Transcurridas apenas tres horas del año 2014, un huelguista de Mejillones, Luis Andres González Fuentes, de 35 años de edad, fue atacado en extrañas circunstancias cuando se dirigía al campamento de huelguistas. Hoy se debate entre la vida y la muerte Se sospecha de un ataque a la huelga y este hecho impulsó la convocatoria a paralización de otros puertos para el 3 de enero. Este lunes 7 de enero a las 19.00 horas, desde Plaza de Armas de Santiago, se inicia marcha de apoyo a los huelguistas.
En estos días llenos de fuegos de artificio, pocos trabajadores e incluso pocos dirigentes sindicales se han detenido a conocer detalles de lo que ocurre en Mejillones, específicamente en los Puertos de Angamos, Coloso, Esperanza y Antofagasta.
El día 23 de diciembre a las 12 de la noche con un minuto comenzó la huelga del Sindicato de Portuarios Unidos de los puertos ya mencionados.
Se trata de una huelga “legal” que se produce en el marco de la negociación colectiva reglada por el Código del Trabajo. Este Código -establecido durante la dictadura militar de Pinochet – mantiene, pese al paso de varios gobiernos “democráticos”, su estructura original.
El derecho colectivo laboral se encuentra minuciosamente reglamentado en contraste con la alta flexibilidad que ostenta el derecho individual del trabajo.
La huelga recién comienza y mantiene paralizados en un 100% los puertos de Mejillones y Esperanza en tanto los otros puertos funcionan con dificultad. Esta huelga tiene particularidades destinadas a hacer de ella una página épica de la historia obrera, la que se está escribiendo en este momento con valentía, esfuerzo, conciencia y organización.
La intención de este escrito es invitar a todos los trabajadores y sus sindicatos a conocer y solidarizar con este movimiento. Es también una invitación a incorporarse de pie y en forma consciente a esta lucha.
Contratos precarios y atropello a los derechos humanos
Las empresas portuarias pueden contratar trabajadores bajo distintas modalidades de contrato de trabajo. El contrato de trabajo permanente se asimila al contrato indefinido de trabajo que es el que garantiza mayor estabilidad en el empleo porque no tiene indicada una fecha de término. También existe el contrato de trabajo de portuarios eventuales, ellos pueden estar sujetos (o no ) a un convenio de provisión de puestos de trabajo (CPPT).
El contrato de los trabajadores portuarios eventuales es uno de los más precarios de nuestra legislación y con su consagración se violan innumerables derechos humanos. Se trata de un contrato a plazo, de corta duración, que se extiende por apenas 7,5 horas.
Cada día comienza y cada día termina este contrato. En atención a esta particularidad los trabajadores nunca acumulan antigüedad y no gozan de derechos tales como indemnización por años de servicio. Nunca los despiden, sencillamente no los llaman a trabajar al siguiente turno. No tienen derecho a vacaciones anuales pagadas.
Este tipo de contrato viola la Declaración Universal de Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948 que en su artículo 24 señala:
“Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”.
La declaración universal de derechos humanos fue ratificada por Chile y resulta obligatoria para la legislación interna. En su articulo 2º establece:
“Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Si esta declaración es de aplicación a “toda persona”, ¿Cuál es la razón por la que el estado chileno establece leyes que niegan directa o indirectamente el goce de derechos humanos básicos a determinada categoría de trabajadores?
¿Por qué los trabajadores portuarios eventuales no tienen derecho a vacaciones anuales pagadas si se trata de un derecho humano fundamental?
Debe considerarse que en los puertos de nuestro país existen miles de trabajadores portuarios eventuales que se pasan la vida entera -10, 20 o mas años de trabajo – sujetos a este sistema de trabajo precario lo que demuestra fehacientemente y sin discusión alguna que no se trata de un tipo de trabajo “temporal”, “episódico”, “contingente” o “eventual”.
No se trata de eso porque el trabajo en los puertos es continuo y permanente. De lo que se trata es de una ley laboral que favorece ampliamente a los empresarios. De una ley laboral que les permite mantener trabajadores con años de experiencia, con sabiduría en su oficio y sin que tengan que pagar los costos asociados a la antigüedad del trabajador.
Los trabajadores portuarios eventuales pueden estar afectos a convenios de provisión de puestos de trabajo. Se trata de un acuerdo entre empresarios portuarios y trabajadores determinados mediante el cual se les garantiza ser llamados a realizar una cantidad determinada de turnos en el mes.
Es lo mínimo. Y los empresarios juegan con este mínimo de garantías manejando los acuerdos como una amenaza de dejar fuera del convenio a los trabajadores más combativos.
La libertad sindical pisoteada
En enero de este año 2013 la asamblea sindical tomó una decisión histórica. Decidió unificar a trabajadores portuarios permanentes con portuarios eventuales en un solo sindicato. En un principio la Inspección del Trabajo de Antofagasta aprobó la unificación y posteriormente de manera fraudulenta pretende anular esta decisión argumentando que “legalmente está prohibido que contratados y eventuales pertenezcan al mismo sindicato”.
Esta jugada fraudulenta de la Inspección del Trabajo ocurrió un mes antes del inicio de la negociación colectiva y tuvo serias repercusiones en el sindicato, pero no logró doblegar la combatividad de los compañeros que ya venía en alza. Ante el sindicato se mostró claramente la unidad profunda que existe entre la empresa y la Inspección del Trabajo.
Posteriormente los dirigentes pudieron comprobar que la Dirección Nacional del Trabajo razona del mismo modo que la empresa y sus aliados regionales. Ante esto, la huelga en curso enarbola el respeto a la libertad sindical como una de sus consignas centrales.
