lunes, diciembre 23, 2024
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Histórica Entrevista al Ché Guevara en Cadena Norteamericana

El 22 de febrero de 1964 la periodista norteamericana Lisa Howard de la cadena ABC entrevistó al Comandante Che Guevara en su despacho del Ministerio de Industrias de Cuba.

Estos son 47 minutos de lo filmado entonces de los que solo se transmitieron 22 minutos doblados al inglés el 22 de marzo de 1964.

Lisa Howard era una presentadora estrella con su propio programa Lisa Howard and News with a Woman’s Touch, espacio en el que realizó entrevistas a personalidades como Nikita Jruschov, el Sha de Irán, Eleanor Roosevelt, Barry Goldwater y Nelson Rockefeller.

En abril de 1963, viajó a Cuba para realizar un documental sobre el líder de la revolución Fidel Castro. Durante esta entrevista, Castro le confesó a Howard que estaba dispuesto a mejorar las relaciones entre Cuba y Washington. Howard se transformó en una activa partidaria de normalizar relaciones con Cuba.

Esa postura condujo a que la cadena ABC la despidiera, por presión del propio Presidente Lyndon Johnson, a fines de 1964.​

Devastada, Lisa Howard fue hospitalizada por depresión en 1965. El 4 de julio de ese año, Lisa tomó una dosis fatal de barbitúricos. Su muerte fue reportada como suicidio.​​

A continuación, transcripción de la entrevista en las oficinas del Ministerio de Industrias, en La Habana, a Ernesto “Che” Guevara:

Lisa Howard: ¿Cuánto afecta el bloqueo económico la economía cubana?

Comandante Guevara: No puedo darle una cifra exacta del efecto del bloqueo en Cuba, y, créalo o no, el bloqueo tiene efectos buenos y malos. Entre los buenos está el desarrollo de la conciencia nacional y el espíritu de lucha del pueblo cubano para superarlo […] que toda nuestra maquinaria era estadounidense, y que también nos vendían su maquinaria de segunda mano, y con ganancia, y muchas de esas líneas de abastecimiento se han descontinuado ahora, así que puede imaginarse lo que ha implicado para nosotros este bloqueo y el esfuerzo que se necesita para contrarrestarlo. No puedo darle cifras. No las conozco. Pero obviamente ha sido un serio obstáculo. Pero a la vez, ha sido una útil lección para nosotros. Nos ha enseñado cómo manejar nuestra economía en el futuro. Creo que eso más o menos responde su pregunta.

LH: Rusia está inyectándole una gran cantidad de dinero a la economía cubana cada día. ¿Qué le sucedería a la economía de la Isla si esa ayuda cesara de repente?

CG: Esas afirmaciones sobre sumas diarias me parecen típicas de la manera de pensar de los norteamericanos y del concepto que tienen sobre las inversiones. Puede que de cierto modo reflejen la idea de lo que entienden los norteamericanos por “ayuda”. La ayuda de los Estados Unidos a los países de la América del Sur al final se revierte contra el Estado que la recibe. En nuestro caso ha habido algo que podría llamarse ayuda, como la condonación de ciertas deudas comerciales, créditos a largo plazo, pero sobre una base puramente comercial. En cuanto al resto, se trata del comercio normal, natural, entre dos países. Los Estados Unidos ya no son el principal socio exportador-importador de Cuba. Es la Unión Soviética.

Pero si con su pregunta sobre qué pasaría si cesara la ayuda soviética se refiere al conjunto de nuestros intercambios, puedo responderte que la vida del país se paralizaría, porque… por ejemplo, el petróleo, todo nuestro petróleo, casi cuatro millones de toneladas, viene de la Unión Soviética, pero no se trata de ayuda, sino de un intercambio comercial sobre la base de una absoluta igualdad, y nosotros pagamos con azúcar y otros productos.

LH: ¿Podría hacernos una evaluación de cuán efectivo ha sido el bloqueo de los Estados Unidos?

CG: Creo que casi me está invitando a filtrarle información confidencial. Hemos reconocido la importancia del bloqueo, pero también hemos afirmado, con la misma tranquilidad, que el bloqueo no nos impediría avanzar. Pero primero que todo, resulta difícil ser específico sobre él, y además, no es muy apropiado. Después de todo, a pesar de sus buenas intenciones, seguimos siendo enemigos. Y el enemigo en realidad solo debe conocer generalidades de la otra parte.

(…)

LH: Comandante Guevara, ¿cree usted que este comercio con Occidente continuará y quizás se ampliará en un futuro próximo?

CG: Eso espero. Naturalmente, no depende solo de nuestros deseos, sino también de los deseos de las personas con quienes comerciamos hoy. Pero tengo esperanzas de que continúe y de que entremos en una nueva era en lo relativo a las relaciones con Cuba. Que los países europeos se hayan dado cuenta de la importancia de sostener relaciones con todos los países del mundo y de que Cuba es un buen mercado, un mercado confiable, estable, en resumen, un mercado permanente.

Así que todo nos lleva a confiar en que estas relaciones continuarán y se ampliarán en el futuro. Estamos extremadamente interesados en eso. Ya hemos firmado acuerdos para la compra de fábricas completas con ciertos países: con Francia, con Inglaterra, con Japón. Creemos que en el futuro podremos proseguir este tipo de transacciones con mayor seguridad, porque en el pasado siempre existía el temor de que si se interrumpían las relaciones comerciales cómo íbamos a obtener piezas de repuesto, pero en especial Inglaterra y Francia han mantenido muy buenas relaciones con nosotros a ese respecto. Han garantizado el suministro de piezas de repuesto para los equipos que les hemos comprado durante la etapa revolucionaria.

