Hay un rumor rondando por los pasillos de la elite. La idea ya la hemos escuchado en otros momentos de nuestra historia y tiene que ver con formar un “gobierno de unidad nacional”. Es decir, un golpe blando. Una manera suave de sacar a Michelle Bachelet con la idea de lo que “es conveniente para el país”. Sería bueno preguntarse cuál visión de país se busca salvar, pues existen muchas.
Una de las personas que se hizo parte de esta idea -y hasta postuló a Ricardo Lagos como la persona que debe hacerse cargo de este proceso- es Patricio Navia. En una columna en El Libero- ¿dónde más?- planteó que Bachelet tenía muy pocas posibilidades de terminar con su mandato debido a los casos de corrupción conocidos, por lo que había que tomar medidas al respecto. Es raro, pero parece que no hemos aprendido nada de la historia. Hablamos de ella, pero no la asimilamos. Menos la entendemos.
¿Qué significa realmente un “gobierno de unidad nacional”? Simple: reemplazar una administración democráticamente elegida por otra que dos o tres personas que la alta burguesía nacional- sí, todavía existe esa gente- considere “la indicada”. ¿Democrática la medida? Claramente no. Más bien resulta antojadiza y atenta en contra de las instituciones para así llamar “interés nacional” a un capricho de asustadizos que quieren que todo se conserve tal cual está. No es nada más que eso y parece poco creíble que sea una idea que surja realmente debido a los interminables casos de boletas. Es más parecido a un golpe ideológico. A una rebeldía reaccionaria de parte de quienes dicen querer mantener la estabilidad.
Y es que parece que ellos fueran los únicos que pueden rebelarse y velar por sus intereses. Es su pequeña y burguesa asamblea constituyente a cuatro paredes la que quieren realizar con esta idea que de lejos parece tan patriota. Tan repleta de sentido común y tan, pero tan acorde a la realidad. Aunque sería bueno, eso sí, preguntarse a qué realidad es a la que se refieren.
Con esta idea podemos notar algo que la historia siempre nos ha dicho pero nunca hemos escuchado con detención: la elite es más desestabilizadora y caprichosa que la ciudadanía común y corriente. Es también más revolucionaria que quienes andan pidiendo revolución, ya que su golpe sobre la mesa ha cambiado los paradigmas de nuestra sociedad según sus lloriqueos y lo que estiman conveniente y saludable para ese país que consideran suyo. Ellos, sí, los mismos que miran toda marcha y toda manifestación propositiva de cambios como un atentado a la democracia, hoy quieren hacernos saber que este régimen es suyo y lo deshacen cuando quieran y a la hora que se les plazca con tal de mantener todo de acuerdo su parecer.
Los mismos que ven toda idea de que la ciudadanía pueda hacerse parte de un proceso constitucional, se sienten los mandatados a tomar decisiones e instalar un gobierno de facto sin siquiera sonrojarse. Sin siquiera pedirnos permiso. ¿Gobierno de unidad nacional? No, esto es un soterrado golpe de Estado.
(*) Periodista
Fuente: MQLTV.com
