Tres años después del dramático accidente en la mina San José, Chile vuelve a poner la vista en las condiciones en que trabajan los mineros del país. Asociaciones de trabajadores de la minería calificaron como «un jarro de agua fría» la decisión del fiscal de Atacama de cerrar la investigación por el derrumbe en Copiapó el 5 de agosto de 2010, que dejó a 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad durante 70 días.
Según el fiscal Héctor Mella Farías, no hay elementos inculpatorios suficientes contra los dueños de la minera San Esteban, Alejandro Bohn y Marcelo Kemeny.
La decisión es un reflejo de que «los índices de producción y el dinero siguen yendo por sobre la vida de las personas», se queja Manuel Ahumada, vicepresidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre.
«Se utilizó mucho el tema del accidente como un mecanismo publicitario para sacarle provecho político, pero en definitiva no hemos tenido ningún cambio estructural en seguridad minera» en los últimos tres años, le dice a BBC Mundo.
Una de las principales reivindicaciones de los mineros es que Chile implemente el convenio 176 de la Organización Internacional del Trabajo, como aseguró que haría el presidente Piñera durante una entrevista con la BBC hace tres años, después del accidente en Copiapó.
Según el Consejo Minero, que agrupa a las principales grandes mineras que operan en el país -como AngloAmerican, Barrick o Codelco- el número de accidentes en minería es menor que en otros sectores clave del país, como la construcción, los transportes o la industria manufacturera.
La tasa de muertes en el trabajo se redujo desde 2010, pasando de 0,12 (medido en fatalidades x10 millones entre horas trabajadas) en el año del derrumbe en la mina San José a 0,07 en 2013, de acuerdo a los datos de la organización (ver informe en pdf clic aquí).
Pero la realidad en algunas minas de pequeño tamaño es bien distinta, advierten los sindicatos.
Sólo en la provincia de Petorca, en la región de Valparaíso, se han producido una docena de accidentes mortales desde octubre de 2010.
En Cabildo, un punto negro para la minería por sus recientes accidentes, las organizaciones de trabajadores denunciaron que algunos mineros no tenían elementos mínimos de seguridad, como zapatos de trabajo.
Sueldos más altos… según para quien.
De manera paralela, la industria minera de Chile ha vivido un aumento de salarios sin precedentes, al menos sobre el papel.
Un informe de la empresa británica de recursos humanos Hays reveló que los chilenos tienen los sueldos más altos de la industria minera de toda América Latina.
El sueldo promedio para un trabajador -desde un operador a un alto ejecutivo- es de US$92.000 anuales, el sexto más alto de todo el mundo, según el informe.
Las grandes mineras aseguran además que los sueldos aumentaron más de un 50% en los últimos seis años.
Esto se explicaría por la falta de oferta de trabajadores cualificados, la alta demanda de mano de obra, el alto precio del cobre desde 2010 y las extremas condiciones laborales a las que se exponen los mineros, con largos turnos en zonas aisladas y lejos de sus familias.
Sin embargo, según Ahumada, estos datos, como los de siniestralidad, «no son un reflejo de la realidad».
«Es cierto que en el país hay un boom minero, como en otras partes del mundo, pero en Chile hay trabajadores de primera, segunda y tercera categoría», advierte.
«Los trabajadores de planta tienen algunas garantías como el derecho a huelga o negociación colectiva. Pero por otro lado están los mineros subcontratados, sin regular, pero con alta flexibilidad laboral, inestabilidad y sueldos precarios para la labor que desempeñan», asegura.
«Hay mineros que está cobrando unos 300.000 pesos (US$585 al mes) y que trabajan 12 horas seguidas al día durante siete días».
El gobierno chileno advirtió que el incremento en los sueldos debería estar ligado también a un aumento de la productividad, que según el Consejo Minero no dejó de bajar en los últimos años.
Desde 2006 se redujo en más de un 25% sólo en la minería de cobre, informó el Consejo a BBC Mundo, de 56,84 toneladas por trabajador se pasó a 42,06 en 2012.
A estas horas, en 2010, los mineros de San José en el desierto de Atacama aún trabajaban en unas instalaciones donde, según contaban, podían escuchar crujir las estructuras.
Chile, donde la minería aporta más de 14% del Producto Interior Bruto nacional, aún debate sobre cómo equilibrar salarios, condiciones laborales y productividad en la industria motor del país.
Fuente: BBC Mundo