En la siguiente entrevista, las periodistas mercuriales intentan por todos los medios hacer pisar el palito a la Presidenta Bachelet, ya sea con preguntas capciosas, o con argumentos retorcidos, propios de la fronda empresarial. Sin embargo, ella no sólo conserva la calma, sino que se dió maña para ratificar el cumplimiento de sus metas programáticas.
Presidenta Michelle Bachelet, en la semana económica más compleja: «El ministro Arenas tiene toda mi confianza, absolutamente toda»
por Pilar Vergara y M. Soledad Vial
No le entran balas a la Presidenta Bachelet. Quizás la clave esté en lo que ella describe como «la experiencia», «la mayor tranquilidad» que da la oportunidad bien única de vivir un segundo período, y que la hace más impermeable a las sorpresas, «porque no es un terreno desconocido al que uno llega por primera vez». Las horas en que cumple seis meses de su regreso al poder se presentan archirrevueltas por donde se las mire. Pero ella lo que transmite es aplomo. Frente al cuadro que pintan las negativas cifras económicas, recuerda lo vivido durante la crisis del 2008 y le da gran espaldarazo gran a su ministro Arenas. Dice que es momento de actuar, y anticipa que se reunirá con la CPC de los empresarios a trabajar.
Pero al mismo tiempo, insiste en que las causas de la fuerte desaceleración son las internacionales y también lo que acusa como imprevisión del gobierno de Piñera. ¿Y la reforma tributaria, con sus incertidumbres? No lo niega a rajatabla, pero sí cuestiona lo de la incertidumbre: «Nadie puede decir que fue un conejo que saqué de un sombrero; lo anuncié desde el primer día de la campaña».
Las encuestas adversas que pegan a su gobierno y sus reformas tampoco la sacan de sus casillas. Cree que son reacciones esperables ante los cambios que prometió y que no dejará de hacer.
A pocas cuadras de La Moneda, marcha vociferante la CUT, encabezada por Bárbara Figueroa. Ahí llegan también los líderes PC, PPD, PS, incluido Andrade, el presidente de su partido. Presionan así por que la reforma laboral vaya adelante, y no se frene para esperar tiempos más calmos. Sin inmutarse, la Presidenta concede el derecho democrático de sus partidarios a manifestarse. Pero al mismo tiempo los notifica que la «agenda laboral» la administrará ella, en sus tiempos y contenidos.
En este encuentro con «El Mercurio», en medio de una maratón de actividades y un implacable reloj para partir a Las Cruces, a celebrar el centenario del antipoeta Nicanor Parra, les respondió también a sus partidarios que le demandan con insistencia cambio de gabinete, incluidos ministros políticos. «Siempre escucho lo que tienen que decir, pero como Presidenta de la República seré yo quien evalúe si en algún momento es necesario hacer un cambio». Para coronar la declaración, tuvo un gesto de simpatía hacia Nicolás Eyzaguirre, el más perjudicado en las últimas encuestas.
«Llegará el momento de sentarse con la CUT y la CPC»
-¿Cómo toma la presión de sus partidarios por apurar una reforma laboral en medio de un panorama económico complicado?
-En estos seis meses hemos estado trabajando en nuestros compromisos como gobierno. Vamos a cumplirlos todos.
-¿Es decir que las reformas laborales se van en octubre al Congreso?
-El acuerdo que se firmó para el sueldo mínimo incluye que se llevarán adelante algunos pasos vinculados a la agenda laboral en el último cuatrimestre. Vamos a ir cumpliendo los compromisos que hemos tomado, como el proyecto de multi-RUT, que ya cumplimos.
-¿Ve usted un cortocircuito entre la agenda laboral, que trae ruido a las empresas, y el momento económico que estamos viviendo?
-Así como leo en los diarios a muchos importantes empresarios enviándole mensajes al Gobierno todos los días, a otros sectores, como los trabajadores, les parece necesario que el Gobierno escuche que hay dos partes en esto. Es un ejercicio democrático. Así entiendo yo la marcha, incluso con presidentes de partidos que están en el Gobierno.
