Con motivo de cumplir 100 años de su natalicio, el pasado martes 13, la Sala de la Cámara de Diputados realizó un sentido homenaje al destaco hombre público, exsenador y exsecretario general del Comité Central del Partido Comunista de Chile, Luis Nicolás Corvalán Lépez.
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Los diputados Guillermo Teillier, Pepe Auth y Marcelo Schilling destacaron hitos de la historia del político, entre ellos, su participación como senador de la República y secretario general del Partido Comunista en Chile. Asimismo, resaltaron su tesis, en los años cincuenta, de transitar hacia una sociedad socialista mediante la «vía pacífica», los difíciles momentos que pasó en campos de detención, su exilio después del golpe militar y su oposición a la dictadura.
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Los discursos, asistidos desde la tribuna de honor por la esposa del político, Lily Castillo, sus hijas familiares y representantes del Partido Comunista, fueron abiertos justamente por el presidente de dicha colectividad, el diputado Guillermo Teillier.
«Hacemos este homenaje a los cien años de su nacimiento, de los cuales setenta y ocho dedicó por entero a su labor política y social de múltiples dimensiones, en la que destaca su permanencia como secretario general del partido por treinta años», puntualizó el legislador PC.
Guillermo Teillier recordó que Luis Corvalán nació en Pelluco, cerca de Puerto Montt; ingresó en 1932 al Partido Comunista; y en 1934 se tituló como profesor normalista en la Escuela Normal de Chillán. Además, resaltó su participación como periodista autodidacta y su paso por el campo de concentración de Pisagua, con motivo de la aplicación de la llamada “ley maldita”.
«Luis Corvalán Lépez no provino de la aristocracia ni tuvo acceso a colegios de excelencia o a la ilustre academia; sin embargo, se forjó en el aprendizaje de la historia de su país y en la asimilación de las experiencias de su pueblo, lo que sumó a su inteligencia, su sagacidad, su olfato político y su coherencia, con un pensamiento transformador, convencido de que en nuestra sociedad debe primar la justicia social, la equidad económica y una democracia verdadera», remarcó.
Teillier destacó la participación de Corvalán como senador y como miembro del Comité Central del Partido Comunista y secretario general de dicha entidad, luego, y puso especial énfasis en el liderazgo que ejerció entre los años 1950 y 1970, al defender la idea de transitar hacia una sociedad socialista mediante la “vía pacífica” o “vía no armada”, asumida a partir del estudio de la realidad social del país, con clases y capas diferenciadas, pero con intereses comunes.
El diputado, luego, se refirió al contexto social y político que rodeó a la Unidad Popular, al golpe militar y al periodo que lo siguió, donde pudo conocer y tratar más directamente a “Don Lucho”, en el campo de concentración de Ritoque.
Recalcó que, pese a las circunstancias, Corvalán no se amilanó ni cayó en el derrotismo, pese a la muerte de su hijo o a su exilio posterior, donde se puso a la cabeza de la Comisión Política del Partido Comunista en Moscú. Asimismo, destacó sus acciones en los años 80s en pro de incentivar el término de la dictadura, su permanente actuar en política y su lucha contra la exclusión política a que era sometido en Chile el Partido Comunista, colectividad a la que perteneció hasta su muerte, el 21 de julio de 2010.
«Estamos orgullosos de haber contado en nuestras filas con un personaje de la envergadura política y moral, como lo fue don Luis Corvalán, digno continuador de la cultura comunista, de raigambre obrera, campesina e intelectual, que iniciara Luis Emilio Recabarren y que se proyectó como un partido de masas, inserto en la realidad nacional, protagonista de tantas luchas que sigue en la senda de las transformaciones de contenido democrático y de justicia social», sentenció.
Otros discursos
En segundo lugar intervino el diputado Pepe Auth, quien sostuvo que Luis Corvalán Lépez es uno de los grandes políticos del siglo XX:
«Estamos hablando del 32 al 2006. Estamos hablando de muchísimos años de militancia en su partido y, por lo tanto, hablar de Luis Corvalán es hablar del Partido Comunista».
Resaltó el proceso que llevó a cabo para convertir al Partido Comunista en uno de los más grandes partidos de Chile en términos de su adhesión popular, pero sobre todo en términos de su inserción social; y puso de relieve cómo Corvalán encarnó la idea de que las grandes transformaciones en Chile requieren grandes bases de sustentación social y política:
«Él fue un buscador y un constructor incansable de mayorías por el cambio y la Unidad Popular fue una expresión de aquello».
Consideró que Luis Corvalán jugó un rol insustituible en el proyecto de Salvador Allende y remarcó su carácter de esencia republicana y de apoyo a las instituciones democráticas, pese a las influencias de la época (guevarismo de los 60).
Estimó que Chile lo recordará por su contribución inestimable al avance de los derechos sociales y políticos del pueblo; por su búsqueda incansable de la unidad más amplia del pueblo para impulsar reformas que hicieran de Chile un país más justo; por su sentido común, su capacidad de sintonizar y de representar las aspiraciones y los sentimientos de la gente más sencilla de Chile; y por su resiliencia y la de su partido.
A continuación, expuso el diputado Marcelo Schilling, quien también recordó los hitos principales del político desde su nacimiento, pasando por sus estudios en la Escuela Normal de Chillán, su participación en el periodismo nacional, su labor como senador y su rol protagónico en el Gobierno de la Unidad Popular:
«¿Cómo no recordar sus reflexiones en la construcción de la Unidad Popular y de ese gobierno en su libro Camino de Victoria? Ahí relata este largo proceso que, con diferencias y coincidencias en el campo popular, se fue afianzando hasta abrir paso al gobierno de Salvador Allende».
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Estimó que este es el momento para solidarizar y recordar el dolor de quien sufrió, fue perseguido y encarcelado por sus ideas y militancia comunistas, destacando en este ámbito su paso por diversos lugares de retención: Pitrufquén, en 1952; Pisagua, en 1956; y en la Escuela Militar, en la Escuela de Infantería, en la isla Dawson y en los campos de concentración de Ritoque y de Tres Álamos, después del golpe de 1973.
Dijo que también es el momento para celebrar la valentía de quien venció el exilio y logró ingresar clandestinamente al país en 1983, para continuar con la lucha por la recuperación de la democracia, la que venía realizando desde los países en que estuvo exiliado.
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Asimismo, destacó su oposición férrea a la dictadura, al plebiscito de 1980 y a la Constitución que se derivó de dicho proceso. Planteó que, en ese escenario dictatorial, como antes en la Unidad Popular y en el gobierno de Allende, mantuvo la idea de una política de alianzas amplias, señalado que para sostenerse, desarrollarse y vencer, la revolución debe contar con la mayoría, con una correlación de fuerzas que le sea favorable y con alianzas que permitan el acuerdo y el compromiso:
«Rendimos, con orgullo, homenaje a Luis Corvalán, quien proclamó siendo prisionero en isla Dawson: ‘No temo por mí. Amo la vida, pero no temo la muerte, si fuera necesario caer por mi causa’. ¡Honor y gloria a Luis Corvalán!».