado de Catástrofe (excepción constitucional) y Estado de Emergencia.
Los factores
Si hay algo que se ha repetido de manera constante durante los últimos días, es que el inicio de un Incendio Forestal es -en casi un 99%- generado por la acción del “hombre” (de modo genérico). Tal afirmación tiene asidero, pues según la literatura en este campo, es muy poco probable que el incendio (forestal) se genere por la caída de un rayo -cosa factible- pero la probabilística y condicionantes climatológicas hacen que estos eventos sean raros y pocos frecuentes.
Entonces, la intervención humana, accidental o deliberada, es -generalmente- la causante de los incendios forestales y en esto hay consenso, lo que no se ha dicho, con la claridad suficiente, es que la acción humana no se limita solo a la acción del fuego (un cigarrillo mal apagado, fuego de pastizales -autorizados- pero con poca fiscalización, dejar envases de vidrios o espejos que provoquen el efecto lupa, o el incendio deliberado -acción piromaniaca- provocado).
A esto se suma el factor conocido como “30 – 30 – 30”, es decir que confluyan 30° de temperatura (hacia arriba), 30% de humedad (o menos) y 30 kilómetros por hora (hacia arriba) de vientos.
Según ha señalado el Fiscal regional de Rancagua, Emiliano Arias, en relación a la probable causa del incendio forestal -y uno de los más devastadores de los últimos días- en la localidad de Pumanque, este se habría iniciado, según señalan testigos que ya han declarado ante la Fiscalía en el marco de la investigación, debido a un cortocircuito en cables del tendido eléctrico que habrían generado chispas que habrían alcanzado un terreno forestal. Por ello la Fiscalía investiga la eventual responsabilidad de la empresa generadora de energía de la zona en el hecho y verificar si hubo o no mantención en la infraestructura de la misma, esto -según ha trascendido- para iniciar acciones legales contra la empresa si se comprueba su responsabilidad.
Sin embargo, hay un factor preponderante en los incendios forestales del cual poco o nada se habla en los medios tradicionales ni en las declaraciones hechas por las autoridades: El monocultivo.
Monocultivo, el polvorín del área forestal chilena
¿Qué es el Monocultivo?
Es la plantación en una amplia área de una sola especie arbórea de manera uniforme e industrial.
Fue durante la década del 70 que Chile cambió dramáticamente su política forestal. Y es que el 15 de octubre de 1974, en plena Dictadura Cívico – Militar, entró en vigencia el Decreto Forestal 701. La iniciativa de la Junta fue sellada entre el Ministerio de Agricultura y la CONAF, esta última -en ese entonces- encabezada por Julio Ponce Lerou (actual controlador de SQM). El objetivo, básicamente, era aumentar exponencialmente la masa forestal en el país para, de paso, abastecer y fortalecer a la industria forestal en Chile, de ese modo se otorgaban bonificaciones y subsidios además de exenciones tributarias.
Además -este decreto- estableció como obligatoriedad la reforestación de bosques explotado a lo que se agregó una claúsula -polémica- de inexpropiabilidad de predios. Si bien el Decreto en esencia supone subsidios a la pequeña, mediana y gran industria forestal, los hechos demuestran que las más beneficiadas por este DL 701 han sido 2 familias en Chile:
El grupo Matte, dueño de la CMPC conocida como “La Papelera” y el grupo Angelini. Ambos grupos, férreos opositores al gobierno de la UP -particularmente el grupo Matte- y activos defensores de lo que denominaban “gobierno militar”, al punto de haber prestado -comprobado en el caso de la CMPC- lógistica a los militares para detener y ejecutar a opositores del régimen.
Pino y Eucalipto
La industria forestal en Chile, promovida y amparada con toda la institucionalidad del Estado, potenció la reforestación de vastas zonas con dos especies muy beneficiosas para la industria, pero no para el ecosistema chileno: el Pinus radiata (Pino insigne) especie introducida desde California, EEUU, y el Eucaliptus (en sus distintas variedades y que fue introducida particularmente desde Australia).
Ambas especies crecen en muy poco tiempo lo que permite una rápida rentabilidad. Sin embargo sus inigualables condiciones productivas económicas, no lo son tanto en el ecosistema.
A estas especies también se han introducido, en menor media (en Chile) la Retamilla y el Aromo.
Estas especies han generado un claro daño al ecosistema en cuanto a erosión, sequías (consumen mucha agua) y han predominado en relación a las especies nativas (Quillay, bosque de Peumo, Boldo, robles, araucarias, etc), las que han sucumbido frente a estas especies más rentables para el negocio y depredadoras del entorno.
En Chile, cerca del 80% del área total de plantación es Pino Insigne (radiata), lo que convierte a Chile, junto con Nueva Zelanda, en los mayores productores de esta especie en el área forestal (papeleras, celulosa y derivados).
