El mes de julio de 2015 pasará dentro de poco a los libros de Historia. No como el octubre de 1917, ni como el enero de 1959, ni como el julio de 1979. No. Todos meses revolucionarios en Rusia, en Cuba, en Nicaragua. Ni como otras revoluciones en otros lugares del mundo. Pero en julio de 2015 hemos asistido a una revolución silenciosa, pero definitiva para el devenir del mundo en este siglo XXI. Porque ha sido el mes en el que China y Rusia han desafiado de forma definitiva a Estados Unidos (y a sus vasallos europeos) y han puesto en marcha un Nuevo Orden Mundial.
Tal vez haya sido casual -aunque teniendo en cuenta los protagonistas de este hecho histórico, es muy probable que se haya elegido la fecha a propósito- pero también otro julio, de 1944, se ponía en marcha el sistema que ha estado gobernando el mundo hasta ahora: el sustentado las instituciones creadas en Bretton Woods, la reunión que dio origen al FMI y al BM. Así que en julio de 2015 se ha comenzado a poner la lápida en la tumba de ese viejo sistema y de unas instituciones moribundas.
Ha sido el equivalente a un gran Big Bang, a la construcción de un nuevo mundo pese a que el estallido haya sido ninguneado en todo el mundo occidental. Pocas informaciones, si es que ha habido alguna, han aparecido en Occidente sobre un hecho tan crucial. Ha sido como cuando los niños se tapan los ojos para no ver una realidad y, así, desaparece por encanto.
Pero no. El desafío es real y definitivo. Porque con lo ocurrido en julio, tanto China como Rusia dejan bien sentado que Occidente es ya irrelevante para ellos. En términos políticos y económicos. Por ejemplo, pese a que Brasil, por cuestiones de política interna y de la debilidad de Dilma Rousseff, está reorientando su política hacia EEUU el camino que se ha andado dentro de los BRICS es tan grande que un retroceso es impensable en estos momentos.
Son muchos los datos que se pueden aportar, pero basta con uno para constatar que la burguesía industrial brasileña no va a perder la suculenta cuota comercial que le proporcionan los BRICS: gracias a las sanciones impuestas por EEUU a Rusia, a las que se sumaron los países vasallos de la Unión Europea, el aumento de las exportaciones hacia Rusia en sustitución de los productos agrícolas y ganaderos europeos, vetados por ese país en unas contrasanciones, ha aumentado el 60% en solo un año.
Es un porcentaje impensable para Brasil y ha abierto un mercado que no sería capaz de cubrir ni aunque surtiese de esos mismos productos a toda América Latina.
En mes de julio de 2015 se ha celebrado la cumbre de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la cumbre de la Unión Económica Euroasiática (UEE, formada por Bielorrusia, Rusia, Armenia, Kazajstán y Kirguizistán), la cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS, de la que forman parte China, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán), la constitución formal del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y la constitución formal del Banco Asiático de Inversiones e Infraestructuras (BAII), la competencia directa del FMI y del BM con el que China ha humillado públicamente a EEUU (1).
Todas estas iniciativas, junto con el nuevo papel que adquiere Irán tras la firma del acuerdo nuclear, ponen de relieve que el eje del mundo del siglo XXI gira alrededor de un punto geográfico concreto muy distinto del occidental: Eurasia.
Los BRICS y el Nuevo Banco de Desarrollo
La costumbre es que todas las cumbres que se celebran, sean del contenido que sean, terminan con una declaración final. Pues bien, en la de los BRICS hay un hecho relevante y esclarecedor: sólo hay una mención a la Unión Europea y a EEUU. Literalmente, una mención. Es decir, el ombligo del mundo, hasta ahora, deja ya de ser el ombligo del mundo para muchos y se pone de manifiesto que los países que adquieren cada día, cada minuto que pasa un mayor relieve en el planeta no le tiene en cuenta. Por ejemplo, con la política de sanciones contra Rusia.
Con ser relevante, alguien podría decir que el que se mencione a Occidente sólo en una ocasión no es más que una anécdota. Pero si se tiene en cuenta que el 22 de julio los BRICS inauguraron de forma oficial el Nuevo Banco de Desarrollo con un capital inicial de 50.000 millones de dólares, ampliables hasta 100.000 millones y con capacidad para alcanzar los 400.000 millones en el corto plazo, el destino del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y del Banco Asiático de Desarrollo va camino de la irrelevancia.
