Paradojalmente los líderes gremialistas han asumido el rol de víctimas, llegando a llamar “preso político” a Novoa, en un fuerte insulto a los verdaderos presos políticos de la dictadura que ellos apoyaron y muchos de los cuales aún están desaparecidos. Aunque les resulte la teoría del empate, no pueden evitar que sigan apareciendo nuevas y más graves denuncias en contra de sus líderes. Decenas de sus congresales han sido salpicados por acusaciones de corrupción. Hoy le toca el turno al diputado Joaquín Lavín jr., identificado como socio del controvertido Isaac Givovich (yerno de Lavín padre) y con el que realizó cuestionables negocios utilizando sus influencias con alcaldes UDI.
Han utilizado descaradas y enmascaradas formas de intentar revertir la acción de la justicia que investiga las denuncias en su contra, por la desmesurada colusión que los gremialistas de manera preferente han tenido con la plata de los privados y cómo ello ha influido en la política chilena. Desde Cohecho a delitos tributarios, pasando por ilícitos a la ley electoral y de donaciones y últimamente hasta por apropiación indebida.
El «todo vale» de la UDI
Declaraciones públicas, cartas enviadas al Fiscal Nacional reclamando ser «víctimas» de la persecución, notas de protestas al poder judicial por el trato «desigual» en relación a otros que habrían cometido similares hechos, hasta intervenir derechamente con amenazas como la denuncia de Michel Jorratt de la intervención del senador Coloma en favor de Novoa o, intentando desbancar al fiscal Gajardo que ha liderado las pesquisas.
Baste recordar la conversación entre Carlos Lavín, dueño de Penta y financista de la UDI y el exgerente general del holding Hugo Bravo, en que el primero afirmó: «Si en este momento saliera el tema de estas boletas, ¿cómo se llama? políticas, h…, digamos, que ya por lo demás algo salió, con la h… de Moreira y todo eso (…) sería un ‘cagazo’ más político que otra cosa (…) Los políticos están cagados de susto. Esa es la parte buena. Entonces, están moviéndose políticamente, en la onda de ‘empatar’, pos h… ¿entendí? ‘Si vos me cagái a mí, yo te cago a vos», le aseguró Lavín a Bravo.
Dicho y hecho. La UDI no ha dejado de buscar el mentado empate a como dé lugar, aunque para ello busque victimizarse. Pero «aunque la mona se vista de seda, mona queda» y eso aparece de manifiesto en la supremacía que les distingue, la de haber percibido al margen de la ley sumas escandalosamente millonarias de manos negras e interesadas y cuyos compromisos de «vueltas de mano», recién se están conociendo y a todo nivel.
Una máquina de hacer dinero
La UDI es el partido que ha recibido más dinero amparado por la actual ley de aportes políticos, concentrando solo por esta vía, más de veinte millones de dólares desde el año 2005 a la fecha. Junto a RN se llevaron el 73% del total de los 35 mil millones de pesos aportados a las campañas parlamentarias a todos los candidatos del país, según datos recogidos del Servel. En tales cifras no se cuenta lo que han llevado sus candidatos presidenciales y otros. Y les pareció poco.
Como políticos individualmente considerados, 6 de los diez con más aportes por esta vía pertenecen a la UDI. Mire como se repiten los nombres de muchos que aparecen también liderando la «otra» lista de dineros, de esos que se pasan por debajo de la mesa: Los senadores Ena von Baer: 323.825.939 millones de pesos (97 por ciento del gasto total); Jacqueline van Rysselberghe: 278.785.814 millones de pesos (59 por ciento del gasto total); Iván Moreira: 218.040.500 millones de pesos (65 por ciento del gasto total).
También lideran en diputados: Ernesto Silva: $268.249.000 (92 por ciento del gasto total); Juan Antonio Coloma: $169.651.782 (80 por ciento del gasto total); Javier Macaya: $144.666.000 (97 por ciento del gasto total); Jaime Bellolio: $128.166.000 (76 por ciento del gasto total); María José Hoffman: $117.264.190 (86 por ciento del gasto total); Patricio Melero: $110.419.000 (80 por ciento del gasto total); Gustavo Hasbún: $123.485.977 (73 por ciento del gasto total), todos ellos de la UDI. Y se mareó contando números, se la hago fácil, todos son cientos de millones de pesos.
¡Lleve la novedad, oiga!
Porque parece que está en oferta esto de defraudar al fisco y la manera da lo mismo, sea entregando boletas o facturas falsas, sea recibiendo sobornos o quedándose con la plata de los mandados o, la novedad, adjudicando de manera ilícita las licitaciones de los municipios gremialistas. Al menos así lo aseguró la periodista de la UDI Claudia Vera, en conversación mantenida con Lorenzo Pérez quien se encuentra imputado en la investigación por lavado de dinero y asociación ilícita del caso basura, llamada telefónica que fuera grabada por la PDI. En las grabaciones también se escucha al propio diputado Hasbún coordinando reuniones con Pérez.
