La clase empresarial, y la prensa que controla, chillan a diario sobre la desaceleración de la economía chilena, producto, dicen, de la incertidumbre que generan las reformas, el cambio en las reglas del juego» y el deterioro de «las confianzas». Pero lo que esos avariciosos e insaciables no dicen es que mientras la economía del país creció en 1,5% en 2016, las utilidades de los grandes grupos monopólicos que controlan cerca del 90% del PIB, crecieron 37% en promedio en el mismo lapso, llegando en algunos casos al 306% o al 80%.
¿Cuál crisis?: los grandes grupos económicos siguen ganando a manos llenas
Marco Kremerman (*)
¿Quién desacelera cuando Chile se desacelera? Las ganancias de las grandes empresas claramente no. En 2016, las utilidades de las casi 600 compañías que reportaron sus datos a la Superintendencia de Valores y Seguros aumentaron 37%, llegando a US$20.000 millones. Sí, mientras el país creció solo un 1,6%, las ganancias empresariales anduvieron por las nubes, incluidas las de grupos económicos relacionados con financiamiento irregular de la política, como SQM, Empresas Banmédica, Grupo Penta y Aguas Andinas.
Nos dicen que la economía chilena se desploma, pero al mismo tiempo las utilidades de muchos sectores económicos crecen sustancialmente y los millonarios se hacen más millonarios ¿Cómo se puede explicar esta situación?
De acuerdo a los últimos datos disponibles y corregidos por el Informe de Cuentas Nacionales del Banco Central, durante estos 3 años, el Producto Interno Bruto (PIB) en Chile ha crecido 1,9% en promedio. El año 2016, se observó un crecimiento de 1,6% y las proyecciones para el 2017 son poco favorables. La demanda interna ha caído principalmente por el deterioro de la inversión, pero también se ha experimentado una disminución de las exportaciones, lo cual se encuentra en sintonía con un cuadro que da cuenta de problemas externos e internos para nuestra economía.
El mundo crece poco y no ha podido salir de una crisis financiera y económica que se arrastra por cerca de 10 años y que amenaza los fundamentos de la arquitectura económica mundial, afectando con mayor fuerza a aquellos países como los nuestros, que tienen matrices productivas débiles y dependientes del precio internacional de las materias primas, como el cobre.
Al mismo tiempo, una vez que la Presidenta Bachelet asume su segundo mandato, a este complejo cuadro internacional se agrega un frenazo interno que va de la mano con la discusión y posterior aprobación de algunas reformas tenues e incluso contradictoras, pero que en términos discursivos y, en algunos casos, en términos prácticos (se desintegra parcialmente el sistema tributario, se suben los impuestos a las utilidades de las empresas y se reducen espacios para la elusión), comienzan a amenazar el particular patrón de acumulación capitalista que ha operado en Chile en las últimas décadas y que puede resumirse en la siguiente frase: todas las leyes y todas las instituciones deben funcionar al ritmo de los grandes empresarios, y las extraordinarias ganancias y rentabilidades que se han observado en los distintos sectores productivos pasan a ser un derecho adquirido del capital, ya que prontamente vendrá la recompensa para el resto de la población, el chorreo.
Cualquier debate, proyecto de ley o reforma que interrumpa (aunque sea marginalmente) este proceso y sus bases culturales hegemónicas, inmediatamente debe ser enfrentado sin contemplación por los dueños y representantes del capital e, incluso, sacando el pie del acelerador a través de un congelamiento en los planes de inversión, para que quede claro que con ellos no se juega.
No obstante, el PIB es un indicador incompleto, ya que no mide desarrollo ni la distribución del producto (desigualdad), tampoco da cuenta del daño al medioambiente, ni mide el trabajo no remunerado (como es el trabajo doméstico que recae fundamentalmente sobre las mujeres).
Por tanto, cuando el PIB crece a tasas más bajas, perfectamente puede suceder que, en general, los chilenos y chilenas puedan estar experimentando una situación económica más compleja, pero los grandes empresarios siguen acumulando y ganando como si el país se fuera a acabar. Esto es lo que está pasando en Chile. Veamos algunos datos:
1) El año 2016, las utilidades de las casi 600 empresas que reportaron sus datos a la Superintendencia de Valores y Seguros aumentaron 37%, llegando a US$20.000 millones. Sí, leyó bien, mientras el país creció solo un 1,6%, las ganancias empresariales anduvieron por las nubes.