Una afirmación atrevida, pero justificada. En primer lugar, porque rompe el monopolio occidental de los créditos a países. En segundo lugar, porque no impone condiciones como las habituales del FMI y del BM de «ajustes estructurales» en las economías de los países receptores.
En tercer lugar, porque aunque inicialmente el NBD comienza a funcionar con dólares, el comercio y los créditos se van a ir haciendo progresivamente en las respectivas monedas de los países BRICS. Y, en cuarto lugar, porque se ha elegido como presidente a un indio, Kundapur Vaman Kamath, con lo que se ofrece al mundo una imagen de dirección colectiva -aunque el mayor capital lo pone China-, puesto que la presidencia será rotatoria, contraponiéndolo a lo habitual del FMI (siempre con presidencia europea), del BM (siempre con presidente estadounidense) y del BAD (siempre con presidente japonés).
El NBD va a estar operativo o a finales de este año 2015 o en el primer trimestre de 2016. Tiene previsto concentrarse en la financiación de todo tipo de infraestructuras y ya está en marcha el primer proyecto de envergadura: la construcción de una línea de ferrocarril que atravesará Brasil de este a oeste, enlazando el Atlántico y el Pacífico.
Esto se hace con una finalidad: favorecer el tránsito de mercancías desde el gigante latinoamericano a Eurasia, y viceversa. Y quien está construyendo este megaproyecto es China. Y todo se está haciendo en riales, la moneda brasileña, y yuanes, la moneda china. Es decir, se está prescindiendo de las monedas clásicas, el dólar y el euro. De hecho, y a nivel oficial, el NBD emitirá el primer préstamo oficial en yuanes, aunque alternará en un primer momento la moneda china con el dólar.
Pero hay más. Se ha establecido que «en el futuro cercano» el NBD puede ayudar a otros países más allá de los BRICS y se menciona expresamente a tres de ellos: Serbia, Macedonia y Siria. Los dos primeros no son miembros de la UE, por lo que el mensaje es muy claro: se acabó el monopolio de Bruselas sobre el territorio europeo, por una parte, y no se va a dejar a Siria sola, por otra.
En esta declaración se ve la mano de Rusia, dado que tiene puestos los ojos tanto en Serbia (país que ha aprovechado las sanciones occidentales a Rusia para incrementar la venta de embutidos hasta 8’5 veces el volumen anterior, llegando a convertirse en el exportador principal de estos productos a Rusia sustituyendo a Polonia y Lituania, por ejemplo) como en Macedonia para que por sus territorios pueda transitar el oleoducto con el que sustituir el gas que ahora llega a Europa a través de Ucrania.
Esta es una de las razones por las que Occidente está intentando desestabilizar Macedonia y pese a que aún hay un punto débil en esta estrategia de Rusia, puesto que el oleoducto tiene que pasar tanto por Turquía como por Grecia. En estos momentos, el tránsito del oleoducto que se está construyendo por Turquía, pese al acuerdo firmado, se ha paralizado arguyendo el gobierno turco «discrepancias sobre el descuento en el precio del gas» que Rusia tiene que hacer a Turquía por el tránsito por su territorio del gas. Pero no es descartable una presión de EEUU aprovechando la debilidad de Turquía con el llamado Estado Islámico.
En cuanto a Siria, si este país árabe no ha caído como ocurrió con Libia, se debe a la decidida actuación de Rusia apoyando al gobierno de Bassar al Assad. Apostar por participar en la reconstrucción de Siria indica que los BRICS, por lo menos Rusia y China, han aprendido del error de Irak. Es, además, la constatación de que Rusia sigue apoyando al gobierno sirio y un guiño a la decisión de Siria de unirse a la Unión Económica Euroasiática, decisión que tomó el gobierno de Al Assad el 21 de julio.
Rusia y Siria han firmaron en 2013 una serie de contratos para la construcción de plantas de procesamiento de gas, instalaciones de riego y centrales eléctricas. En 2014 firmaron un acuerdo para desarrollar campos petrolíferos en la costa siria. Este año 2015 se está discutiendo sobre la expansión de los préstamos rusos a Damasco y Rusia ya ha entregado al país árabe, como donación, 100.000 toneladas de trigo como ayuda humanitaria. Si bien Siria no es vital para Rusia, sí es importante.
