En el marco de la conmemoración del Golpe de Estado, la derecha, dando una vez más muestra de su escasa calidad ética, intenta justificar lo injustificable, no solo en lo referido a los atroces crímenes y violaciones a los derechos humanos cometidas en su gobierno, que, en definitiva, son consecuencia directa del golpe promovido, gestado y ejecutado por ella misma.
El Presidente de la UDI ha expresado que la izquierda fue responsable del quiebre de la democracia. El diputado Moreira, agrega, que “no hay que olvidar que el 73 éramos ellos o nosotros”.
La afirmación del Presidente de la UDI, contradice todos los antecedentes históricos. Es más, una de las críticas que algunos sectores hacen al Gobierno del Presidente Allende es que fue exageradamente democrático.
Durante el Gobierno Popular todos los derechos fueron respetados, todas las medidas fueron adoptadas de conformidad a la legislación vigente o dictada al efecto como sucedió con la Nacionalización del Cobre; la prensa – incluida la golpista y financiada, como hoy se sabe, por la CIA- funcionó sin ningún tipo de censura o prohibición; con absoluta libertad de acción de los partidos políticos – incluidos los que preparaban el golpe, también con financiamiento de la CIA- y de las organizaciones sociales.
En cierto sentido, el golpe tuvo poco que ver con el accionar del Gobierno del Presidente Allende aun cuando es claro que debimos trabajar más incansablemente por construir en nuestro país una gran mayoría política, social y ciudadana con voluntad y compromiso por la justicia social y las profundas transformaciones que el pueblo chileno anhelaba.
Como hoy se sabe, el golpe se comenzó a preparar antes que asumiera el Presidente Allende. La orden fue del Presidente de los EE.UU., que con razón concluyó que había que evitar a cualquier costo que asumiera por vía democrática un Gobierno que llevaría a cabo cambios profundos, por el efecto mundial que tendría esa experiencia.
El asesinato del General Schneider, por un comando de la derecha, fue el comienzo. Y, como ha quedado en claro en las múltiples entrevistas y documentos que se han difundido en estas semanas, la conspiración no se detuvo un minuto desde ese momento, incluyendo el asesinato de militares como el Capitán Araya.
Este fue el problema central. Impedir que se realizaran los cambios democráticos y de justicia social que significaba el Gobierno del Presidente Allende. Todo lo demás son mentiras. Y lo que no, como la existencia de decisiones políticas de algunos partidos de la UP y del MIR, que pregonaban la acción armada, es evidente que ello fueron solo palabras, sin ningún acto concreto, y algunas reuniones con grupos de uniformados.
Que el Gobierno Popular cometió errores, que hubo insuficiencias, sin duda, pero nada de ello fue en contra de la democracia, nada de ello justifica el golpe. Si así fuera, tendríamos golpes a cada rato.
La izquierda chilena ha sido y es la fuerza política democrática por excelencia. Nada, ningún avance democrático en la historia de Chile ha sido logrado sin el concurso y la lucha social impulsada por la izquierda y otras fuerzas democráticas.
La única fuerza política históricamente antidemocrática y golpista ha sido la Derecha. Desde la independencia, pasando por Balmaceda, los golpes de los 20/30, el ariostazo, las masacres de trabajadores, por mencionar algunos de estos actos antidemocráticos, han sido actos desde la Derecha y por la Derecha.
En ese sentido, la frase de Moreira es más precisa, por lo que esconde. El diputado no precisa quien es el nosotros.
El nosotros de Moreira eran el imperio yanqui y sus empresas que se llevaban nuestro cobre, eran los latifundistas cuyas haciendas habían sido expropiadas acorde a la ley para entregarlas a los campesinos, eran los banqueros que perdían el lucrativo negocio del crédito, los grandes empresarios que boicoteaban la economía y producían escasez, eran, en fin, los que prepararon y financiaron el golpe y se apoderaron del país cuando este se impuso a sangre y fuego.
Por eso, el Golpe significó el más profundo retroceso democrático en la historia de Chile. Derechos conquistados en largas y cruentas luchas fueron arrasados, todo se convirtió en un negocio, para los nosotros de Moreira: la educación, la salud, la previsión, el agua, la energía, el mar….
Para eso, el crimen, la violación sistemática, organizada y concertada de los derechos humanos. Para eso, no para “defender” la democracia, la que, como decía su ideólogo principal, Jaime Guzman, carecía de valor intrínseco, agregando, asimismo, que el valor de los derechos humanos no era absoluto y su vigencia podía suspenderse si así lo requerían circunstancias excepcionales.
(*) Diputado de Izquierda Ciudadana
Fuente: El Mostrador