-¿Lo laboral no podría ser un nuevo remezón para las empresas, que son las que dan empleo?
-Llegará el momento si es necesario de sentarse con la CUT y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), como lo hicimos en 2009, para hacer una propuesta país que cuidará el empleo y agilizará la marcha de la economía.
-O sea que las reformas laborales ya están decididas.
-Vamos a cumplir el programa de gobierno. En qué gradualidad y oportunidad será algo que decidiré en su momento.
Arenas «tiene toda mi confianza»
-Si bien la economía comenzó a bajar a fines de 2013, usted decía que las cosas mejorarían a fin de este año. En los últimos días la vemos más preocupada, y el ministro Arenas declaró que la desaceleración ha sido mayor y más brusca de lo previsto: ¿Cuándo se dieron cuenta de que se complicaba?
-Todos los lunes en el comité político hacemos seguimiento a la marcha de la economía. Desde el comienzo ha sido una de mis preocupaciones fundamentales; el crecimiento es fundamental en Chile y el sector privado es esencial en el crecimiento. Hemos tomado todas las medidas; la agenda de productividad, crecimiento y energía; la capitalización de Codelco y BancoEstado, y todo el Gobierno está acelerando la marcha en concesiones, obras públicas, vivienda.
«La desaceleración económica efectivamente viene hace más de 18 meses; los indicadores del Banco Central lo demuestran. El crecimiento ha estado a la baja, aún no se ha expresado en una baja importante del desempleo, pero esos procesos pueden seguir desarrollándose. Nos parece importante que el Banco Central haya coincidido en que en 2015 habrá un crecimiento algo mejor y en 2016 se retomará el ritmo del crecimiento».
«También heredamos un Presupuesto que no estuvo pensado para actuar frente a la desaceleración, aunque el diagnóstico ya existía».
«Esto ha estado siempre presente en mis frecuentes conversaciones con el ministro Arenas, quien tiene toda mi confianza, absolutamente toda mi confianza».
-¿Responde a los críticos del ministro de Hacienda?
-No estoy contestando, solo estoy diciendo que él tiene toda mi confianza.
«El mayor impacto será lo que podamos hacer en 2015»
-Frente a la nueva baja en la proyección de crecimiento, que el Banco Central situó entre 1,5 y 2%, ¿lo que más le preocupa es que la caída llegue al desempleo?
-Las dos cosas me preocupan; que la economía se siga desacelerando, porque no es bueno para el país, y porque muchas veces genera desempleo. Hay áreas que han visto disminuida su actividad por otros motivos, como la agricultura por la sequía, la minería por los costos de la energía y un menor precio del cobre, o aprobaciones que han demorado proyectos de inversión. Esto es una tendencia global; según datos de Cepal, del FMI y del Banco Mundial no es solo Chile el que baja su crecimiento.
«Obviamente puede traer de la mano desempleo y por eso estamos trabajando activamente: queremos ejecución, obras importantes, necesarias e intensivas en mano de obra. Hay una palabra en administración que es ‘devengar’: se pone que gastó pero en realidad lo gasta el año siguiente. No me vengan con eso. Si es necesario, veremos otras iniciativas que tomar».
-¿Ya tiene un plan 2.0 en el caso de que la desaceleración no ceda?
-Estamos apurando el tranco en áreas muy intensivas en mano de obra, aumentaremos mucho los recursos en turismo para reactivar las economías regionales. Esto tendrá impacto, pero el mayor impacto será lo que podamos hacer en 2015.
-¿Cuál será el foco de su primer Presupuesto?
-Su foco considerará la necesidad de una importante inyección fiscal a la economía para que retome el crecimiento. Eso significa inversión pública, pymes y proteger a las personas impactadas por la desaceleración de la economía, como hicimos en la crisis 2008-2009.
-¿Entrega de bonos, como en su primer gobierno?
