El capítulo Milicogate del programa En la Mira, de Chilevisión, proyectado anoche, lo deja a uno clavado en el asiento, por varios motivos. En primer lugar, por el gran cúmulo de antecedentes nuevos que entrega. Luego, porque muchos de esos antecedentes son entregados por oficiales en actividad o en retiro, con identidad protegida. Pero en lo fundamental, porque demuestra que la corrupción en el Ejército con los recursos de la Ley Reservada del Cobre es una práctica sistémica y prolongada, dentro de la cual, el denominado Milicogate es apenas uno de los episodios, y tal vez no de los más cuantiosos o importantes. Si se lo perdió, lo puede ver acá, completo.
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Otra de las conclusiones de marca mayor es el lamentable papel de los sucesivos ministros de Defensa y el fracaso definitivo, tal vez deliberado, de todo lo que después se denomina, con pompa y circunstancia, mecanismos de control.
Como plantean en el mismo programa el sociólogo Alberto Mayol y el analista militar Eduardo Santos, esta corrupción generalizada en el Ejército puede entenderse a la luz del pacto implícito de semidemocracia que rige en Chile desde 1990: los militares se abstienen de intervenir directamente en política, a cambio de que en Poder Civil no intervenga en las potestades y fueros económicos del Poder Militar, lo cual explica, entre otras cosas, que a pesar de los años transcurridos, y de su absoluta falta de lógica y eficacia desde el punto de vista económico, aún esté en vigencia la perversa y muy oscura Ley Reservada del Cobre.
Acaso uno de los aspectos más irritantes sea la desvergüenza, el abuso y la cobardía de la oficialidad superior para encubrir sus trapacerías, escudándose en personal subalterno, al cual no trepidan en utilizar como chivo y dejar en la estacada, cada vez que se produce algún atisbo de verdad dentro de este inconmensurable hoyo negro.
Un implacable ejemplo de ello es el propio caso milicogate, que investiga la fiscal de la Fiscalía Militar, Paola Jofré.
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Tras dos años de supuesta «investigación» se ha limitado a mantener en prisión a los chivos expiatorios -coronel Clovis Montero, y los suboficiales Juan Carlos Cruz, Millaray Simunovic, Liliana Villagrán, Miguel Ángel Escobar y Claudio González- a quienes le aplica la antigua ley de que el hilo se corta por lo más delgado, con el fin de impedir que el esclarecimiento escale hacia las verdaderas responsabilidades, inscritas a fuego en los altos mandos.
Y cómo va a ser de otra forma, si entre otras revelaciones del programa, aparece que ésta es, o al menos fue, pareja del Fiscal Militar de la 2da. Fiscalía Militar de Santiago, Fernando Javier Fuente-Alba, hijo de ex Comandante en Jefe, e investigado en el mismo caso, general Juan Fuente-Alba Poblete.
Según los antecedentes proporcionados por los anónimos oficiales en el programa, es virtualmente imposible que al menos los últimos tres comandantes en Jefe del Ejército, Oscar Izurieta, Juan Miguel Fuente-Alba y Humberto Oviedo, al menos no estuvieran al tanto de esta máquina de irregularidades para desviar fondos de la Ley Reservada del Cobre.
El mismo Huberto Oviedo que no se ha puesto ni colorado en la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados, al aseverar que «los hechores del fraude vulneraron los sistemas de control vigentes aprovechándose de ocupar cargos claves en el sistema de control, gracias a su vasta experiencia en los cargos y a la confianza depositada por la institución en la honorabilidad de las personas»; acción evasiva en la que fue eficazmente por el ministro de Defensa, José Antonio Gómez, al sostener que «los criminales detectados al interior del Ejército ya han sido despedidos», sin perjuicio de la fórmula ritual de rigor, de que «se buscará a todos los que hayan participado de este fraude, sin importar el grado de los eventuales responsables».
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A la luz de los antecedentes entregados en el programa En La Mira, la actuación de la Comisión Investigadora de la Cámara, la «investigación» de la Fiscalía Militar, e incluso las indagatorias que llevan en forma paralela el ministro en Visita, Omar Astudillo, por falsificación de documentos militares, y la fiscal jefe de alta complejidad Centro Norte, Ximena Chong, por el delito de fraude al fisco, parecen débiles pantomimas, que ni siquiera se han acercado a la verdad, dado el muro hasta ahora infranqueable de mentiras y encubrimientos, que protege a los verdaderos responsables.
La verosimilitud y gravedad de los antecedentes entregados por el programa, deberían generar un verdadero terremoto en el país, aunque en rigor, dada la vigencia del pacto de la transición, tampoco debiera sorprender que no lo haya.
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Entonces, si es verdad de que, cansada de tanto escándalo, la ciudadanía ha adquirido un mayor nivel de consciencia, compromiso y protagonismo, es el minuto de que exijamos todos a una:
– ¡Fin a la Ley Reservada del Cobre!
– ¡El Cobre para Chile, Fuera la Minería Privada!