La iniciativa de Siria no se tiene que ver como una opción a la desesperada. Ni mucho menos. La UEE también ha iniciado negociaciones con India, Irán, Vietnam, Egipto y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Bolivia) para establecer zonas de libre comercio. Es decir, la UEE ha decidido expandirse más allá de sus fronteras naturales euroasiáticas.
El BAII y la Nueva Ruta de la Seda
El NBD tiene su sede en Shangai. Como también la tiene el BAII. Por lo tanto, a nadie debería sorprender que ambas instituciones bancarias si no van a trabajar juntas sí se van a complementar. Porque resulta que los cinco países BRICS son socios fundadores del BAII y, en este marco, los bancos centrales de estos países ya están insuflando capitales a través de instituciones creadas al efecto.
Es lo que han hecho el Banco de Desarrollo de Brasil, el Fondo de Inversión Directa de Rusia, el Fondo Vial de China de la Seda y de Infraestructuras y la Compañía de Finanzas y Desarrollo de la India. Esto ocurrió el 23 de julio. Ese mismo día el NBD decidió «establecer una línea directa con el BAII para coordinar sus operaciones».
A mayor abundamiento, también el 23 de julio China decidió dar un paso más: inyectó el equivalente en yuanes o renminbis a 31.000 millones de dólares en dos bancos que se van a dedicar expresamente a los proyectos y políticas vinculadas a la Nueva Ruta de la Seda: el Banco Chino de Desarrollo (el equivalente en yuanes a 16.000 millones de dólares) y el Banco Chino de Exportación e Importación (el equivalente en yuanes a 15.000 millones de dólares).
El primero se va a centrar, sobre todo, en el sudeste de Asia y África. El segundo, en Asia Central y Europa. Esto se ha hecho cuando Europa está entretenida hablando de la «crisis capitalista» de China, de la bajada en las bolsas, como la de Shangai, sin tener en cuenta dos cuestiones: que China ha decidido centrar su economía en el consumo interno, relajando el externo, y que el crecimiento ha sido del 7% en el segundo trimestre de 2015 (lejos del 10 y del 11 a que nos tiene acostumbrados). Esto tiene una explicación que en Occidente no se menciona: en China, al contrario que en Europa, los costes laborales aumentan y, dado que China se está centrando en el consumo interno, gran parte de la producción se está trasladando de la costa (lo que conocemos como zonas ZEN), básicamente centradas en la exportación marítima, hacia en interior para preparar a estos territorios en el comercio de cara a la Nueva Ruta de la Seda que será básicamente terrestre.
Al mismo tiempo China envía una fuerte señal: si su crecimiento se resiente, en vez de estimular la economía a través del gasto militar (como suelen hacer EEUU y Europa, y ahora reviviendo la «guerra fría» con Rusia), los chinos optan por la diplomacia y el comercio y reequilibran las relaciones con otros países.
Como no es sabido, tanto por ignorancia como por desinterés, hay que hacer notar que China en el año 2010 adoptó una política de reducción del gasto militar para facilitar y desarrollar el gasto interno pero en 2014, como consecuencia de las tensiones entre Occidente y los países emergentes, y de forma especial con la crisis de Ucrania, decidió incrementar su presupuesto militar un 10% para 2015 y el 12’2% para el 2016. Occidente ha expresado su alarma ante el «desmesurado aumento» del presupuesto militar chino sin tener en cuenta el descenso que se había venido produciendo desde 2010.
Una muestra, otra más, de cómo «informa» Occidente y su preocupación se debe a que la OTAN ha recomendado que sus miembros aumenten el presupuesto de defensa el 2% -y se encuentra con muchas resistencias dada la situación de crisis europea- y EEUU «sólo» lo puede aumentar el 4%. Pero China está lejos, muy lejos, de un comportamiento agresivo contrariamente a lo que los medios de propaganda occidentales quieren hacer creer para justificar su propia agresividad militarista.
Uno de los países con los que China está reequilibrando sus relaciones es India. Ya se está construyendo un corredor económico entre China-India-Bangladesh y Myanmar y se ha proyectado una carretera geoestratégica entre China e India.
