por Rolando H. Vergara (*)
En la historia de Chile y de América Latina no existe otro mes como septiembre, tan lleno de contradictorias significaciones, tan pleno de lealtades y traiciones, de heroísmos y cobardías, de victorias y derrotas.
En esta ocasión se celebran 50 años de la limpia y democrática victoria de la Unidad Popular y su candidato presidencial acaecida un 4 de septiembre de 1970. Y también se conmemoran 47 años del combate heroico del Presidente Salvador Allende en el Palacio de La Moneda, un 11 de septiembre de 1973, por la dignidad del pueblo chileno, por la democracia y el socialismo.
Han transcurrido 47 años desde esa gesta heroica y la actualidad de Allende no ha declinado. Por el contrario, sus ideas continúan iluminando el pensamiento y la acción de nuevas generaciones de activistas sociales y revolucionarios en América Latina, El Caribe y otros continentes.
Lo que más impresiona es que no se trata de un ídolo triunfante creación de los medios masivos de comunicación, sino de un hombre caído en combate. En esencia, se ubica en aquella categoría de “los derrotados triunfantes que embellecen la historia latinoamericana con la sugestión de su nombre, de su obra, de su ejemplo, de su legado“ (…) como Bolívar, Marti, el Che y otros libertadores. 1
Allende fue más lejos que nadie en la definición del objetivo estratégico de la revolución. En su Primer Mensaje al Congreso Pleno el 21 de mayo de 1971, definió el socialismo chileno como democrático, pluralista y libertario. Esa concepción ideológico-político de Allende lo convirtió en un visionario, en un adelantado de su época.
El hombre que imaginó el socialismo del siglo XXI no ha muerto, continúa más actual y más apreciado que nunca en las luchas democráticas y revolucionarias de los pueblos latinoamericanos por conseguir transformaciones político-sociales profundas y reinstalar el socialismo como solución y alternativa para los grandes problemas de la humanidad.
El Comandante Hugo Chávez, revolucionario bolivariano, visionario y audaz, entendió muy bien ese gran desafío y dejó constancia de ello en un sentido tributo que rindió al Presidente Salvador Allende pocos días antes de su propia muerte.
“Algunos (…) teorizaron diciendo que era imposible la vía al socialismo por ese camino, por el camino electoral, por la vía pacífica. Pasaron los años y yo creo que lo que está ocurriendo hoy en América Latina reivindica el intento de Allende y del pueblo chileno. No es [sensato decir] que no sea viable por la vía pacífica ir construyendo los senderos del socialismo”. 2
La Revolución Bolivariana viene a confirmar décadas más tarde que la estrategia de la “vía chilena al socialismo” era viable y que el “camino Allendista era posible bajo ciertas condiciones.
El mismo Comandante Chávez planteaba, también, la importancia de aprender las lecciones de la trágica experiencia chilena y advertía que “una revolución bien puede ser impulsada por los caminos pacíficos, pero no puede estar desarmada. Tan desarmada estaba la revolución socialista en Chile que Allende solo, el que era un médico y un intelectual, terminó poniéndose un casco de acero y agarrando una metralleta, [y siendo] su propio soldado.”3
La resistencia heroica y la consolidación de la Revolución Bolivariana en Venezuela están demostrando la actualidad del legado político de Salvador Allende. Y sostener, hoy, la vigencia de un proyecto político Allendista es reafirmar la actualidad del socialismo, es creer con pasión en el socialismo del siglo XXI, un socialismo democrático, pluralista y libertario que en estos días tiene expresión práctica en el Socialismo Bolivariano. La revolución Bolivariana, de manera incuestionable, es el paradigma del Socialismo del Siglo XXI. 4
No es casualidad que Venezuela, en estos días, este siendo agredida y atacada por las políticas imperialistas de Donald Trump y el Gobierno de los Estados Unidos, en confabulación con la oligarquía venezolana y los gobiernos derechistas del continente.
¿Por qué Venezuela es un enemigo irreconciliable y tan peligroso para el imperio?
Hay una razón de carácter económico y otra de carácter político. A menudo se tiende a sobre valorar el aspecto económico, como si el único interés del imperio fuera la apropiación de los recursos naturales de los países en vías de desarrollo y en el caso específico de Venezuela, de sus grandes reservas petroleras y auriferas.
Cuando se trata de Venezuela, sin embargo, la razón geopolítica tiene un peso infinitamente mayor para el imperio estadounidense.
La Revolución Bolivariana representa una alternativa política distinta, que podría devolver no sólo a los países del continente, sino a la humanidad entera la imprescindible utopía, de que es posible un modelo de sociedad mejor que la capitalista para organizar el crecimiento de las fuerzas productivas y la convivencia humana. 5
“(…) El epicentro de las luchas revolucionarias, de las luchas socialistas, hoy en el mundo comenzando el siglo XXI, está aquí en nuestra América. A Venezuela le toca ser epicentro en esa batalla, nos toca a nosotros asumir el papel de vanguardia” proclamaba Chavez, con visionaria certeza hace más de una década. 6
En América Latina y el Caribe están ocurriendo acontecimientos sociales y políticos importantes, que dan cuenta de los avances y retrocesos de las fuerzas populares y progresistas. Lo que acontece, en estos días, en Bolivia, Ecuador y Chile son ejemplos de la nueva situación continental.
