El 1 de diciembre del año 2001 un empresario ofreció una donación de 40 millones de pesos a la Teletón si la líder del Partido Comunista, Gladys Marín, y el entonces alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, se daban un “piquito”. Sin embargo, la dirigenta comunista se negó tajantemente y cuando fue consultada por la prensa manifestó su desagrado con la situación. “Los que tienen generosidad del alma y no hacen de la generosidad un acto de negocio, de espectáculo que entreguen la plata ahora, sin necesidad de andar pidiendo plata a cambio de un hecho político”, dijo en la oportunidad. Hoy cuando el país está nuevamente bajo la hipnosis colectiva de la generosidad inducida por los medios de comunicación, resulta oportuno recordar esas justas palabras.
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