Es geoestratégica porque China e India han sido enemigos mortales, incluyendo una guerra entre ellos en la década de 1960, y ahora se convierten en socios y aliados puesto que han sido admitidos como miembros de pleno derecho en la Organización de Cooperación de Shanghai en la reunión que este mes de julio tuvo lugar en Ufá. Con ella el comercio entre ambos países, los más poblados del planeta, se disparará.
China va a utilizar el BAII como trampolín para impulsar la desdolarización mundial de la economía y su reemplazo por el yuan como moneda de reserva del mundo dado que todo lo que tiene relación con el BAII y, sobre todo, con la Nueva Ruta de la Seda se establecerá en préstamos en yuanes, por lo que a medio plazo la moneda china adquirirá un papel prominente en el mundo. Es por eso por lo que, intentando retrasar lo inevitable, el FMI acaba de solicitar que no sea hasta septiembre de 2016 cuando se «discuta» la incorporación del yuan a la canasta de Derechos Especiales de Giro (2), es decir, que el yuan se convierta en moneda de transacción internacional en paridad con el dólar, el euro y el yen japonés.
Ni qué decir tiene que es una pretensión vacía y que China no transigirá porque al plantear esta cuestión el FMI está incumpliendo sus propias normas dado que cada cinco años, y corresponde a este 2015, se revisa la composición de la canasta de los DEG y si China aceptase la propuesta del FMI no sería hasta 2020 cuando el yuan fuese aceptado de forma definitiva.
Para forzar al FMI a que incluya definitivamente el yuan en los Derechos Especiales de Giro, China ha devaluado su moneda. Esta medida, que se puede entender en un primer momento como un movimiento de refuerzo a su alicaída economía, tiene también que ver con ir despojando al yuan de su anclaje cambiario con el dólar.
Es decir, se dota a la moneda china de una mayor autonomía y, de rebote, refuerza sus exportaciones puesto que las hace más baratas. Si tenemos en cuenta lo dicho anteriormente sobre el uso de los países BRICS de sus propias monedas en los intercambios económicos mutuos veremos que es una medida que también les beneficia a ellos.
La devaluación del yuan va, además, en la línea de lo que llevaban años exigiendo tanto el FMI como los famosos «mercados». Pero lo exigían cuando la economía mundial globalizadora iba viento en popa, aparentemente, es decir, antes de la crisis. Ahora esta devaluación les perjudica notablemente. Envía una onda de choque brutal a los mercados tanto en su zona clásica de influencia, Asia, como en EEUU porque tiene como objetivo hacer sus exportaciones más baratas.
De hecho, uno de sus tradicionales competidores, Vietnam, también ha devaluado su moneda, el dong, una devaluación aún mayor que la de China. No hace falta mucha imaginación para ver cómo va a revitalizar, además, el recién creado BAII. Y en lo que respecta a la relación con los BRICS, se refuerzan las monedas respectivas. Si el rublo ruso está bajo, el rand sudafricano está bajo y el rial brasileño están bajos respecto al dólar sólo hay que imaginar cuál va a ser la moneda en la que van a comerciar: el yuan. No sería extraño ver a India haciendo otro tanto, devaluando su moneda.
Al mismo tiempo, y sólo a título de anécdota, la devaluación del yuan favorece a la gente común mientras que graba a los «nuevos ricos», a los que importan bienes de lujo como coches alemanes o relojes suizos. Un sutil e imperceptible toque de atención a los ricos para que moderen sus apetitos consumistas de productos del exterior.
La Nueva Ruta de la Seda se presentó en sociedad el 28 de marzo de 2015 y los planes iniciales afectaban al 29% de la población mundial. Pero el 31 de julio dio un paso gigantesco porque se anunció que se enmarcarían en la misma 65 países, donde residen 4.400 millones de personas, o sea, el 63% de la población mundial. El eje que lo articula todo es el BAII y los países que lo componen, 52 en estos momentos y otros 14 a la espera de ser aceptados como miembros del mismo.
Luego no es sólo un desafío, es una humillación en toda regla lo que está haciendo China con EEUU. Estas son las razones por las que cada vez hay más voces en EEUU sobre la «amenaza» china y se culpa de todo a los chinos, desde ataques cibernéticos hasta «afanes imperialistas» por su expansión en todo el planeta. Y es por eso por lo que Obama, siguiendo el camino trazado por Bush y su famoso «eje del mal», considera ahora que quienes componen ese «ese del mal» son Rusia, China… e Irán.