Por ejemplo, la matriz del grupo Luksic, Quiñenco, experimentó un crecimiento de 83,1% en sus utilidades. Cencosud, el holding de Paulmann, tampoco se quedó atrás y sus ganancias subieron un 67,2%. Empresas Juan Yarur, matriz del Banco BCI y de otras empresas vinculadas al negocio de los seguros, registró un aumento de 50,1% en sus utilidades.
Por otro lado, el holding Inversiones La Construcción (ILC), controlado por la Cámara Chilena de la Construcción y dueño de importantes empresas del sector financiero y de la salud, como AFP Hábitat, CorpSeguros, Banco Internacional e Isapre Consalud, vio cómo sus utilidades crecieron un 306,6%.
Por si fuera poco, empresas de grupos económicos investigadas y en algunos casos sancionadas por financiamiento ilegal y transversal a la elite política, como SQM (Ponce Lerou) y Empresas Banmédica (Grupo Penta), registraron un aumento en sus utilidades en 30,6% y 27,8%, respectivamente. En el caso de Aguas Andinas –que además hace unos días cortó el suministro de agua por tercera vez, en poco tiempo, a un porcentaje importante de los habitantes de la Región Metropolitana–, sus utilidades llegaron a $154.837 millones ($424 millones «al día»), lo que equivale a un aumento de 16,7%, y alcanzó una no despreciable rentabilidad sobre su patrimonio de 24%.
Precisamente, la elite política que se ha beneficiado de este financiamiento, diseñó gran parte de la arquitectura que ha servido de base para el patrón de acumulación de estos grupos.
2) Las ISAPRES, en el año 2016, tuvieron utilidades por $51.061 millones, lo que representa un incremento de 62,2%. No obstante, para este año ya se ha anunciado aumento en el precio de los planes de salud.
3) El retail en su conjunto, específicamente las 6 grandes cadenas que transan sus acciones en Bolsa (Cencosud, SMU, Hites, Falabella, Ripley y La Polar), registraron un crecimiento de 80% en sus utilidades. En particular, más de un 30% del EBITDA (ganancia antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) proviene del negocio financiero, vale decir, no ganan por la venta de ropa o electrodomésticos sino por los intereses y comisiones que pagan las personas que compran a crédito y se endeudan.
4) Con relación al año 2017, la Bolsa de Comercio de Santiago anotó el mejor primer trimestre en los últimos 18 años y el Índice de Precio Selectivo de Acciones (IPSA) aumentó 16,9%, el cuarto país en el mundo que más ha rentado y el tercer país donde se observa un mayor crecimiento en los montos de transacciones (52,3%). A pesar de que muchos analistas han dicho que esta situación se debe a una anticipación del mercado ante un eventual triunfo de Sebastián Piñera, lo cierto es que este aumento en el precio de las acciones es una tendencia más larga, dado que en las últimas 52 semanas (entre 1 abril de 2016 y 30 de marzo de 2017), el IPSA ha experimentado un aumento de 23,3%.
5) Por lo anterior, no es de extrañar que las Corredoras del Bolsa locales, el año 2016, aumentaran sus utilidades un 35,4%, llegando a más de $60.000 millones y, durante el primer trimestre de 2017, un 29%. En particular, la controvertida corredora LarrainVial, registró un crecimiento en sus ganancias de 124% a comienzos de este año.
6) La Banca, en el primer trimestre de 2017, registró un aumento de 27,7% en sus utilidades, llegando a $622.788 millones (casi US$1.000 millones), lo que equivale a $7.000 millones «al día».
7) Las que tampoco podían quedar atrás, son las AFP y el negocio del ahorro previsional. Sus utilidades subieron 42,1% en el primer trimestre de 2017, llegando a $116.182 millones ($1.291 millones «al día»).
8) Finalmente, si revisamos el Ranking Forbes actualizado, se puede observar que el patrimonio (riqueza) de todos los multimillonarios chilenos que aparecen en la lista, ha aumentado entre marzo de 2016 y el 30 de abril de 2017. Desde Ponce Lerou, que experimenta un crecimiento en su patrimonio de 121,4%, pasando por Luksic, que aumenta un 39,6% y llega a US$14.100 millones, hasta el ex Presidente Piñera, cuyo patrimonio en este período sube un 8%.
En síntesis, ante la pregunta «¿quién se desacelera cuando Chile se desacelera?», creo que ya se han despejado todas las dudas. Los dueños de Chile siempre ganan. Mientras tanto, en el mismo país, el «modelo» está arrojando el siguiente resultado: prácticamente 8 de cada 10 trabajadores gana menos de $500.000 líquidos y, de las personas mayores de 18 años, 81% están endeudadas. Entre ellas, 4,3 millones ni siquiera pueden pagar sus deudas (están morosas).
Fuente: El Mostrador