Chile se encuentra en medio de una profunda crisis social y política. Nuestro país vive, a partir de la rebelión social y popular del 18 de Octubre, un momento histórico inédito caracterizado por la agudización de los conflictos de clases en la sociedad chilena, acicateados por la búsqueda de interés específicos y antagónicos.
En el transcurso de los últimos meses, ha ido quedando de manifiesto que la clase oligárquica empresarial cierra filas en torno a la defensa y mantención del sistema económico y político neoliberal vigente, considerado el más preciado legado de la dictadura terrorista cívico militar de Augusto Pinochet.
La clase trabajadora y el movimiento social ha mantenido, por su parte, una constante movilización y lucha no sólo por demandas económicas y sociales inmediatas, sino también por transformaciones profundas que requieren el cambio del modelo económico y político neoliberal.
Es indudable que la figura de Allende y sus ideas han estado, por largo tiempo, ausentes en su propia tierra, pero en la nueva realidad que vive el país su legado político esencial adquiere inusitada vigencia y actualidad.
Es un gran avance que la clase trabajadora y el movimiento popular, en su prolongada lucha de resistencia, hayan tomado conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente el sistema capitalista neoliberal. Sin embargo, es también imprescindible que sea capaz de ofrecer una propuesta política coherente para una nueva sociedad.
Es ahí donde la izquierda y el movimiento popular deberían ser suficientemente audaces para proponer al país un proyecto político Allendista de socialismo democrático, pluralista y libertario. En la nueva situación que se vive, hay condiciones para enarbolar con decisión las ideas del socialismo del siglo XXI y comenzar a construir una alternativa política distinta con perseverancia, esfuerzo y mucha paciencia. El ejemplo de audacia de Hugo Chavez y la Revolución Bolivariana deberían servir de guiá para la acción.
La dispersión y falta de unidad de las fuerzas políticas de la izquierda chilena, sin dudas, son elementos negativos y obstáculos para avanzar. En esa obscura y desalentadora realidad, sin embargo, es posible encontrar luces alentadoras en el legado Allendista para asumir con resolución la ardua y prolongada tarea de reagrupar la izquierda y buscar, sin descanso, la unidad del movimiento popular.
Desde 1952, año de su primera candidatura a la presidencia hasta sus últimos días, Allende fue un perseverante constructor de la unidad de los trabajadores y de las fuerzas políticas representativas del movimiento popular. Ni por un instante claudicó en sus esfuerzos unitarios, a pesar, de lo compleja y fatigosa que muchas veces se tornaba esa misión. 7
Llama la atención que en las propuestas y en el discurso de la izquierda, Allende se encuentra casi ausente. Por meros cálculos electoralistas, tal vez, se ignora o se tergiversa lo esencial de sus ideas. Acaso los “estrategas políticos” de esa izquierda no saben que el 2008 en una encuesta realizada por Televisión Nacional, los jóvenes eligieron a Salvador Allende entre los “diez grandes chilenos” con la más alta votación.
Como dice el historiador Gabriel Salazar, con el avance en espiral del tiempo histórico, (…)”Estamos, al parecer, viviendo el tiempo en que los héroes de los ‘vencedores’ están dando paso a los héroes de los ‘perdedores”.
El mejor homenaje que se puede rendir al Presidente Mártir con motivo de un nuevo aniversario de su muerte, es reafirmar el compromiso de ser más Allendista. Y ser como Allende, hoy día, consiste justamente en creer con pasión en la posibilidad de un nuevo socialismo para construir una nueva sociedad para Chile, más digna, justa e igualitaria.
(*) Investigador del Latin American Research Institute (LARI), Canada.
Fuente: Piensa Chile
Notas:
1.- Volodia Teitelboim, Salvador Allende: Presencia en la Ausencia, LOM Ediciones/CENDA, Santiago, Chile,2008
2.- Comandante Hugo Chavez, Conferencia de Prensa en el Hotel Alba, Caracas, Venezuela, 11 de Septiembre 2012.
3.- Comandante Hugo Chavez, Conferencia de Prensa en el Hotel Alba, Caracas, Venezuela, 11 de Septiembre 2012.
4.- Véase Rolando H Vergara & Miguel Sánchez, Allende y los Actuales Desafíos de América Latina, PiensaChile, Septiembre 2018.
5.- Véase Rolando H Vergara, Allende Para Todos los Tiempos, El Clarin, Santiago, Chile, Septiembre 2019.
6.- Comandante Hugo Chávez, Discurso en el Primer Congreso Extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Con el Mazo Dando, Caracas, Venezuela, Noviembre 2009.
7.- Véase Rolando H Vergara, Allende y la Alternativa a Construir, :PiensaChile Digital, Septiembre 2014.