Sin embargo ese no ha sido el único problema, sino el alto grado combustible de las especies introducida lo que genera que un incendio forestal (en condiciones naturales podríamos decir), se convierta en un mega incendio forestal. Y es que el Pino Insigne es altamente inflamable (presenta resina con altas cantidades de trementina) y de paso aumenta considerablemente la aridez del suelo (erosión) secando las napas freáticas. Esto contrasta completamente con el bosque nativo que es higrófilo (acumula más agua) y por lo tanto, su transformación en plantaciones genera un cambio dramático en la inflamabilidad del paisaje.
Y es que se instaló, a punta de propaganda y malas políticas publicas, que un bosque es un territorio verde de arboles, sin importar de que especie sea. Claramente, un bosque es una biodiversidad de especies con un ecosistema vivo y en relación constante. Sin embargo el monocultivo (Pino o Eucaliptus), según los expertos, no son un bosque.
Hablamos de que un “Bosque de Pino o Eucalipto” tiene 1600 arboles (de la misma especie) en una sola hectárea, sin permitir la sobrevivencia de otras especies. Este es un paisaje cada vez más frecuente en el centro sur del país, “Bosques” de Pino o Eucaliptos que han sido insertados en el ecosistema solo con un fin económico comercial sin tomar en cuenta el costo medioambiental y social.
Fue la campaña “Bosques para Chile” la que legitimó ante la opinión pública la reforestación de amplias extensiones de territorios con estas especies, cabe decir que la Campaña pertenece a las grandes empresas forestales presentes en Chile y agrupadas en la CORMA.
Esta deformación institucional hizo que en las últimas décadas en Chile, tras un incendio forestal, se reforestaba la zona que había sido afectada con: Monocultivos. Este circulo vicioso fue amparado por la legislación vigente (Decreto Forestal 701), la presión de la industria forestal y la falta de fiscalización.
Sergio Donoso, Ingeniero forestal y presidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) señala con claridad que uno de los elementos facilitadores para la propagación de incendios es el exceso de plantación de árboles exóticos, como pino y eucaliptus:
“Son un elemento facilitador, cuando uno tiene una gran cantidad de combustible y es muy homogéneo, por supuesto que una vez que se inicia el incendio, el control de estos se vuelve mucho más complejo, costoso, difícil y adicionalmente este tipo de plantaciones de pino y eucaliptus, de especies de rápido crecimiento conllevan un alto consumo de agua, dadas las tasas de crecimiento que tienen estás especies. Por lo tanto, el nivel de sequedad y de falta de agua que se presenta en esos ambientes es mucho más intenso y por lo que facilita el proceso de propagación de estos incendios, en ese sentido claramente no son elementos que permitan mitigar, sino que en muchos casos facilitan la propagación”.
En el documental “Plantar Pobreza” (realizado por el Periódico Resumen) que investigó en profundidad el negocio forestal en Chile, se toca el tema de la causalidad de las especies (Pino y Eucalipto) que usa la Industria Forestal en el país y su rol como factor detonante en los mega incendios forestales, lo que a juicio de los brigadistas de CONAF, dificultan el control de los Incendios Forestales.
Y es que las plantaciones de Pino y el Eucalipto, en si mismo, no originan un incendio forestal, pero ciertamente su presencia genera las condiciones ideales para que un pequeño incendio forestal se convierta en un incontrolable mega incendio forestal.
Estudios sobre el efecto que generan las plantaciones de Pinus radiata y Eucalyptus globulus sobre el recurso agua existen, y su afectación al vital recurso hídrico es dramático, pero además, altamente peligroso.
Tras el mega incendio del 2014 en Valparaíso, que afectó dramáticamente a sectores poblados en la parte alta de los cerros de la ciudad porteña, un grupo de parlamentarios encabezados por el Senador Ricardo Lagos Weber presentaron un proyecto que planteaba cortar los Eucaliptus ubicados en la zona urbana consolidada de dicha comuna y el estero El Sauce; como así también prohíbe la plantación de nuevos ejemplares, debido a su rol, como factor predominante en la zona, de condicionante de biomasa inflamable, propicia para la generación de Incendios Forestales.
Las voces en contra del monocultivo no solo se han planteado en Chile. En España y Brasil, por ejemplo, el tema ha tomado gran relevancia, incluso en algunas regiones de dichos países se ha prohibido la plantación de especies como el Eucaliptus y el Pino radiata. Y el tema es de larga data, ya a fines de los 80, la FAO planteaba preocupación por especies como el Eucaliptus y su repercusión en los ecosistemas en donde había sido introducido, planteando un estudio -en ese tiempo- que se planteaba critico y que abrió el debate respecto al Monocultivo (ver informe).
Y es que cabe concluir, y precisar, que el Monocultivo en sí no es causal de un incendio forestal, pero si es condicionante de su generación (condiciones propicias) y descontrol, debido esto a su composición (altamente inflamable) que lo convierte en un verdadero polvorín a lo largo del territorio, y que genera la afectación al ecosistema (sotobosque), no permitiendo que este despliegue su defensa natural a través de su propia humedad y vegetación, dificultando el control de la propagación del fuego y la protección de las especies que en ella habitan.
Vea el documental Plantar Pobreza, realizado por el periódico Resumen:
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Fuente: Radio Villa Francia