La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, pronunció un discurso desde el Palacio de Planalto en agradecimiento al apoyo masivo que ha recibido del pueblo brasileño ante el intento golpista y desestabilizador promovido por la derecha local.
Tras encuentro con intelectuales y crecientes olas de protestas, la mandataria agradeció el respaldo en intentos de golpe de estado en Brasil.
Durante su alocución destacó la importancia de vivir y participar en todos los procesos de la democracia del país, sin importar posición política. «Nos une un enlace muy fuerte, creemos en la democracia».
«No es sólo creer, sino que luchar por ella. Hace 52 años en un día como hoy, un golpe de estado marcó el comienzo de una etapa de nuestra historia marcada por la voluntad de la violación de los derechos humanos, los derechos individuales; lo que significó durante este período un largo período de lucha. Sufrimos las consecuencias de esta lucha; estamos sufriendo las consecuencias de esta lucha; Muchos de los manifestantes fueron detenidos, otros fueron torturados, otros se vieron obligados a abandonar nuestro país, otros fueron incluso asesinados». recordó la mandataria.
Denunció una vez más las pretensiones de la oposición por romper el orden democrático en el gigante suramerica y derrocar a su Gobierno.
«Me quieren derribar, sin validez legal y justificación comprobada, porque tienen otras propuestas para Brasil. Algunas de estas propuestas fueron derrotadas en las elecciones de 2014 en el momento adecuado en la democracia a este debate», manifestó la jefa de Estado.
Resaltó el intento desesperado de la derecha por hacerse con el poder: «Quieren actuar rápido porque saben que no tienen, dentro de la normalidad democrática, para imponer sus intereses y agenda». Advirtió que el proceso que se intenta llevar en su contra es un juicio político contra democracia.
«La defensa de la legalidad democrática nos une y es por lo que estamos añadiendo fuerzas. La democracia es un valor que todos sabemos que es esencial para preservar y defender y es por ella que se habla mucho y con todos los que están dispuestos a hacerlo», señaló Rousseff.
En contexto
El Congreso y la derecha de Brasil pusieron en marcha un plan para difamar al Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y desprestigiar los logros alcanzados en beneficio del pueblo, mediante intentos de enjuiciar a la jefa de Estado por el caso de corrupción en la estatal Petrobras.
Por ahora, el Congreso evalúa destituirla y en caso de que la acusación a Rousseff proceda, estiman separarla por 180 días de sus funciones mientras la investigan.
El exmandatario y actual ministro de la Casa Civil, Luiz Inácio Lula da Silva, también es investigado por el caso. El 4 de marzo fue detenido de manera arbitraria por unos 200 efectivos de la Policía Federal de Brasil que allanaron su casa.