Irán y su ubicación estratégica
Porque este país se está convirtiendo en un puntal importante dentro de toda la estrategia de reconfiguración del nuevo orden mundial que ya está en marcha. En estos momentos, es la novia pretendida por todo el mundo. Francia y Gran Bretaña han anunciado ya visitas de ministros y de presidentes, como Hollande, y en EEUU aún sigue el debate sobre si se ratificará finalmente en el Congreso y en el Senado el acuerdo nuclear o no. Pero quienes tienen ventaja en el cortejo son Rusia y China, los dos países que han sostenido al país persa pese a las sanciones impuestas por la ONU (3) y pese a que ambos participaron, y votaron, a favor de las mismas.
Rusia no sólo se ha aprestado a revocar la sanción de venta de los misiles defensivos S-300, sino que ya está construyendo con el país persa un corredor de transporte entre el Golfo Pérsico y el Mar Caspio y el río Volga además de continuar, y profundizar, su cooperación nuclear.
China está siguiendo sus pasos. Sin esperar al levantamiento formal de las sanciones tras el acuerdo nuclear de Viena, China ha llegado a un acuerdo con Irán para comenzar a producir 160.000 barriles de petróleo diarios en dos proyectos en el suroeste del país.
El envío de petróleo a China comenzará el mes de octubre y una vez que se formalice la producción se aumentará a 200.000 barriles diarios. No es el único movimiento, pero es significativo: China e Irán han acordado la venta de 500.000 barriles diarios después que se levanten las sanciones formalmente, por lo que lo acordado ahora no es más que un anticipo previo a ese requerimiento formal. No espera al mismo, lo fuerza o lo convierte en irrelevante puesto que la decisión de normalizar las relaciones está tomada.
Teherán es consciente de todo ello. Ahora mismo hay una incipiente presión por parte de algunos comerciantes del bazar, un sector muy influyente en la economía iraní, que apuestan por un rápido acercamiento a Occidente una vez sean levantadas las sanciones. Pero como el proceso no es inmediato, puesto que las sanciones continuarán, aliviadas, pero continuarán durante diez años, Rusia y China tienen, como se ha dicho, ventaja. Pero por si acaso, en Irán hay un nombre clave para que las relaciones con rusos y chinos no decaigan y se incrementen.
Es Alí Akbar Velayati, director del Centro para la Investigación Estratégica y, lo que es más importante, asesor en política exterior del líder supremo iraní, Alí Jamenei. Las declaraciones de Velayati no dejan lugar a dudas de cuál es la apuesta iraní: «la seguridad en Asia, Medio Oriente, África del Norte, Asia Central y el Cáucaso Norte depende de la mejora adicional de la triple entente Beijing-Moscú-Teherán».
Tal vez sea una frase grandilocuente, pero si tenemos en cuenta que estos tres países, junto con India y Pakistán, han llegado a acuerdos de seguridad mutua no es en absoluto descabellada. Es más, tres días después de la reunión de los países BRICS, es decir, el 25 de julio, se reunió en el mismo lugar, la ciudad de Ufá, la capital de la Bashkiria rusa, la Organización de Cooperación de Shanghai e Irán quiere unirse a ella como miembro de pleno derecho.
Ahora tiene estatus de observador porque aún no se han levantado las sanciones que pesan contra este país. Pues bien, en esa reunión se aceptó como miembros de la OCS a India y Pakistán por lo que los cinco países que han establecido acuerdos de seguridad mutua con Irán están en su seno. Solo queda Irán, que será admitido en la cumbre de 2016.
Si tenemos en cuenta que la OCS comenzó siendo una organización centrada sólo en la seguridad y que ahora abarca ámbitos de cooperación económica y tecnológica vemos que el círculo se cierra. China y Rusia han dado forma definitiva a su desafío al mundo hegemonizado por EEUU. El Nuevo Orden Mundial está en marcha y ya es irreversible.
