jueves, noviembre 21, 2024
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Malinche, la Traductora de Hernán Cortés: ¿Traidora o Sobreviviente?

por José Luis Beltrán.

La exigencia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al rey Felipe VI de España y el Papa Francisco, de ofrecer una disculpa por los agravios cometidos contra los indígenas durante la llamada Conquista, entre 1519 y 1521, abre la puerta para revisar el mito de la Malinche, la mujer indígena que fue la traductora de Hernán Cortés en la conquista de Tenochtitlán.

Aunque la solicitud fue denegada inmediatamente por el rey, a 500 años de la llegada de los españoles, México podría comenzar a hacer una revisión histórica de este personaje que ha sido tan poco valorado entre las dos naciones.

Sobre la Malinche se han escrito ensayos, libros, se han hecho documentales, una película animada y hasta se inventó un término, «malinchismo», que significa el rechazo de lo propio en pos de lo extranjero.

En un intento por entender la idiosincrasia del mexicano, el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz escribió:

«El símbolo de la entrega es la Malinche, la amante de Cortés. Y del mismo modo que el niño no perdona que su madre lo abandone para ir en busca de su padre, el pueblo mexicano no perdona su traición a la Malinche».

Sin embargo, quedan dos preguntas en el aire: ¿De dónde viene el menosprecio? ¿Cuándo se construyó el mito?

El mito de la traición

La académica Berenice Alcántara, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), nos remonta al siglo XIX, después del movimiento de Independencia, cuando comenzó a surgir la polémica por la Malinche.

«Se comenzó a contar una historia nacional en la que todo lo que era relacionado con lo español, de alguna manera, fue considerado como el enemigo, el invasor, el opresor», dice.

Alcántara cuenta que en una revisión de la historia, conveniente para esa época, se comenzó a gestar esa visión de la Malinche como una mujer traidora y servil por ayudar a Cortés y traicionar lo que se suponía que era una «patria indígena».

Sin embargo, según la académica, esa patria indígena no existía porque los pueblos en el siglo XVI estaban divididos en unidades políticas muy diferentes.

Los primeros años

Malintzin, Malinalli o Doña Marina, como la bautizaron los españoles después, nació en una familia noble en los primeros años del siglo XVI, en la región de Coatzacoalcos, en el sureste de México.

En aquellos años, los mexicas (conocidos como aztecas) merodeaban por la región, hostigaban y amenazaban con establecer su dominio por numerosos pueblos.

Para la familia de la Malinche, los aztecas muy probablemente representaban al enemigo.

Se sabe poco sobre los primeros años de vida de Malintzin, pero se estima que entre 8 y 12 años fue entregada a mercaderes aztecas (se desconoce si por sus propios padres), quienes la llevaron a Xicallando (Tabasco) y posteriormente la vendieron a mayas chontales.

«No tenemos idea cómo fue este proceso, pero cualquiera que haya sido, evidentemente fue una situación violenta, el haber sido desvinculada de su núcleo familiar, social y comerciada por mercaderes para realizar trabajos serviles en distintos lugares», cuenta Alcántara.

Una nueva vida

Camilla Townsend, autora de ‘Malintzin: Una mujer indígena en la conquista de México’, explica en entrevista con RT que la Malinche pudo haber estado cerca de 10 años de su vida con los mayas chontales, principalmente en labores domésticas y tejiendo.

En estos años, «lo más probable es que fuera usada sexualmente por primera vez», explica la historiadora de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey en la biografía.

Separada de su familia en los años en los que este núcleo representa todo, obligada a hacer quehaceres domésticos y muy posiblemente usada sexualmente.

Con estos tres eventos en la vida de la Malinche, en marzo de 1519 los españoles llegaron a Potonchan y libraron una feroz batalla con los habitantes en Centla, que terminó con la entrega a los forasteros de comida, joyas de oro y 20 doncellas, quienes fueron repartidas por Cortés entre la expedición.

¿Obedecer o destacar?

Ya en poder de Alonso Hernández Puertocarrero, un importante elemento de la expedición, doña Marina tenía dos opciones: obedecer o destacar entre la expedición.

Conforme los españoles avanzaban por el Golfo de México e intercambiaban algunos objetos con la población local, cada uno desconfiando del otro, Jerónimo de Aguilar, un español que fue náufrago en Yucatán, fracasó en traducir el náhuatl y provocó la molestia de Cortés.

Ahí fue cuando Malintzin decidió no quedarse callada y comenzó a traducir para los españoles, que buscaban desesperadamente dar con Moctezuma, el poderoso ‘rey’ azteca.

En esa primera interpretación para Cortés, el mito de la Malinche comenzó a gestarse.

La Malinche en la Conquista

En muy poco tiempo, la Malinche comenzó a ganarse el respeto de la expedición y no era para menos porque les ayudó a conseguir comida y regalos, a tejer alianzas con pueblos indígenas que veían a los aztecas como enemigos, a dominar territorios y a dictar las nuevas reglas a los conquistados.

También se convertiría en una de las amantes de Cortés.

«Mira, no es solo esta expedición, es la que viene, van a perder más, mejor hagan una alianza», dice Townsend al imaginar aquellas negociaciones en las que participó Malintzin.

Caída de Tenochtitlán

Con una importante resistencia y un asedio que duró meses, finalmente el 19 de agosto de 1521 los españoles pudieron conquistar Tenochtitlán, el bastión del Imperio Azteca.

Para la historiadora Alcántara, sin esta negociadora tan eficaz y con un gran manejo de la información, el proceso hubiera sido más complicado y hubiesen ocurrido mayores conflictos entre los españoles y los ejércitos de pueblos indígenas que comenzaban a aliarse con los foráneos.

Sin Malintzin, «Cortés probablemente hubiera sido más violento», sentencia Townsend.

El legado

Con la caída de Tenochtitlán, Malintzin fue a vivir a Coyoacán, una alcaldía en la actual Ciudad de México, y tuvo un hijo de Cortés, Martín Cortés.

Con la llegada de la esposa de Hernán Cortés a Coyoacán, el conquistador casó a Malintzin con Juan Jaramillo, con quien tendría una hija llamada María Jaramillo.

Más que una traidora, las especialistas consideran que la Malinche hizo lo que pudo bajo las circunstancias tan difíciles que enfrentó.

Como recuerda Townsend, ella también salvó a sus dos hijos, a quienes dio derechos legales.

Alcántara también destaca que fue «una mujer excepcional» porque bajo esas circunstancias consiguió un reconocimiento legal dentro del orden español.

A 500 años de la llegada de los españoles y en momentos en que el presidente López Obrador exige el perdón de España, la investigadora de la UNAM considera que debe «reinvindicarse la figura» de la Malinche y usarla para entender la complejidad de su posición como mujer indígena.

Fuente: RT

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