El loby de la «industria» de los seguros de salud llega hasta el mismo descaro, sin que lo adviertan los cotizantes de las isapres, y menos todavía, el común de los mortales.
El escenario es el siguiente:
En la esquina roja, la noticia, profusamente difundida por el sistema mediático, vociferaba que siete de las trece aseguradoras abiertas registraron ganancias por un total de $63.135 millones, «el monto más alto en los últimos cinco años».
En la esquina azul, la reforma al sistema de isapres anunciada por el gobierno.
En el afán de capturar la atención, el combo mediático de la esquina roja escalaba un punto:
«Entre los años 2017 y 2018, el incremento en las utilidades alcanzó 91% entre las mismas compañías no cerradas, pasando de $33.079 millones a $63.135 millones».
La nota de La Tercera, Quién gana más y cuál es el costo: Las cifras detrás del sistema de isapres en 2018, que pone en escena la argumentación de las isapres, añadió:
«Vida Tres presenta la mayor rentabilidad si se comparan los indicadores de cotizantes versus utilidad. Vale decir, la Isapre gana $119.810 por cada afiliado. Le sigue Nueva Másvida -controlada desde 2017 por Nexus Partners- y Colmena Golden Cross -ligada a Grupo Bethia y familia Trucco- con $49.071 y $41.281 por cada cotizante, respectivamente.
En contrapartida, Cruz Blanca es la que presenta el índice más bajo en la misma categoría con sólo $12.665 por cada persona que se encuentra afiliada».
En el análisis utilidades/ingresos -dice la nota- «el panorama no dista mucho de lo anterior, siendo Vida Tres (5,9%); Nueva Másvida (ex-Optima) (4,0%); y Colmena Golden Cross (2,8%) las que presentan los mejores índices».
En una espléndida demostración de que en economía las cifras sirven tanto para un barrido como para un fregado, el lobby de las isapres, expresado a través de la nota de La Tercera, fulminó:
«Si durante 2018, Vida Tres vendió $100, ganó sólo $5,9. El mismo ejemplo se puede graficar para Nueva Másvida, pues sólo $4 de cada $100 que registró como ingresos, terminaron como utilidad. En otros términos, el 86,4% de los ingresos totales que registró el año pasado Colmena Golden Cross los debió utilizar para cubrir costos. El caso de Banmédica incluso es más fuerte, ya que el 89,1% de sus ventas en 2018 sirvieron para financiar sus costos».
Rafael Caviedes, presidente de la Asociación de Isapres, el histórico lobysta de la salud privada, un fundamentalista que sabe por viejo y por diablo, no podía estar ausente de la maniobra. Sin que se le moviese un músculo de un rostro de suyo pétreo sentenció:
“Las utilidades fueron alrededor de 30 mil millones, si no me equivoco. Esto corresponde entre el 1% y el 2% de lo que aportan los afiliados. Esa es la utilidad de todo el sistema. Cada empresa tiene utilidades de entre $7.000 u $8.000 millones. Algunas tuvieron $2.000 millones. Cualquier empresa del IPSA o cualquiera que cotiza en la bolsa, tiene utilidades superiores por sí solas a lo que tiene el conjunto las Isapre. No es son el problema las utilidades”.
Claramente no; eso es sólo el señuelo.
El verdadero asunto está en la esquina azul: la supuesta reforma del sistema, anunciada por el gobierno.
El ministro de Salud, Emilio Santelices, provechó el caudal sobre el alza del 5,1% promedio en los planes, para anunciar una «reforma Integral» al sistema, con el argumento de que las alzas son «incomprensibles»:
«La reforma al sistema buscará acabar con las ‘cajas negras’, donde existe absoluto desconocimiento por los cuales estas alzas se han producido’.
«Tenemos claridad absoluta de que necesitamos contar con un sistema de aseguramiento, que entregue transparencia y que va a existir una institucionalidad que va a dar cuenta de todas las modificaciones técnicas que se debieran hacer. Obviamente estamos en presencia de una nueva era en lo que a Isapres se refiere», agregó.
Entre los objetivos de la iniciativa se cuentan la creación de un plan universal de salud, la eliminación de las preexistencias y carencias, y la creación de las condiciones para el libre movimiento de usuarios entre instituciones, junto con reducir las diferencias de precio por edad, sexo y estado de salud.
Santelices enfatizó que el eje de los cálculos del futuro sistema estará radicado en un consejo técnico que va a tener una secretaría técnica que va a estar en la Superintendencia de Salud, y va a estar formado por expertos en salud y en economía de la salud.
Agregó que el proyecto de reforma «efectivamente va a incorporar el fortalecimiento de Fonasa», tarea que es «ampliamente compartida por los senadores de oposición», tanto desde el punto de vista de su fortalecimiento financiero «como para evitar la irrupción de afiliados que desestabilice los sistemas de salud público y privado».
El loby de las Isapres respondió, esta vez en la nota en El Mercurio Isapres se defienden y acusan incapacidad de autoridades de hacer cambios en la industria.
«El ministro sabe perfectamente que las alzas están plenamente justificadas, pero prefiere hacer declaraciones que no se ajustan a la realidad’, sostuvo el inefable, imperturbable e incombustible Rafael Caviedes.
Hombre curtido en mil batallas en defensa del negocio de la salud, adopta un tono de escepticismo:
‘»Hemos oído tantas promesas de distintas fechas, desde la administración pasada, que a esta altura nada nos sorprende. Desde nuestra perspectiva, los problemas que enfrenta el sistema de isapres pueden ser solucionados tanto por la vía administrativa como por la vía de un cambio legal. Sin embargo, tanto el gobierno pasado como este han sido incapaces, por lo menos hasta la fecha, de dar respuesta a los problemas que enfrenta el sistema».
¿Y cuál sería la respuesta a los problemas del sistema, según Caviedes?
«La propuesta que nosotros le hicimos al superintendente anterior, Sebastián Pavlovic, fue de utilizar un panel de expertos con un esquema actuarial complejo, similar al que se usa en otros sectores que tienen precios regulados. Políticamente, a lo mejor solucionar estos problemas no rinde los frutos que esperan los gobiernos y por esa razón no han querido tomar estas soluciones que ha ofrecido el propio sector privado».
Por «esquema actuarial complejo», Caviedes entiende un «panel de expertos» como el que cada verano sube las tarifas del Transantiago y el Metro, sin contraprestación alguna en términos de calidad del servicio.
Care’rajismo elevado a la enésima potencia.