Se acabó la prepotencia occidental
Por mucho que Occidente se refugie en su famoso Club Bilderberger, el control del mundo ya no es suyo. Como no lo es el Nuevo Orden Mundial que propugnaba tras la desaparición de la URSS. Occidente está moribundo y la pregunta ya es sólo cuándo terminará de morir. Estamos asistiendo a sus estertores actuando como lo hace una fiera herida: sabe que su muerte está próxima, por lo que se vuelve mucho más peligrosa.
Este mes de julio de 2015 pasará a la Historia al surgir un Nuevo Orden Mundial que si no va contra Occidente sí se ha construido sin Occidente, lo que es mucho más humillante porque se le ha ninguneado. Occidente ya no cuenta para todo lo que está en marcha ni siquiera como enemigo, excepción hecha de EEUU.
El núcleo de este Nuevo Orden Mundial son Rusia y China. Estos dos países han dado forma al nuevo mundo. Hay quien dice que son aliados circunstanciales, que ha sido la torpeza de EEUU la que ha arrojado a uno a los brazos del otro. Tal vez. Pero lo que sí queda claro es que ya es irreversible puesto que tanto Rusia como China se han convertido en dependientes totalmente uno del otro. China depende de Rusia en los ámbitos militares (armas, ofensivas y defensivas, y tecnología espacial, un campo de enorme interés para China) y energéticos (petróleo y gas); Rusia dependerá de China en los ámbitos económicos (aquí hay que dar las gracias a la torpeza occidental con las famosas sanciones).
Un ejemplo de cómo van las relaciones entre los dos países se acaba de dar a conocer: China ha autorizado la circulación del rublo, la moneda rusa, junto al yuan en la ciudad de Suifenhe, en la provincia nororiental de Heilongjiang.
Es una experiencia piloto y consecuencia del “desarrollo benigno” del comercio bilateral entre los dos países y en sus respectivas monedas. Aunque no se ha informado del tiempo que durará esta experiencia piloto, lo cierto es que China parece dispuesta a ampliar las zonas en las que se podrá usar el rublo en esa provincia, la más importante del comercio bilateral ruso-chino y que ha movido 7.590 millones de dólares en 2014.
Es por ello por lo que Occidente se convierte en irrelevante. A partir de ahora ya no tiene ningún medio para influir significativamente en la política, ni interna ni externa, ni de chinos ni de rusos.
Y como el núcleo de este Nuevo Orden Mundial son Rusia y China, y su simbiosis mutua les beneficia a ambos, a Occidente sólo le queda como último recurso debilitar a los otros socios de la nueva entente: Brasil, India y Sudáfrica.
Así hay que interpretar el «retorno» de EEUU hacia América Latina y el cortejo, por una parte, y las dificultades internas, por otra, a que está sometiendo al gobierno de Dilma Rousseff. Pero en el hipotético caso de que este gobierno caiga y sea sustituido por otro, el impulso que han dado tanto Rusia como China a los BRICS y, lo más importante, la demostración práctica de que no tienen ambiciones imperiales como Occidente, hará que sea muy difícil para Occidente destruir todas estas alianzas.
El ejemplo más evidente de lo que digo es India, gobernada ahora por un partido muy conservador, el Bharatiya Janata Party, pero cada vez más implicado en este Nuevo Orden Mundial, como ha quedado acreditado tras su ingreso en la OCS.
Occidente puede seguir adelante con su cuento para niños, para asustar, sobre «la amenaza rusa» o «la actitud amenazante china» pero la realidad es que ninguno tiene intención de convertirse en la potencia hegemónica al estilo occidental ni sustentar esa potencia con cientos, miles de bases militares.
El Nuevo Orden Mundial es otro, basado en la seguridad colectiva de corte «confucionista»: «si te sientes amenazado es que entonces no estás seguro». O dicho de otro modo: Rusia y China quieren un orden mundial cooperativo que permita, incluso que anime, a los países a seguir su propio modelo de desarrollo, político, económico y social. Se acabó la injerencia, el decir «tienes que hacer esto si quieres que te ayude».
Todo esto es a lo que ha dado lugar este histórico mes de julio.
Fuente: CEPRID
Notas:
(1) Alberto Cruz: “China humilla a Estados Unidos y marca el ritmo en la nueva geopolítica”, http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1992
(2) Global Times, 6 de agosto de 2015.
(3) Alberto Cruz, “China, Rusia y las sanciones a Irán”, http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article885&lang=es
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID.
Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2040