-Estoy hablando de mejorar la salud, acceso a medicamentos, a especialistas, necesidades diarias de las personas. No hemos entrado al nivel de instrumentos todavía; es una propuesta que me tiene que traer el ministro Arenas.
-¿Cómo leyó al presidente del Banco Central? En un discurso que algunos calificaron de político, habló de «factores externos e internos que estaban generando incertidumbre».
-Efectivamente, fue un discurso muy político.
-¿Descarta que la reforma tributaria haya traído incertidumbre?
-Aquí no hay ningún conejo sacado del sombrero: desde el primer momento, como candidata, señalé lo que íbamos a hacer. Es probable que algunos creyeran que era un discurso de campaña y que no lo haríamos, pero tomé la decisión de volver para hacer aquello que yo sentí que la ciudadanía estaba señalando como fundamental. Y lo refrendé a lo largo de la campaña, en todas partes.
«Un gobernante debe prestigiar la política, y se prestigia cumpliendo los compromisos. Claro que producen incertidumbre los cambios, obviamente que producen».
-¿Los tributarios más?
-Puede que no sean de la mayor alegría para quienes tienen más y tendrán que pagar más impuestos, pero nadie está pensando en cobrar más por cobrar más, sino en que todos paguen lo que corresponde. Finalmente, todos los partidos estuvieron de acuerdo en que era necesaria una reforma tributaria y se logró un acuerdo que esperamos se apruebe prontamente. Si el proceso de negociación generó incertidumbre, espero que, con la reforma aprobada y reglas claras, vayamos recobrando las confianzas, que siempre son importantes para el desarrollo político y económico de un país.
-Y que los empresarios vuelvan a invertir en el país.
-Entre otras cosas. Algunos están invirtiendo, y está viniendo gente de afuera a invertir, así que tampoco es que Chile haya caído en entredicho.
«Es buena señal que empresarios hayan condenado el caso Cascada»
-¿Está por tender nuevos puentes, lazos con ese mundo empresarial, para reanimar la economía?
-No hay ningún puente ni lazo cortado con el mundo empresarial. He participado en múltiples inauguraciones de importantes proyectos energéticos, de fábricas y he recibido a todos los sectores. Espero juntarme pronto con la CPC, que me ha pedido una reunión.
«La confianza tiene que darse en dos sentidos. El sector público tiene que hacer todo lo necesario, pero también el sector privado tiene que hacer lo suyo. En ese sentido, es inaceptable lo que ocurrió con el caso Cascada y me parece una muy buena señal que un grupo importante de empresarios lo haya condenado. La SVS tiene que cumplir su tarea, y lo ha hecho. Es un paso más en la construcción de las confianzas».
«Se están oponiendo a los mitos y falsedades que se han dicho en torno a la reforma educacional»
-¿Fue correcta la lectura que usted hizo de la «voz» de las movilizaciones estudiantiles que comenzaron en su primer gobierno? Sus demandas fueron claves en su programa y las encuestas dicen ahora que la mayoría no apoya las reformas propuestas.
-Ese movimiento no fue solo de estudiantes; estaban los padres, la gente de clase media, que realmente estaba ahogada por los costos de la universidad. Expresaron un sentir muy fuerte. Diversos estudios muestran que la gente sigue plenamente con el principio de la reforma educacional, más allá de la discusión de los instrumentos.
-Son esos mismos padres de familia los que hoy se están oponiendo a la reforma.
-Se están oponiendo a los mitos y falsedades que se han dicho en torno a la reforma. Me han llegado más de 9.000 cartas de la Confepa, de unos niñitos que me hacen unos dibujitos y me dicen «por favor, señora Presidenta, no cierre mi escuelita, no eche a los profesores».
-¿Y quiénes los están engañando tanto?
-Distintas personas que aparecen diciendo cosas que nunca han estado ni en el texto, ni el espíritu del proyecto de ley. Es un movimiento que se ha dejado llevar por personas que les dicen que queremos cerrar los colegios particulares, que el Estado quiere hacerse cargo de toda la educación. Todo eso es absolutamente falso.
