Por medio de una entrevista le realicé a Alberto Gómez, Arquitecto que vive en San Luis Potosí, quien fuera parte del movimiento del 68 en la UNAM y posteriormente uno de los primeros discípulos de finales de los años 70 de Alejandro Jodorosky; reviviremos un momento digno de reflexión.
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Una generación rebelde, organizada, educada, curiosa e inquieta, encontraba en el filósofo chileno un confidente con ideas revolucionarias.
Las palabras de Alberto fueron las siguientes:
-Ya había escuchado de Alejandro Jodorowsky porque siempre me ha gustado el teatro, pero un buen día vi un cartel en los pasillos de arquitectura de la UNAM, donde yo estudiaba, que decía “Alejandro Jodorowsky hablará de Arquitectura con una vaca”… Obviamente dijimos: no, no puede ser, este cuate nos está charreando ¿Cómo va a hablar de arquitectura con una vaca?. Se armó una gran expectativa. El teatro de la Facultad de Arquitectura es el teatro más grande y más bonito de toda la Universidad y pues ese día estaba abarrotado hasta el tope. Había gente parada en los pasillos.
Finalmente apareció mi buen Alejandro en escena, yo no lo conocía físicamente y entró jalando con su mano derecha a una vaca, que tranquilamente caminaba a su lado rumbo al escenario. Alejandro llegó y se presentó:
“Jóvenes, buenos días. Soy Alejandro Jodorowsky, me da mucho gusto estar con ustedes y vengo a hablar de arquitectura con mi vaca”.
El tema verdaderamente era interesantísisimo, me acuerdo muy bien que todos estábamos muy atentos a todo lo que platicaba Alejandro.” – Me dijo Alberto entusiasmado y, supongo que en este momento, comenzó a recordar más y más sobre aquellos tiempos.
– Me acuerdo que en aquel entonces era muy importante para nosotros, y yo creo que en el fondo estábamos muy agradecidos de que un pensador, escritor de teatro, escritor de cine, productor y escritor de tiras cómicas, fuera a visitar a quienes nos sentíamos a veces como olvidados… Que un cuate así fuera a nuestra Universidad era francamente muy representativo porque, en aquel entonces, el contexto de los jóvenes universitarios pues era otro rollo… Recuerdo el sentir, que era muy consciente pero inconforme de que la cultura, el pensamiento y, peor aún, la toma de decisiones era de los adultos. A los jóvenes: Prepárense chavos para llegar a ser adultos, por lo pronto no estén jodiendo, cuando sean adultos entonces ya los escucharemos. Ahorita son unos mantenidos en desarrollo, todavía no están en plenitud de capacidades entonces tranquilos.
Esto fue un poco antes de la toma por el ejercito, cosa que sucedió a mediados del 68. Entonces, el hecho de que fuera Alejandro, sentíamos que era como nuestro amigo, nos hacía el honorazo. Tiene una capacidad histriónica impresionante y además siempre tuvo un gusto particular por tratar con los chavos.
Después de un rato alguien le pregunto – Bueno,, Alejandro, ¿No vas a hablar de arquitectura con la vaca? –
Y contestó:
– Bueno pues todo el tiempo hemos estado hablando de arquitectura y aquí está la vaca…
Ya después, cuando tuve el gusto de ser su discípulo, él dijo que lo importante era ser escuchado… Lo importante era convocar a la gente a quien querías hablarle, sin importar cómo los convocaras. Entonces el hecho de que él sacara este título chistoso o extraño, era precisamente para que los chavos fuéramos al auditorio.
Fue una plática que duró entre 2 ó 3 horas durante las cuales, el cuate “puuuuf” habló de arquitectura, pero después se pasó a su tema favorito: la filosofía y las razones del ser, las que sólo el sabía cómo comunicarlo y bueno… lo más importante de todo fue que todos nos sentimos amigos de Jodorowsky a partir de ese momento, y lo que sucedía con Alejandro en cualquier foro lo seguíamos todos.
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– Hasta aquí llegó mi conversación con Alberto sobre este tema.
Alejandro Jodorowsky, hasta la fecha, es un líder de opinión en numerosos temas. Me llama la atención que siempre fue consciente de que requería de la atención de las audiencias, siempre ha sido un mercadólogo impecable. Hoy lo respalda todo su trabajo, pero en aquel entonces tenía que forjar una empatía con los jóvenes por medio de su actitud irreverente, de una conexión legítima hacia la juventud de los 70 y 60.
Fuente: Cultura Colectiva