Esto también ha robustecido nuestra confianza en la posibilidad de importar nueva maquinaria, y entonces, con técnica de primera clase, de los últimos modelos, equipar toda una serie de industrias que ahora nos encontramos desarrollando.

LH: ¿Qué le ocurriría a la economía cubana si este comercio con Occidente se interrumpiera de repente

CG: Nada.

(…)

LH: Comandante Guevara, muchas evidencias externas indican que el sistema económico marxista no funciona. No le proporciona una vida de abundancia a su gente. Al cabo de 47 años, la Unión Soviética todavía no es capaz de brindarle alimentos, viviendas y ropa apropiados a su pueblo. ¿Cree que es posible que el sistema marxista no brinde incentivos adecuados para alcanzar altos niveles de productividad?

CG: Usted tiene una tendencia a hacer declaraciones en forma de preguntas. Y de nuevo, primero tengo que refutar su declaración y después responder la pregunta. Dice que se ha demostrado que el marxismo, o el sistema marxista, no les proporcionan a las personas lo que necesitan ni les garantizan bienestar. Creo que es exactamente lo contrario. Si comparamos el nivel de vida de los Estados Unidos con el de otros países, tenemos que reconocer que el de los otros países es más bajo, pero cuando habla del modo de vida norteamericano y el mundo libre, tiene que considerar a los 200 millones de latinoamericanos que mueren de hambre, que mueren de enfermedades, que ni siquiera llegan a la edad adulta. Que mueren de hambre en la niñez. Todas esas personas contribuyen a la grandeza económica de los Estados Unidos, que los explota de una u otra forma. Lo mismo ocurre en África, y ocurrió en Asia también. El marxismo le pone fin a todo eso. Mientras estamos asediados por el imperialismo norteamericano no podemos ofrecerle a nuestro pueblo todas las cosas que nos gustaría, pero le hemos dado todo lo que podemos, todo lo que hemos sido capaces de hacer hasta el momento, y sobre una base de igualdad, desde los ministros hasta el funcionario más simple. Y esa es la razón fundamental de que la gente siga luchando por su liberación.

LH: Pero el gobierno de los Estados Unidos está muy consciente de los problemas de la América Latina, y mediante la Alianza está tratando con mucha fuerza de elevar el nivel de vida de las personas en todo el hemisferio. Ahora bien, si las clases gobernantes acuerdan realizar reformas agrarias y reformas tributarias, y si el nivel de vida aumenta, ¿no perdería su efectividad el mensaje de la revolución cubana?

CG: Por supuesto que la perdería de inmediato. El mensaje de la Revolución cubana tiene significado porque, por su propio peso, el imperialismo solo puede realizar reformas tibias que no van a la raíz de los problemas. Si toda la América Latina se liberara de la dominación imperialista, el imperialismo enfrentaría entonces problemas muy serios. Los cimientos del imperialismo son la dominación de los países latinoamericanos mediante el intercambio desigual, el intercambio de productos manufacturados por materias primas, la ocupación de cargos gubernamentales clave a través de las oligarquías nacionales sumisas a los imperialismos.

Si todo eso cambiara, el imperialismo perdería su fuerza. Enfrentaría entonces la crisis general del capitalismo. En otras palabras, la crisis planteada por la clase obrera en su propio país.

Aunque esto no es tan inminente en su país, porque la explotación de las clases trabajadoras se transfiere a la América Latina, África y Asia, pero en ese caso el conflicto se produciría directamente en los Estados Unidos. Obviamente, el mensaje de la Revolución cubana perdería toda su importancia, pero tampoco sería necesario, porque eso es precisamente lo que deseamos para todo nuestro pueblo latinoamericano, y una vez que se lograra, no habría necesidad de seguir lanzando mensajes. No tendrían ningún significado.

LH: ¿Entonces estamos de acuerdo en el deseo de que se realicen esas reformas?

CG: Verdaderas reformas, que permitan el acceso del pueblo al poder. En ese caso, estamos de acuerdo.

LH: Comandante Guevara, ¿cree que eso no se puede producir mediante un proceso evolutivo, sino que tiene que ser resultado de la violencia y de conmociones revolucionarias?

CG: Eso depende, por supuesto, de las clases reaccionarias. Son ellas las que se niegan a ceder el poder, a entregar las riendas del poder. Allí donde las clases reaccionarias insistan en aferrarse al poder en contra de la voluntad de todos, saltará la chispa que puede incendiar a toda la América Latina, y el pueblo llegará al poder.

LH: Comandante Guevara, desde el triunfo de la revolución, la economía cubana, según todas las informaciones, se ha deteriorado seriamente en todos los sectores. La producción industrial, la producción agrícola y la zafra azucarera, que el año pasado cayó a tres millones y medio de toneladas. ¿Cómo explica esta regresión económica?

CG: Bueno, de nuevo la pregunta es una afirmación, así que lo primero que hay que hacer es refutar la afirmación para luego contestar la pregunta. Usted dice que todos los aspectos de la economía cubana se han deteriorado en el curso de la revolución, y yo le digo que se equivoca. La producción industrial creció a partir de 1959, y habría podido crecer mucho más de no haberse visto afectada por la industria azucarera, que en realidad ha decrecido. La producción industrial ha aumentado a un ritmo anual del 7 %, sin contar, por supuesto, el azúcar. Y el incremento de 1963 y los estimados para 1964 muestran un porcentaje aún mayor. En 1963 fue de un 10 %, y los estimados para 1964 son todavía mayores, y la producción de azúcar aumentará también.

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