Igual que en todos los barrios hay alguien apodado “el chino”, en todos los grupos de amigos hay alguien a quien llaman “el mayor borracho del mundo”. Por supuesto, todos ellos palidecerían ante las aventuras etílicas de nuestro amigo André René Roussimoff, más conocido como André el Gigante, estrella mundial de la lucha libre, en la década de los setenta.
Y es que André sí que puede presumir de haber sido el más grande bebedor de todos los tiempos gracias a su físico: medía 2,24 centímetros y pesaba más de 200 kilos. Pero no sólo merece el título por sur tamaño: su vida fue un continuo suceder de anécdotas donde las copas y las borracheras tuvieron tanta importancia como sus combates de lucha libre.
André nació en Francia en 1946, y como imaginaréis, sus padres no tardaron mucho en darse cuenta de que iban a tener un crío enorme. Con ese tamaño, había un campo donde podría hacer fortuna: la lucha libre, espectáculo donde fue una estrella y que le llevó recorriendo todo el mundo… y probando sus licores.
Y es que bebía como un cosaco. Cuando comenzó a ser una estrella, y cobraba cerca de 20.000 dólares por cada aparición, no tenía que andarse con chiquitas: podía bajar una caja entera de latas de cerveza en cosa de hora y media. Así se entretenía durante los largos viajes de un estado a otro, que tenía que hacer en un tráiler habilitado para su enorme tamaño.
Sus habituales escapadas nocturnas provocaron que la WWF le asignara un “ayudante” cuya única labor era la de acompañarle en sus juergas y asegurarse de que no le pasaba nada malo. El mismísimo Hulk Hogan, cuando empezaba, solía ocuparse de que su compañero no se quedaba sin alcohol: si así ocurría, este vaciaba el cubo de latas vacías sobre el guerrero rubio.
Pero el título oficial se lo ganó por una hazaña en concreto. En una ocasión consumió 119 latas de cerveza durante un periodo de 6 horas. Durante esa juerga bebió más de 41 litros de esta bebida fermentada, tumbando, claro está, a todos sus compañeros de farra. Viendo el tamaño de una lata en su mano, no nos parece tan raro.
Pero aunque este exceso quedó documentado, hay quien afirma que no es sino la punta del iceberg. Los luchadores Mike Graham y Dusty Rhodes (quizá les recuerden algún fanático del Pressing Catch de T5) afirman que en una ocasión se bebió 156 yonki-latas (470 ml) de cerveza de una sentada.
Y como no hay dos sin tres, existe constancia de una tercera mega-borrachera del gigantón. Una vez que André se encontraba alojado en un hotel de Reading, Pennylvania, y con poco que hacer, decidió bajar al bar del establecimiento a tomar algo: 127 latas de cerveza. Después se lo encontraron inconsciente tirado en el lobby del hotel, según cuenta una compañera suya, La Fabulosa Moolah, en su biografía.
El personal del hotel no pudo levantar los por entonces 290 kilos que pesaba nuestro amigo en aquel momento y tuvieron que esperar a que se despertara él mismo pasadas las horas.
Es obvio que las cervezas eran su bebida predilecta, pero de vez en cuando cambiaba su menú. Estando de gira por Japón, a los promotores locales se les ocurrió regalarle una caja con 16 botellas de vino. De nuevo, André se las bebió todas en el bus de camino al estadio donde pelearía. Lo más increíble es que nuestro héroe tuvo tres peleas esa noche: nadie notó la ingestión masiva de alcohol durante el combate. Y al terminar, hale: Hulk Hogan volvió a salir a buscarle a André más alcohol.
Eso sí: André era un tipo generoso y casi siempre invitaba a todos sus compañeros de aventuras. Y dejaba propina y todo. Aunque su mayor factura corrió a cuenta de los productores de ‘La Princesa Prometida‘.
Cuando terminó su mes de rodaje, su cuenta del bar superaba los 40.000 dólares de la época.
Al director, Rob Reiner, no le hizo mucha gracia. Pero menos gracia le hacía aún como llegó a esa suma: a base de invitar a sus compañeros, Cary Elwes y Mandy Patinkin a larguísimas noches de juerga. El resultado: enormes resacas para los actores principales que retrasaban los rodajes día sí, día también. Llegó a pedirle a André que por favor dejara de llevárselos de juerga.
André no le hizo ni caso, claro está.
Y como todo en su vida era a lo grande, hasta su afición al alcohol le trajo algo inesperado. En 1988 André se había retirado, pero se sometió a una operación de espalda para afrontar un último combate contra Hulk Hogan. A la hora de operarse surgió un problema: ¿cuánto gas hace falta para dormir a alguien de semejante tamaño? Ninguno de los doctores tenía la más mínima idea. ¿Podrían pasarse y poner en peligro su vida? ¿O quedarse cortos y despertar en medio de la operación?
Pero uno de ellos tuvo una idea: preguntarle a André si le gustaba beber y cuanto tardaba en pillarse el puntillo. El Gigante confesó que con un par de litros de vodka comenzaba a entrar en calor. A partir de ahí, el anestesista fue capaz de extrapolar la cantidad necesaria de gas. Es un sistema que aún se utiliza en casos de gente de extraordinario tamaño, como este.
Entre bebida a bebida quedan, como debe ser, un montón de historias y anécdotas: desde robar un carruaje y cruzar New York cabalgando hasta a tirar a dos compañeros suyos de más de 150 kilos al mar… cada uno en una mano. La próxima vez que algún amigo presuma de aguante o lucha de barra, recuérdale las hazañas de nuestro protagonista de hoy.
Fuente: Taringa
http://www.taringa.net/posts/humor/17068539/Andre-el-Gigante-las-aventuras-del-mayor-borracho-mundial.html