-¿Y qué le parece que diputados de la Nueva Mayoría presenten indicaciones para extender la reforma y la gratuidad a los colegios particulares?
-El Gobierno ha planteado un proyecto de ley que puede ser mejorable pero que no quiere expropiar, comprar o cerrar colegios. Queremos muy fuertemente reforzar y fortalecer la educación pública, que es la gran tarea.
-Hasta ahora no se ha visto ese foco principal.
-No se ha visto porque era necesario cambiar el paradigma de la educación como bien de consumo a derecho social. Eso se consigue con los proyectos de administrador provisional, educación inicial y el fin del lucro, selección y copago. De lo contrario, una y otra vez pueden generarse los incentivos a reproducir los problemas.
«Eso no quiere decir que no estemos fortaleciendo la educación pública en infraestructura, materiales, tecnología y apoyo a profesores. Ahora vendrán los proyectos de política nacional docente -sabemos que profesores y directivos son claves- y la nueva institucionalidad de la educación pública, con la desmunicipalización. Y luego vendrá la gran otra área: educación superior».
-¿Habrá tiempo para todo eso?
-Vamos a hacerlo todo; el problema es que hay una sola comisión de Educación de la Cámara y una sola en el Senado. Nadie pretende una rapidez que no se condiga con una reforma compleja, grande e importante, pero espero el compromiso de los parlamentarios para sacarla adelante.
«Muy bienvenido sea cada acuerdo, pero acuerdos que permitan hacer los cambios»
-Hasta ahora, el Gobierno no ha dado señales en Educación para un acuerdo amplio como el tributario. ¿Fue algo puntual influido por la desaceleración económica?
-El principio es exactamente el mismo. Mi instrucción en la reforma tributaria fue que sí a todos los ajustes al proyecto original, siempre y cuando el corazón de la reforma no sea afectado: el monto recaudado y la equidad tributaria. Se lo dije a cada partido de oposición y de Nueva Mayoría, a parlamentarios, a los chiquillos de la así llamada «bancada estudiantil».
-¿Podríamos ver la misma foto de la firma del Acuerdo Tributario que algunos en la Nueva Mayoría aún no digieren?
-¿Será factible una foto igual? Los parlamentarios dirán quienes están por que la Educación sea un derecho social de calidad para todos y todas. Ese es el límite.
-Tiene mayoría parlamentaria para aprobar la mayoría de sus reformas, como quieren algunos en la Nueva Mayoría, y sin embargo más del 60% de los chilenos se pronuncia por los acuerdos en la encuesta CEP. ¿En qué lado de la balanza está usted?
-Ustedes me conocen, soy una persona dialogante y siempre voy a tener las puertas abiertas para buscar las mejores soluciones, pero así como son importantes los acuerdos, no es sano que una sociedad y una democracia se basen en el veto de la minoría. Muy bienvenido sea cada acuerdo, pero acuerdos que permitan hacer los cambios que el país ha pedido y no que impidan avanzar. El acuerdo tributario permitió avanzar y no rompió en nada los principios fundamentales de la reforma.
«Aprecio extraordinariamente que Nicolás Eyzaguirre esté trabajando tanto»
-La Nueva Mayoría se ha puesto nerviosa y quiere que revise su gabinete, puntualmente a sus ministras de Salud, Cultura y Desarrollo Social. También al equipo político.
-Siempre escucho lo que tienen que decir, pero como Presidenta de la República seré yo quien evalúe si en algún momento es necesario hacer un cambio de gabinete. Y lo haré en función de las variables que yo he medido en términos de los resultados que el país espera. Les he pedido a los ministros, ministras, subsecretarios y gobernadores que trabajen con mucha fuerza y concreten las cosas que hemos anunciado y la gente espera.
-O sea que se afirmaron todos los ministros con el petitorio…
-Ustedes saben que el humor me gusta y antes del último consejo de gabinete les dije a mis ministros: «primero, quiero contarles que los cambios de gabinete nunca son colectivos, y segundo, que ustedes no tienen derecho a voto. No les voy a preguntar su opinión». Y todos nos reímos.
