Gabriela Mistral es una de las figuras por excelencia de la cultura chilena. Aparece en su billete de 5000 pesos y algunos la llaman “la maestra”, la divina”. Incluso “la santa”. Desgraciadamente, los mismos que han querido mostrar una imagen divinizada de ella, miran para otro lado cuando se habla de su verdadera biografía y su evidente relación con Doris Dana.
No quieren ver. Y se irritan ante la mera mención de su homosexualidad.
Sí. Gabriela Mistral era lesbiana. Y no es que este dato sea relevante considerando su incomparable obra. Es que durante décadas, a la poetisa de Chile se le ha negado el derecho a que su relación fuera reconocida, queriendo mostrarla como un rumor, como una amiga especial.
Gabriela Mistral tenía 59 años, y vivía en California. Doris Dana 28, residente en Nueva York. Dana fue quien la contactó por carta, con la excusa de una traducción, refiriéndose a ella con el tratamiento de “Mi querida maestra”. Desde entonces, y hasta el fallecimiento de Mistral, la relación, y la correspondencia, fueron imparables.
Doris, convertida en la albacea de la Premio Nobel de Literatura, guardó en su ático de Florida 168 cajas con poemas inéditos, manuscritos, fotos y otros documentos que su sobrina entregó al Estado chileno cuando esta murió en 2006, 49 años después de la pérdida de Mistral.
De ellas, 250 cartas de correspondencia entre las amantes son sacadas a la luz en el libro “Gabriela Mistral. Niña errante”, aun a sabiendas de lo que Gabriela opinaba sobre hacer pública una correspondencia intima. “Nací con la noción de que una carta es confidencia…yo, en quien se han vaciado muchas conciencias, no he publicado jamás una carta ajena. ” afirmaría irritada la escritora cuando una de sus cartas se hizo pública en vida.
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El documental Locas Mujeres, de María Elena Wood cuenta la relación entre la poetisa y su amada norteamericana. Basándose en 40.000 documentos personales de la escritora, narra los 10 años de correspondencia entre ambas, y de cómo, en esas más de 250 cartas, el amor y el deseo se hacen palabras. Cartas que también contienen celos, angustia, reflexiones, y súplicas. “¿Por qué tú, niña errante, te haces querer tanto? Es malo para quien te quiere y para ti resulta fastidioso“, le escribe a los 63 años Mistral. “Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, puedan abrazarte y besarte para mí” le escribiría Dana.
Por cada 20 cartas de Mistral, hay una respuesta de Dana, con evidentes problemas con el idioma. En sus cartas, Mistral le suplica que no se aleje, que no viaje tanto, que bastante dura es la distancia, como para enfrentar la ausencia. “Doris, es cosa muy seria el que se separen los seres. Eso está lleno de peligros, eso es un peligro constante. De tu lado, no del mío”.
La documentalista Elena Wood, autora del documental, explica que Mistral reunía todas las condiciones para ser discriminada: Mujer. Pobre. Huérfana de padre. De rasgos indígenas.
Y sin embargo, se convirtió en una de las mujeres más amadas de Chile. Su documental reveló lo que hasta entonces era un secreto a voces: Dana no era su asistente o secretaria, como se ha repetido hasta el cansancio en biografías de la autora como “Los sonetos de la muerte” y “Desolación”. Dana era su pareja. “La preferían loca que lesbiana” aseguraba Wood. Sin embargo, su documental no admite dudas; incluye una grabación de ambas diciendo que están juntas y se aman.
La Primera persona de América Latina en ganar el Premio Nobel vivió en un espacio-tiempo conservador y difícil. Sin embargo, en su obra, amante de la naturaleza, de los niños y de la paz, también hay pasión y erotismo entre mujeres. Gabriela nunca se escondió entre sus textos. No merece que otros textos la escondan después de su muerte.
Fuente: Mirales