La Organización Mundial de la Salud insistió en el cumplimiento de las instruccines contenidas en un manual para manejar los entierros de manera «segura y respetuosa», ya que según cálculos del organismo los ritos funerarios inseguros suponen más del 20% de los contagios de ébola en África.Eso significa que en el tiempo que va desde que una persona muere hasta que se la entierra se han producido al menos 2.600 infecciones. Estos tiempos son los más peligrosos, junto al de la atención sanitaria : van más de 600 sanitarios enfermos, de los que han fallecido cerca de 400.
La clave para que estos rituales no se conviertan en “fuente de conflicto”, es que la familia sepa qué se va a hacer y dé su autorización, señala la OMS. “No se debe empezar el ritual del entierro sin su consentimiento”, recalca el protocolo.
El manual repasa paso a paso todo el proceso, desde la llegada y primer contacto hasta los preparativos del cadáver, el entierro propiamente dicho y las actuaciones posteriores (quemar las pertenencias más íntimas del difunto, desinfectar sus enseres) y pone especial énfasis en el respeto de las creencias de la familia.
No es lo mismo, recuerda el texto, un entierro cristiano que uno musulmán. Por ejemplo, en estos últimos el cuerpo nunca puede enterrarse sin amortajar. Esta tarea se encomienda al equipo de especialistas -con los trajes de protección adecuados- para evitar que lo haga la familia.
También se dan algunas ideas para cambiar la práctica de tocar, besar o abrazar el cadáver. Se sugiere, por ejemplo, proponer alguna ceremonia, esparcir agua o realizar una lectura. Además, se indica cómo hacer, en las familias musulmanas, abluciones secas sobre el cadáver.
La idea del protocolo es dar a la familia todo el protagonismo posible. Una vez situado el cadáver en el ataúd, por ejemplo, pueden ser sus personas cercanas las que lo lleven hasta la tumba. Para ello bastará como protección que lleven guantes de cocina, se señala, que pueden ser suministrados por el equipo a cargo de los entierros.