El 10 de febrero de 1996, cuando el supercomputador Deep Blue, ganó al campeón mundial de ajedrez, Gary Kasparov, por primera vez. todo el mundo se sorprendió. De eso hace 21 años. Y fue solo el comienzo de una larga historia.
Gary Kasparov ha sido siempre un personaje peculiar. No solo se considera como el mejor jugador de Ajedrez de todos los tiempos, sino que se ha convertido en una importante figura política para Rusia. Pero volviendo al ajedrez, se convirtió en el campeón del mundo más joven en 1985 y mantuvo su título hasta 1993.
Su posición era tan fuerte que le apretó las tuercas a la mismísima Federación Internacional de Ajedrez (la FIDE) y, por una disputa, creó una organización rival: la Professional Chess Association. Desde luego, su reinado no tenía discusión. Y sus logros fueron impecables. Entonces llegó el Deep Blue.
Deep Blue contra el campeón
Algunas malas lenguas dicen que Kasparov apareció el 11 de febrero con los ojos llorosos y sin apenas dormir. La partida anterior, que se produjo hace hoy veinte años, la ganó, por primera vez en un torneo regular, una máquina. No por nada, la Deep Blue fue diseñada para tal fin. Los ingenieros de IBM construyeron un supercomputador capaz de calcular más rápido que cualquier ser humano.
O eso pretendían, claro. Para ello, el Deep Blue calculaba por «fuerza bruta» todas las posibilidades de movimientos y su probabilidad. Entonces decide qué hacer. Para poder conseguir semejante poder de cálculo, que no es poco, Deep Blue usaba procesamiento paralelo masivo basada en el RS/6000 con 30 nodos, cada uno con 30 microprocesadores P2SC de 120 MHz, ampliados con 480 procesadores VLSI especiales.
Su software se programó en C (lenguaje C) y el sistema operativo que controlaba al Deep Blue era AIX. Su potencia le permitía calcular 100 millones de posiciones por segundo. Sin embargo, Kasparov, con su intachable currículum, no estaba preparado para lo que le tenía preparada la máquina.
Así, el 10 de febrero de 1996, Deep Blue ganó, por primera vez en la historia a un campeón en un ritmo normal de torneo. Esto sorprendió al genio del ajedrez que, sin embargo, supo sobreponerse a esta primera derrota.
Así, tras un match que duró una semana, Kasparov ganó a Deep Blue 4 a 2. El campeón seguía imbatible; había defendido el potencial humano ante la máquina. Pero no estaba todo dicho.
El ocaso del hombre
«El «Deeper Blue» doblaba en potencia a su predecesor con 200 millones de operaciones por segundo»El año siguiente, y bajo la atenta mirada de los ingenieros de IBM, Deep Blue se volvió a enfrentar al campeón.
En esta ocasión, el «Deeper blue», como se conocía extraoficialmente, doblaba en potencia a su antecesor. 1997 se convirtió en el primer año en el que un ordenador batía en torneo a un campeón del calibre de Kasparov.
Tal vez sea un poco dramático (bueno, quizá muy dramático) llamar a la pérdida de Kasparov contra Deep Blue «el ocaso del hombre». Pero lo que sí es cierto es que pone de manifiesto un hecho. Y es que la tecnología avanza a una velocidad increíbles. A veces, incluso, a alarmante. Así, la capacidad de cálculo de Deep Blue superó a la de Kasparov. Porque el ajedrez no es cuestión de suerte, sino de operaciones.
¿Quiere decir, esto, que el ordenador es más inteligente que el ser humano? No tan rápido.
Volver loco a Kasparov
Es cierto que Kasparov se mostró soberbio de más. Su exceso de confianza y el estrés pudieron ser los causantes de una de las «batallas» perdidas más famosas de la historia. Sin embargo, tal y como se analizó varios años después, un error pudo haber jugado un factor esencial en toda esta historia.
Tal y como han relatado varios autores después, durante el juego hubo un movimiento que pilló por sorpresa a Kasparov. Una torre dispuesta en un sitio que no tenía sentido. Un «pase de turno» sin razón. Una estrategia maquiavélica que el campeón no preveía.
Esos mismos autores cuentan que Kasparov se pasó toda la noche con la imagen de la torre asaltándole durante su descanso. Su entereza flaqueó: ¿podía aquél ordenador, al que ya había derrotado, obtener su revancha? Finalmente, toda esa inseguridad, la tensión, hicieron mella en su ánimo.
Deep Blue consiguió lo que nunca había conseguido ningún ordenador. Sin embargo, varios años después de la partida, los ingenieros de IBM se encontraron con un hecho curioso: errores de programación. De hecho, estiman que aquél dichoso movimiento fue en realidad debido a un error de programación. Un movimiento aleatorio sin sentido que no debió ocurrir.
¿Pudo la derrota de Kasparov ser fruto del azar?
Hoy día se discute muchísimo sobre este tema. Tras Deep Blue, la tecnología ha avanzado muchísimo y los superordenadores han incrementado exponencialmente su capacidad de cálculo. Ya no tiene sentido enfrentarse contra semejantes titanes matemáticos.
Sin embargo, 21 años después de la primera derrota del campeón, todavía nos preguntamos ¿hasta dónde podrá llegar una máquina?
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