Se trata también de una huelga-denuncia ante la corrupción o la simple vista gorda de las autoridades e instituciones que por mandato legal deberían proteger a los trabajadores y no lo hacen. Es mas, hacen exactamente lo contrario ya que defienden sin tapujos los intereses de la empresa.
En contra de la Inspectora del Trabajo de Antofagasta se sigue un sumario por las irregularices cometidas. La unidad sindical es necesaria en los puertos porque el trabajador eventual se encuentra totalmente desprotegido. Hace un año –el 24 de diciembre de 2012- falleció en un accidente de trabajo el trabajador eventual don Herman Godoy.
La empresa, el IST y el servicio medico legal de Antofagasta sostienen que se trató de una “muerte natural”, que la familia no tiene derecho alguno que reclamar porque la causa de muerte es totalmente ajena a las condiciones de trabajo.
El sindicato que encabeza esta huelga asumió la defensa de la familia del compañero fallecido. Y seguirá luchando hasta establecer la verdad en torno a lo sucedido. Tal vez otras autoridades de Antofagasta sean sumariadas, investigadas o acusadas penalmente porque los trabajadores ya no están dispuestos a trabajar en condiciones inseguras, ni menos a morir en accidentes de trabajo sin protección alguna.
La lucha por media hora de colación durante la jornada de trabajo
El sindicato que encabeza esta huelga fue el que inició en marzo recién pasado la lucha por obtener media hora de colación y un lugar higiénico para comer. Esta demanda da cuenta de las condiciones de trabajo en que se mantiene a los compañeros. La lucha fue intensa y la represión salvaje.
El compañero Enrique Solar dirigente del sindicato fue herido de gravedad por carabineros. Este hecho desencadenó el paro nacional portuario que se extendió como reguero de pólvora a prácticamente todos los puertos de Chile.
Este paro marca un hito, un punto de inflexión en la recomposición del movimiento obrero chileno. Fue una acción conjunta por rama, bajo la forma de un paro ilegal, solidaria, prolongada y que logró poner en jaque la economía nacional.
Afectó el comercio internacional al impedir el tráfico normal de importaciones y exportaciones. Cuestión de primera importancia para una economía abierta al mundo como lo es la nuestra. Los burgueses, sus políticos y sus medios de comunicación intentaron responsabilizar a los trabajadores portuarios de los “enormes daños provocados a la economía nacional” y al “prestigio de nuestro país”.
Hoy, ante esta nueva huelga, El Mercurio – paladin del periodismo empresarial- calla. No dedica ni una frase a la huelga de Mejillones. Se decidirá a mencionarla cuando ésta comience a tomar ribetes de un nuevo paro nacional portuario. Entonces reeditarán sus acusaciones hacia los trabajadores. Publicarán fotografías de jóvenes portuarios enfrentando piedra en mano a jefaturas y gerentes, sin mencionar siquiera las razones verdaderas de la furia obrera.
Los Von Appen, dueños de Ultraport
La empresa portuaria Ultraport es el empleador de los compañeros en huelga. Se trata de una empresa que pertenece al holding Ultramar, propiedad de la familia Von Appen.
Ultramar fue fundada en 1952 por Albert Von Appen que era un alemán vinculado con el régimen nazi, encabezado por Hitler (1).
Una vez fallecido el fundador del grupo fue sucedido en sus negocios por sus hijos Sven y Wolf. En aquellos años los puertos eran operados por el estado de Chile a través del Servicio de Explotación de Puertos y posteriormente por la Empresa Portuaria de Chile. En ese contexto Ultramar limitó su trabajo a la representación de navieras internacionales en Chile.
Posteriormente, durante la dictadura militar y con la privatización de los puertos en, la familia VON APPEN extiende su brazo hacia los puertos creando esta empresa Ultraport que tiene presencia en 20 puertos del país en labores de estiba (carga), desestiba (descarga) de naves y en administración de terminales portuarios.
De los dos hijos del fundador es Sven Von Appen quien exterioriza con mayor liviandad la ideología nazi que los inspira. En mayo de este año afirmó que “a los chilenos les ha crecido tanto el apetito, que no pueden parar. Eso producirá que engordarán y se pondrán mas cómodos”; añadió que es deseable una crisis económica para que “el chileno llegue al nivel que le corresponde y no se vuele”.
Luego fue cuestionado por entregar dinero a través de Corpesca a la diputada Isasi para dirigir su voto favorable a la ley de pesca. El 15 de diciembre recién pasado sostuvo que si el gobierno de Bachelet no tiene un buen manejo económico será necesario otro Pinochet.
Con este tipo de empresarios tienen que lidiar los compañeros en huelga. A este empresario le tienen paralizado en un 100% el puerto de Angamos ubicado en Mejillones.
Lo peor es que ninguna autoridad chilena –de las que se autodenominan democráticas- le pone freno a los dichos de Von Appen aceptando pasivamente que nos ofendan y que cometan públicamente actos sediciosos. Tampoco frenan los atropellos que los Von Appen cometen hacia sus trabajadores y no han logrado que comparezcan a devolver a aguas chilenas el remolcador el KIWI que fue utilizado para tirar compañeros al mar en los duros años de la dictadura.
Una vez más se demuestra que la única fuerza capaz de enfrentar a estos explotadores, nazis y golpistas es la clase obrera organizada. El llamado es a difundir, movilizarse y apoyar la huelga de los portuarios de Mejillones. Esta huelga es la huelga de todos los trabajadores. Todos los trabajadores del país deben estar atentos a lo que ocurre y conscientes que aquí se juega la suerte de todas las movilizaciones venideras.