La periodista coordinaba un pago de soborno que afirma le habría pedido el alcalde UDI de Estación Central Rodrigo Delgado para adjudicar al empresario una licitación: «Sí, poh. Yo le dije (al diputado Gustavo Hasbún UDI) de qué se trataba y todo y ahí me transparentó el tema. Me dice que todas las licitaciones son como así, sobre todo en los municipios en que ellos tienen contacto, por hueón. Obvio. Si no es él, es un Coloma; si no es un Coloma, es un Víctor Pérez, cacha’i; que tienen amigos y que les dicen: puta hueón este municipio es tuyo y que sé yo y la hueá. Entonces habla con él y ahí ve de cuánto se trata y listo. Es tan así que me dijo: «borra altiro». Como se manejan en el tema, me dijo (Hasbún) borra altiro esta conversación. Ok le dije: borrada».
La periodista de la UDI aseguró sobre Delgado: «Oye ganso -a Pérez-, ¿cachaste lo que te puse? Estuve con Gustavo (Hasbún) hoy día. Le dije cómo iba la cuestión. Me dice que sí, que bien, que habló la firme con Rodrigo (Delgado) y que Rodrigo le pide 10 palos. Así tal cual. ¿Y vo?, le digo yo. No, me dice. Yo acá hice la cuestión porque vo’ me pediste. Entonces le digo: con razón este culiao tiene lo que tiene, poh hueón. Porque el hueón no tiene las espaldas que tení vo (Hasbún). No me cae bien (…) El hueón es Delgado no más; no tiene familia, no tiene contactos, no tiene plata, no tiene ni una hueá… Y pa’ tener lo que tiene, siendo solamente alcalde… ni cagando».
Las afirmaciones de la mentada periodista de la UDI son, por decir lo menos, graves. Asegura que las licitaciones truchas son habituales en alcaldías que están en manos de la UDI y que en la corruptela es usual la participación de parlamentarios, nombrando a diputados y senadores de esa colectividad. Afirma asimismo, que claramente hay sobornos que se deben pagar para que los alcaldes gremialistas realicen los actos de adjudicar licitaciones al margen de la ley, a los que pagan por ello. Por mucho que se haya lanzado tierra al asunto, la UDI y los implicados están al debe en las respuestas.
Nuevos antecedentes complican a Lavín
Las acusaciones de influencias UDI en municipios no es nueva. Anteceden a ella las denuncias por el tema de las luminarias que relacionan al yerno (Isaac Givovich) e hijos del exministro Joaquín Lavín (uno de ellos es actualmente diputado y del mismo nombre que su homónimo), quienes han sido querellados por negocios oscuros con las municipalidades en la venta de servicios que nunca se prestaron -pero sí pagaron- o que resultaron distintos a lo contratado o por problemas de cheques sin fondo.
De manera exclusiva Phillip Michell Amiot, empresario e ingeniero comercial, quien trabajara con Givovich y los Lavín, aseguró a Cambio21 que los pagos indebidos a alcaldes era una práctica habitual en la UDI respecto al tema luminarias:
«Solían conversar y también discutir abiertamente sobre a quiénes y cuánto se le pagaría a alcaldes o concejales para obtener quedarse con las licitaciones de las luminarias. Eso pasaba en todo Chile».
Tráfico de influencias
«El modo de operar era siempre el mismo, primero captaban (Givovich-Lavín León) las oportunidades de negocios, que encontraron en las municipalidades, el MOP y en el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo para hacer casas después del terremoto (administración Piñera y siendo uno de los ministros Lavín padre). En esos negocios estaban metidos y tenían la empresa GES Consultores, que estaba aprobada en el MOP pudiendo hacer hasta puentes», señala Michell Amiot.
Y agrega:
«Con esos tres nichos de negocios los acercamientos eran siempre iguales. Uno, usar el nombre de Joaquín Lavín, que era Joaquín Lavín hijo quien llamaba y se identificaba y solicito una reunión con el alcalde por el tema de las luminarias. Si no lo hacía Joaquín, lo hacía Asunción quien señalaba «hola soy Asunción Lavín, sabes que mi marido está haciendo un negocio (…) y ahí le pasaba el contacto a su hermano o a su marido (Givovich).
«Segundo -señala Michell Amiot-, tomaban las listas de quienes les habían apoyado mientras hicieron (la campaña) puerta a puerta en las municipalidades. Tenían la lista de los que apoyaron a Lavín en la campaña presidencial. Con esa lista sabían a quienes recurrir. Con eso trataban de llegar directamente a los alcaldes y cuando no podían hacerlo con ellos, (recurrían) a los concejales».
En efectivo
Y tercero, la manera más fácil de acceder a los ediles, era mediante los pagos, señala Amiot, quien lo habría escuchado en más de una oportunidad directamente de algunos de los participantes del negocio mientras a él le tocaba actuar como chofer en los viajes.
«Decían que (los pagos) eran en efectivo», asegura haber escuchado. «Era tema obligado en un viaje largo conversar lo que habían hablado 15 minutos en una reunión y a mí me era imposible no escuchar», señala.
«Era habitual en palabras de ellos decir «ya, este weón nos tiene que hacer esto y tiene que presentar este informe positivo porque pta. la wea, pa eso le estamos pasando 600 lucas mensuales (…) Así se adjudicaron un puente, que recuerdo perfectamente bien y metieron las luminarias», señala Amiot quien asegura contar con antecedentes, mientras revisa su libreta buscando nombres y teléfonos que puedan acreditar sus dichos.
Fuente: Cambio 21