Indap cumplía 51 años. Estaba todo listo para celebrar de acuerdo a lo programado por el director de esta entidad, Ricardo Ariztía (UDI) . Pero estos cuatro años, la entidad que se preocupa de los campesinos más humildes, ha sido una de las más maltratadas de la administración pública porque más de 400 funcionarios han sido desvinculados como parte de una razzia política. Elsa Páez, quien pertenece a la Anef envió una carta abierta expresando su apoyo a los funcionarios despedidos. Y protestó dignamente frente a quien ha encabezado esas expulsiones.
En la conmemoración de los 51 años del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), una nueva protesta contra los despidos se hizo ver, esta vez de la mano de la dirigente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales -ANEF- Elsa Páez Morales, con más de 40 años en esta institución, que se preocupa de los pequeños y más humildes campesinos.
Cuando se le premió por su trayectoria en la institución, sacó un letrero con el cual expresaba su apoyo hacia los funcionarios despedidos en la administración de Piñera, todo esto al lado del propio director de la institución Ricardo Ariztía, (UDI). Elsa Páez, mostró dignidad ante tanta injusticia.
Recordemos que el Indap ha sido uno de los organismos del Estado que más despidos por razones políticas se han producido. De hecho, en laadministración de Ariztía, -singularmente un ex presidente de la Sociedad Nacional de Agicultura, que defiende a los grandes empresarios agrícolas- despidió a más de 400 funcionarios de la DC, del partido Radical, del PS, del PPD, del PC, independientes de izquierda y contrató a más de 500 militantes de partidos de la derecha, en su mayoria de la UDI.
A continuación, la carta de la funcionaria de Indap, Elsa Páez.
CARTA ABIERTA A LOS FUNCIONARIOS (AS) DE INDAP EN EL 51° ANIVERSARIO DE LA INSTITUCION
Mi querido INDAP, donde me inicie hace 40 años, trabajando codo a codo con las campesinas en los campos de mi patria para construir un mejor país, tejiendo sueños para nuestros hijos, enseñándoles a tejer en la Central de Capacitación de la Coordinadora Provincial Chiloé, Área de Ancud y sembrando esperanzas en cada escuela agrícola, donde estuve a cargo del Convenio Indap-Mineduc, donde los hijos de los campesinos (as) eran becados.
Por estos sueños y convicciones he decido con la coherencia que hipoteca mi vida, no recibir la premiación que otorga el Servicio como una señal de repudio a las políticas imperantes de las transitorias autoridades y que se traduce en el despido arbitrario, de varios de mis compañeros, violando los compromisos emanadas por autoridades superiores de Gobierno (Circular Nº 44). Me refiero a personas dignas, de familias hermosas, de servidores públicos decentes….de seres humanos….a ellos mi homenaje más sincero y admiración eterna.
Al ver sometidos anualmente a mis colegas en la incertidumbre si sus contratos van a ser renovados, viene a mi recuerdo por lo mismo lo que viví en el año 1973, cuando fuimos avasallados por una dictadura indolente. Siendo una joven que recién estaba formando una familia, con dos hijos menores de tres y dos años, me despiden junto a mi esposo Waldo Torres, quien también trabajaba en INDAP.
Posteriormente me recontratan pero parecía que en cualquier momento terminaban con mis servicios, cada vez que había lista de reducción de personal que al inicio de la dictadura fue masivo en el INDAP. Continué trabajando y con la llegada de mi hijo en 1975, me salvó el fuero maternal (venía con la marraqueta de la esperanza), pero no conforme con ello me despojaron de la casa fiscal que ocupaba en la ciudad de Ancud y me trasladaron a Chonchi, ante ello en 1976 pude abrir corazones en compañeras de la División de Personal de Santiago que lograron mi traslado a la capital. Por recomendación médica en Octubre me trasladé a Santiago con mis tres hijos y en Diciembre del mismo año, muere en un accidente mi esposo en la ciudad de Ancud.
Por toda esta angustia vivida y que la hago mía por todas y todos aquellos compañeros (as) desvinculados en este Gobierno que me motiva a solidarizar con ellos no recibiendo la premiación de mis años de servicio. Pesadilla que al igual que al comienzo del gobierno militar con despidos masivos…..ya termina.
Ser Dirigente Nacional de ANEF, me impone el deber ético de estar al lado del compañero o compañera que sufre el calvario del despido…aquel que sufre en la indefensión, aquel que es maltratado sin piedad…creo un deber responder con mi vida entera a quienes he dedicado mis esfuerzos,…los trabajadores y trabajadoras de INDAP…quienes con su gigante compromiso y entrega hacen de Chile la patria de todas y todos…al final de día eso somos…. un mundo lleno de dignidad, a veces golpeados por la barbarie de la prepotencia y la ignorancia…mi verdadero homenaje es para ellos y sus familias.“De nosotros depende que la esperanza remplace la ignominia de este tiempo”.