Biodiversidad es sinónimo a la variedad de la vida, eso incluye los procesos ecológicos y evolutivos. Vale recordar además, que cuidar la vida es un imperativo ético. No se por cual extraña constelación, en los últimas semanas hemos estado llenos de talleres, reuniones y noticias que tienen que ver de una u otra forma con este término. ¡En buena hora! Entre éstas, destacan un taller para actualizar la “Estrategia Regional de Biodiversidad”, otro sobre manejo y conservación del huemul y puma en Aysén, un artículo sobre pumas en la revista National Geographic de diciembre, los reclamos de la AG Río Baker sobre este felino y la formación del nuevo Parque Nacional Yendegaia en Tierra del Fuego.
Eso mientras, además, me dedicaba a la apicultura con ayuda del proyecto Apinodo UACH-Corfo.
El que Chile tenga una Estrategia para la Biodiversidad es gracias a que nuestro país suscribió el “Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica”, ratificado por Ley de la República en septiembre de 1994. O sea, cuidar la vida y la biodiversidad en Chile, aparte de ser un imperativo ético, es una obligación legal. O sea también, el Estado de Chile tiene la obligación en hacer cumplir esta ley y velar por la biodiversidad en el territorio nacional. Sin embargo, como nos pasó en el taller respectivo, el tema da como para deprimirse y eso pasa principalmente por la falta de voluntad política.
Y también por desconocimiento o no ser prioridad en la agenda pública ciudadana. Es notable la debilidad y orfandad de los servicios públicos dedicados al tema y llama la atención como desde las organizaciones de la sociedad civil constantemente debemos recurrir a la denuncia, la propuesta y hasta conseguir y contribuir con donaciones. La verdad es que de poco sirven las estrategias, los sitios priorizados y las áreas silvestres protegidas si ni quienes son responsables de velar por ellos los defienden.
Así es como, por ejemplo, la parte alta del Pascua y el Valle Chacabuco, están declarados prioridad uno y el Baker prioridad dos para la conservación, pero las seremis del Medio Ambiente y de Agricultura no tuvieron empacho en votar a favor de la aprobación ambiental de HidroAysén.
¡Para que hablar de lo impresentable que resulta la represa que pretenden poner en un parque nacional y Reserva de la Biósfera!
Por cierto en esos lugares también hay huemules y otras especies en peligro de extinción emblemáticas de la biodiversidad, tema que por supuesto brilla por su ausencia cuando estos funcionarios públicos encargados del tema se refieren a ellos.
Como ya mencionábamos en la columna de la semana pasada, nos hemos convertido en campeones del doble estándar. Y claro, ahora están de moda los huemules de la Reserva Nacional Cerro Castillo, atropellados, secuestrados y posiblemente contagiados por enfermedades del ganado doméstico.
Sobre esto ya he escrito antes: el origen del problema es que no se evaluó, ni adoptaron las medidas que correspondía cuando se pavimento la “carretera” que cruza esa reserva, y hoy se esta tratando de remediar el problema con soluciones de parche. Y hasta para esos parches la colaboración del MOP es reacia o nula.
¿Hasta que ocurra un accidente por esquivar a algún huemul?
A las presiones históricas a que esta sometido nuestro ciervo heráldico; la caza, los perros, la destrucción de su hábitat, la invasión de ese hábitat por ganado, y mientras celebramos cierta recuperación y mayor conocimiento sobre esta especie, ahora se añaden nuevas amenazas. Estas son, las carreteras, los turistas y los megaproyectos.
En todo caso, nos alegra que después de muchos años en que Conaf estuvo prácticamente sola en esto, con sus escasos medios y la heroica entrega de algunos guardaparques, mas la ayuda de ONGs nacionales e internacionales y gracias a que el tema fue puesto en el tapete por varios programas de TV, al fin, el Gobierno y Consejo Regional hayan aportado fondos para contribuir con la conservación del huemul.
Y con respecto al huemul, vale lo mismo que para con el puma y que fue la lección mas importante del taller respectivo: Y es, que debemos tener conocimiento antes de tomar decisiones, intervenir u ocupar un territorio. Y la verdad, para que estamos con cosas, es que solemos hacer lo contrario y después debemos recurrir a los consabidos parches (que salen mas costosos que la prevención) y nos lamentamos de las consecuencias.
En el fondo, lo que sucede es que causamos desequilibrio en el orden natural y después pasamos a ser parte de los afectados por las consecuencias. Y como ejemplo de esto es el puma, una especie muy exitosa que ha sabido adaptarse y sobrevivir a la persecución más feroz.
Tal como nos enseño el experto de la Asociación de Investigación y Manejo de Felinos Silvestres de Estadios Unidos, Jim Williams y leemos del Profesor R. Wiegus de la U. E. de Washington en National Geographic: “La cacería excesiva puede precipitar mayor densidad de pumas, mayor depredación y conflictos mas frecuentes con la población humana. En breve, el efecto contrario al deseado.”
Es mas, en esa misma revista leemos que California prohibió la cacería de felinos desde 1972 y ahora cuenta con la mayor población de pumas en Estados Unidos. Pese a ello tiene de las tasas de conflicto puma – humano mas bajas de ese país.
Otro ejemplo de biodiversidad – desequilibrio, es que mientras mis abejas, rodeadas de diversidad de flores, están rebosantes de alimento, me cuentan que aquellas de Chile Chico, a causa del monocultivo, están pobres. Además, leo en la revista New Scientist de marzo 2013, que un estudio internacional “descubrió” que los insectos silvestres son mejores polinizadores que las abejas y propone renaturalizar hábitats, evitar pesticidas y combinar mejor las metas de conservación de la naturaleza y de la agricultura.
Finalmente, el próximo Parque Nacional Yendegaia es otro ejemplo de como mediante la ayuda filantrópica se busca conservar y recuperar áreas naturales para mantener en ellas el equilibrio y de paso usarlas para el turismo.
Y aquí nuevamente sorprenden los comentarios de doble estándar, contradictorios, de conspiraciones y de mala leche, de quienes evidentemente ignoran lo que es la biodiversidad, la ética y del compromiso contraído por el Estado Chileno.
También ignoran que tenemos una tradición de que cada presidente crea en su mandato un parque nacional y en el caso del Presidente Piñera, este será Yendegaia, parque que a Chile le costó cero pesos. Así la Patagonia seguirá siendo el mayor contribuidor a la biodiversidad de Chile.
(*) Director Codeff Aisén, Coordinador Coalición Aisén Reserva de Vida.