Todos los dias pasaba forzosamente frente a la Botillería El Corcho Abstemio en Bellavista. Yo no bebo alcohol. Veia al Jano con sus rulos negros su cara blanca y su sonrisa blanca detrás del mostrador, las rejas con los tres candados, y solo una ventanita para atender a los cabros, las mujeres y las bandas más nocturnas buscando cervezas, bebidas, botellas de pisco, cigarros y galletas.
Como todos, pasaba caminando lento a la casa.
El Jano apareció en la puerta y me dijo :
Oiga Felipon… Ud es guionista- y me paso el porro a lo argentino, era de fuego puro, y empecé a toser:
– Efectivamente conteste. Soy el guionista.
-Ah…Ud es el mítico guionista de Takilleitor, y yo con Barrera queremos hacer una película porno-
Jano, tenía los ojos abiertos como zapatos viejos.
– …Y por que no escribe una, le pagamos con un montón grande de este mismo humo- Se reía, llamó por teléfono al Barrera que vivía en el pasaje a una cuadra de mi casa y a dos de la Botillería.
Jano, el director Barrera y yo, el guionista, nos fuimos caminando al pasaje.
—Quiero ser actor, un actor alegre vestidos a lo Sultán- decía uno. Y se ponía toda la esperanza en mi, de la porno que soñaban, y el proyecto era del director
Leonardo Barrera que producía películas piratas. Escuche la falta de guionistas y las quejas de Barrera, que tenia a su Reichell, la porno girl colorina, y justo saludo llego la Reichell y se fue a comprar panes con queso.
Y me sentí volado con este deseo tan underground les dije:
«Mira la Reichell, linda y rica, esta un lugar blanco, como el espacio de un dentista, y se pone a examinar un regalo que le mandaron de Egipto. Es erotica con ropa provocativa. De ahi, de Aladino sale Jano vestido de genio, y le dice:
– Puedes pedir tres solamente tres deseos- y se pone en espera.
La Reichell pide un negro con una herramienta desproporcionada, y le da sex duro encima del escritorio. –
– El Cartero llama dos veces???- preguntó Jano enrrolando otro. Lo miro al modo de un ovni mira a otro ovni, que van en la misma dirección.
Continúe mi relato que iba escribiendo en un papel de cuaderno con un pedazo mosdisqueado de lápiz faber. –
– Continúe profesor, continúe- decía Barrera- Por favor. –
…Bueno, y en un otro día, Reichell en aburrido dia, frota la lámpara con este genio, y el negro falicone y es el segundo deseo y es el mismo Negro que hace acrobacias sexuales en el mismo escritorio. Así no más. Otro día lo mismo. De nuevo la Reichell esta frenéticamente erótica loca, frota la lámpara con furor de bailar en el caño, pide el tercer deseo y sale el mismo Negro. Este se luce en el vuelo del cóndor, en el masticar la laucha… y la Reichell sonría feliz, ese fin golpeador.
Barrera estaba feliz, sus ojos chicos mirando extraño, -un genio mira a otro genio dentro de un ovni que esta estacionado al lado de otro ovni.
Nos miramos, Charles Chaplin y Buñuel, unidos en un solo destino: la porno propia. –
Genio, huevon, genio… eres un genio- y me quito el cigarro- Talento puro compadre!!! – Lo dije y que! -grito- –
Y el titulo…? Cuál sería el título de nuestra primera porno?-
Repetía Jano «el título» con su cara blanca que pensaba en el turbante y su actuación de Sultán en la película porno.
– Como te llamas???.. Le increpe-
– Jano… -respondió.
– Bueno, la película se llama Janito con H muda.
– Me miraron con la pieza llena de humo, y unos aleteos de brazos sacando humor por las ventanas.
Genio…este es genio… repetían y mientras se silenciaban las carcajadas de los tres. –
Bueno, solo una cosa amigos – les dije- – Aquí no hay guionista porque igual me produce un poco vergüenza…!
Y puse el papel en la mesa: «Hanito el genio del Placer…»
Fuente: Escáner Cultural