-¿Y cómo ve la caída del ministro Eyzaguirre en las encuestas? 30 puntos en seis meses.
-Les ha pasado a todos; la última ministra estaba muy bien en el Sernam y bajó al llegar a Educación, porque es un área de complejidades. Las reformas son siempre difíciles y tienen un costo político. Aprecio extraordinariamente que Nicolás Eyzaguirre esté trabajando tanto, sabiendo que puede subir a la gloria o vivir momentos de baja aprobación. Significa estar disponible para poner el capital político y su capacidad personal a una tarea noble.
«Las reformas generan oportunidades pero hasta que no se vean, producen sensaciones en las personas que pueden expresarse en las encuestas y nos obligan como gobierno a ser más proactivos, a explicar mejor, a disipar los temores».
-Está firme, entonces, el ministro Eyzaguirre.
(Sonríe con cara afirmativa).
»REFORMAS LABORALES: Vamos a cumplir el programa de gobierno. En qué gradualidad y oportunidad será algo que decidiré en su momento».
»CAMBIO DE GABINETE: Seré yo quien evalúe si en algún momento es necesario hacer un cambio de gabinete. Y lo haré en función de las variables que yo he medido en términos de los resultados que el país espera».
»El problema real es cuando las personas, por temor a perder popularidad, dejan de hacer cosas o no hacen lo que tienen que hacer».
»EMPRESARIOS: No hay ningún puente ni lazo cortado con el mundo empresarial».
»OPOSICIÓN A REFORMA EDUCACIONAL: Es un movimiento que se ha dejado llevar por personas que les dicen que queremos cerrar los colegios, que el Estado quiere hacerse cargo de toda la educación. Todo es absolutamente falso».
»ACUERDOS: Así como son importantes los acuerdos, tampoco es sano una sociedad y una democracia que se base en el veto de la minoría».
«Quisiera evitar cualquier fracaso; no por orgullo personal, sino porque impacta a las personas»La experiencia de volver a La Moneda:
-El fenómeno político Michelle Bachelet fue el sello de su gobierno anterior y también ahora. En estos meses, usted ha puesto ese capital político para afirmar ministros, respaldar acuerdos como el tributario y darle fuerza a la reforma educacional, y ahora, para encauzar la economía. ¿Qué riesgo político tiene esa apuesta?
-Estoy haciendo lo que me corresponde como Presidenta: liderar un proceso de reformas imprescindible para Chile. Y lo haremos con diálogo, con participación, y pensando en el país. El problema real es cuando las personas, por temor a perder popularidad, dejan de hacer cosas o no hacen lo que tienen que hacer.
-¿Es una alerta la caída que muestran las encuestas?
-Las encuestas muestran una foto de un determinado momento. Y lo que no debemos olvidar es que tenemos un proyecto de cambio de largo plazo y que requiere de consistencia, convicción y coherencia.
-¿Qué ha sido diferente de la vez anterior? ¿Y en qué es distinta la Presidenta Bachelet de septiembre de 2006 a la de 2014?
-Chile cambió. Estamos en un nuevo ciclo, distinto del que me tocó en 2006. Han pasado 8 años, este país es mucho más moderno, más demandante, le preocupa el medio ambiente, quiere que el bienestar conseguido entre a su casa.
«En lo personal, sé lo que es ser Presidente de la República, las dinámicas que se generan. Eso y mi paso por Naciones Unidas me han dado más experiencia, mayor tranquilidad, porque no es un terreno desconocido al que uno llega por primera vez».
-¿Con los años, diría usted que aumentan las dudas o las certezas? ¿Ha cambiado su visión sobre el poder? ¿Influyen lecciones como el Transantiago?
-Todo aquello es parte de la experiencia, y me hace reforzar cosas en las que siempre he creído: poner a las personas en el centro de las políticas y no que ellas se ajusten a los sistemas.
-¿Ayudan los fracasos?
