Apenas unas horas después de tomar posesión como primer ministro, Alexis Tsipras lamentó que la Unión Europea hubiera incluido a Grecia sin consulta previa en un comunicado que instaba a Moscú a aplicar los acuerdos de alto el fuego de Minsk en el este de Ucrania, y amenazaba con nuevas sanciones. Asumiendo con decisión una postura de independencia frente a la UE y pronunciándose a favor de Rusia, un alto funcionario de Exteriores dijo que “Grecia no está de acuerdo con el espíritu de las sanciones”. Y el ministro de Defensa, Panos Kamenos —líder del partido de derecha nacionalista que apoya a Syriza—, habló de abrir la puerta “a una mayor colaboración con Rusia en la compra de armamento”.
Como si todo esto no fuera suficiente para caracterizar su posición, el súper ministro de Reconstrucción Productiva y Energía, Panayiotis Lafazanis —único representante en el Gobierno de la facción más izquierdista de Syriza—, declaró: “Estamos contra el embargo impuesto a Rusia”.
Sin duda a esto se refería Tsipras cuando durante su campaña hablaba de recuperar la dignidad del país: poder discrepar en voz alta y sin someterse a los dictados del capital que financia la recuperación económica de Grecia.
El líder de Syriza está rompiendo con todas aquellas señales con las cuáles los griegos no se sentían cómodos. Hasta ahora cuando se elegía a un primer ministro, éste concedía la primera audiencia diplomática al embajador de Estados Unidos; pero Tsipras eligió al embajador ruso en Atenas, Andrei Maslov, para su primer contacto diplomático.
Los gestos del nuevo gobierno griego han inquietado a la UE y a Estados Unidos, que mantiene una base militar en la isla griega de Creta desde donde dirige sus acciones en el Mediterráneo Oriental. Por esto el presidente Barak Obama llamó telefónicamente a Tsipras y junto con felicitarlo por su triunfo le recordó la tradicional alianza entre sus naciones.
Aun cuando Grecia y Rusia tienen un largo historial de amistad, nunca habían llegado a la proclamada cercanía de hoy. El año pasado, durante su gira internacional como candidato a presidente de la Comisión Europea, Tsipras visitó Moscú y manifestó su preocupación por la ideología neonazi del Gobierno de Kiev y se pronunció en contra de las sanciones acordadas en contra de Rusia
Ayer, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, visitó Atenas y abordó con Tsipras “todos los temas europeos”, incluidas la crisis de Ucrania y la postura hacia Rusia, el único asunto en el que, según fuentes de Exteriores, Tsipras y Schulz no se pusieron de acuerdo.
Algunos analistas críticos dl nuevo gobierno, temen que el acercamiento de Grecia a Rusia dificulten las negociaciones con los organismos financieros que sostienen el rescate de la economía griega. Pero otros más pragmáticos, afirman que sólo se trata de buscar nuevas herramientas para negociar desde una posición más digna,