-Siempre uno saca las lecciones de lo bueno y de lo que no es tan bueno. Quisiéramos evitar cualquier fracaso, porque no son temas de orgullo personal, sino que impactan a las personas. Son pocas las cosas que son totalmente malas; el Transantiago tenía una idea positiva de mejorar, de dar más dignidad a choferes y usuarios, pero hubo una serie de dificultades.
-¿Y se está más preparada para enfrentar la soledad del poder cuando ya se ha sentido?
-Creo que sí. La soledad del poder es que al final, al final, uno tiene que decidir. Pero no lo hago sola, escucho a muchas personas.
-¿Con quién conversa, Presidenta, francamente, de política, de las consecuencias sociales que tienen muchas medidas… sobre las cosas que la conmueven, la alegran, la entristecen?
-Con distintas personas. Todos los lunes tenemos una conversación muy franca con el comité político, que incluye a Hacienda y la jefa de gabinete, Ana Lya Uriarte. Algunas veces vienen ministros sectoriales. Tengo además conversaciones frecuentes con los distintos ministros de La Moneda que suben, con Peñailillo conversamos muchas veces de mil temas. Converso con la gente de los partidos políticos, en regiones; con un grupo cercano de gente amiga que sabe que me gusta hablar con la verdad y que no busco que me vistan nada de otra manera. También converso con mi familia, que puede ser un cuchillo cuando es necesario.
-En el otro gobierno, Andrés Velasco era su partner en lo estratégico; estaba Vidal como escudero, y Escalona en el arco…
-Varios de ellos son amigos míos y tienen confianza de que en una conversación de buena fe, no secreta pero privada, pueden decirme lo que consideran necesario. He tenido reuniones con varias de las personas que ha mencionado, justamente para escuchar. A todos mis viajes han ido empresarios, representantes de la Sofofa, de la CPC, de diferentes gremios y, en todos, organizamos alguna instancia para conversar.
-A uno de esos viajes invitó al emprendedor Juan Pablo Swett, líder de uno de los nuevos movimientos que han surgido en estos seis meses y que puso de manifiesto que la reforma tributaria afectaba también a las pymes.
-En Chile ha habido organizaciones de pymes por muchísimos años y me he juntado con la gran mayoría, con Juan Pablo Swett, y también con Rafael Cumsille, del comercio detallista. Aquí todos caben. En Nueva York probablemente habrá otro encuentro de empresarios de la Alianza del Pacífico y espero estar con ellos y poder conversar de todos los temas.
El factor Lagos
-Finalmente usted decidió contestarle al Presidente Lagos en la televisión…
-¿Contestarle?
-Claro, cuando dijo que usted tenía un estilo participativo… marcando diferencias.
-Yo no digo una cosa para contestar a A, B o C, digo las cosas que de verdad creo. Como les he dicho, esta sociedad es distinta, Chile cambió y la gente quiere tener un rol, una palabra en la toma de decisiones y decir «quiero que esa obra se haga ya o no quiero». La falta de diálogo ha hecho que muchos proyectos estén hoy en la justicia; en cambio otros avanzan como avión porque se ha hecho un trabajo con quienes pueden verse afectados.
-¿Por qué cree usted que los empresarios aman a Lagos?
-No me corresponde, eso deben decirlo los empresarios.
-¿Cree que este nuevo Chile no es para liderazgos autoritarios?
-Independiente del tipo de liderazgo que llegue a la Presidencia de la República porque los chilenos lo apoyaron, este país cambió y es un problema importante no asumirlo. Me parece que la derecha aún no logra darse cuenta de los cambios que el país ha tenido. Ya no es posible mantener las cosas de la misma manera que antes; hay tensiones en la sociedad que tienen que ser enfrentadas y el peor peligro para Chile es no hacerlo.
-¿Lo dice porque la oposición no se ha sumado a las reformas del Gobierno?
-Se expresa en eso y también en dónde focaliza sus esfuerzos, en su agenda. Me imagino que se irán ajustando.
Fuente: El Mercurio