Tuve el honor y el privilegio de conocer al respetado y venerable Maestro, cuando el ya contaba con 83 años de edad, de los cuales buena parte se la pasó curando y sanando a personas de diversas enfermedades, males y dolencias de diversa índole y condición.
He querido escribir este artículo como un homenaje hacia su persona, y para rendirle tributo a quien fue por lejos la persona mas avanzada y correcta que he conocido en el mágico y misterioso mundo del Ayahuasca.
Para hacer un poco de historia debo decir que don Solón nació el año 1918 en Nauta, un pequeño y humilde caserío en la riberas justo frente a la confluencia de los ríos Ucayali y Marañón, y que es el punto exacto en que nace oficialmente lo que conocemos como el río Amazonas, el que luego sigue su largo y sinuoso curso hasta encontrarse con el mar en el noreste de Brazil. Cabe consignar que es considerado el río mas extenso y caudaloso del mundo y se encuentra rodeado de todo tipo de historias, mitos y leyendas relacionadas con el tradicional mundo del Ayahuasca.
El Maestro provenía de una familia modesta y humilde, de precarias condiciones económicas, producto de los cual aproximadamente a los 10 años viajó con su padre en busca de mejores oportunidades a Iquitos, ciudad que se encontraba en las postrimerías de lo que se llamó en aquella época la fiebre del oro negro, producto del desarrollo y la expansión internacional de la industria del caucho.
Entre finales del siglo 19 y principios del siglo 20, Iquitos había pasado de ser una pequeña aldea casi insignificante, con muy poca población, a una refinada y europeizada ciudad con calles adoquinadas y elegantes edificios de llamativa arquitectura, ya que junto a la ciudad de Manaos en Brazil, se transformaron en los centros mundiales mas importantes en el negocio de la extracción del caucho, derivado del crecimiento y el desarrollo del incipiente comercio de la industria de los neumáticos, producto del auge automotriz.
Solamente cursó hasta tercer o cuarto grado en el colegio. En dicha época se desempeñó realizando diversos trabajos y ocupaciones menores, entre los que cabe destacar la de acólito en la parroquia de su barrio, lo que de alguna manera ya presagiaba su vocación espiritual y de servicio a la comunidad. Mas adelante, y siempre buscando mejores oportunidades, se enroló en el ejército y le tocó en suerte participar en el conflicto bélico entre Peru y Ecuador a principios de la década del 40, lo que le valió lograr como ex-combatiente, una pensión vitalicia equivalente a cerca de US$ 400 que recibió hasta el día de su muerte, y que fue una contribución muy importante para su bolsillo y su situación familiar.
Por aquella época llegó a trabajar en el surrealista, colorido y pintoresco mercado de Belén, donde llego a ser un reconocido y reputado carnicero, y con bastante buena llegada en el mundo de las mujeres, según me contaba doña Rosa Tuesta, su ultima mujer y madre de sus últimos 5 hijos. Anteriormente ya había sido padre de 6 hijos producto de 3 diferentes relaciones.
En la cultura amazónica el oficio de curandero es algo bastante común y cotidiano y está dividido en muchas clases, categorías y rangos, los que van desde tabaqueros, ayahuasqueros, sobadores, oracionistas, camalongeros, perfumeros, componedores de huesos, brujos, encantadores, etc.
Parte importante de este mundo singular tenia su correspondencia y su espacio propio en dicho mercado, lo cual se concentraba en un sector del mismo, y en el que se podía encontrar toda clase de pócimas, potajes, y menjunjes de todo tipo y para todo clase de tratamientos, encantamientos, curaciones, hechizos y conjuros, así como de perfumes para atraer o alejar el amor, brebajes y remedios de plantas, raíces y cortezas, para todo tipo de males ya fueran estos físicos, mentales, hechizos, brujerías y para las cosas mas increíbles, raras e insólitas.
Entonces en este ambiente es que don Solón se encontró con la medicina del Ayahuasca.
En el primer tiempo solo la tomó ocasionalmente y de tanto en tanto, y así de a poco empezó a hacer sus primeras dietas bajo el estricto y riguroso cuidado de su primer maestro don Daniel Soplin. Así, poco a poco fue entrando y aprendiendo el arte de esta ciencia milenaria, sagrada y milagrosa, al tiempo que iba empezando ya a realizar sus primeras curaciones. Primero, con pequeñas criaturas de hasta un año, según lo prescrito entonces por su maestro.
Ya en esa época empezó a sufrir severos y permanentes ataques de brujos y hechiceros malvados y envidiosos, en lo que se constituiría una constante en su vida, lo que lo llevó a perder la visión permanente de uno de sus ojos, y a poner en peligro su vida una y otra vez y a enfermar su cuerpo severamente en muchas ocasiones.
Todo esto lo condujo a ir abriendo su camino y a desarrollar su fuerza interna a través de sacrificadas dietas, las que incluían internarse en la selva por períodos regulares de 8 días con muchas abstenciones, ayunos y cuidados, tomando diferentes plantas, cortezas o raíces que fueron purificando y fortaleciendo su cuerpo físico, su mente, así como como sus distintos cuerpos sutiles.
Así fue avanzando en este misterioso camino de las plantas maestras del mundo amazónico, y así fue que también fue encontrando y tomando medicina con otras personas que seguían caminos similares, luego de la muerte de su primer maestro, don Daniel Soplin. Y así es que también que aparecieron en su vida otras dos personas que fueron muy importantes en su formación y desarrollo en el mundo curanderil, primero don Jose Delgado y luego mas adelante, don Santiago Gonzalez.
Poco a poco, lentamente y paso a paso, con mucho esfuerzo, sacrificio y dedicación, fue transformándose en un afamado y renombrado curandero en la zona y en una leyenda viva en el mágico mundo del Ayahuasca, desarrollando poderosos ikaros de protección, de sanación y curación, de invocación a diferentes espíritus, energías y entidades que lo asistían permanentemente en sus trabajos.
Algo tan diferente a lo que es frecuente ver por estos días, en donde es común encontrar a muchas personas que sin ningún entrenamiento adecuado, sin dirección, sin maestros, dietas, ni linajes, y que con absoluta falta de conocimiento y experiencia y también con mucha irresponsabilidad, toman la medicina unas cuantas veces, y ya se sienten ayahuasqueros, con todos los peligros que esto conlleva para ellos mismos, tanto como para las personas que participan de sus círculos, y que por cierto son responsables en buena medida de la mala reputación de la medicina del Ayahuasca en determinados ámbitos, llegando en muchos casos al absurdo de que muchas de estas personas nunca han puesto un pie en la selva, jamás han hecho una dieta, ni menos saben lo que es un íkaro…
Paralelamente, ya estaba curando a muchas personas de diferentes enfermedades, dolencias y condiciones, ya fueran estas físicas, emocionales, mentales o espirituales, y lo que es tan común en el área, todo tipo de brujerías, daños y hechizos, lo que inevitablemente le traía de vuelta serios y peliagudos problemas con los brujos causantes de aquellas situaciones.
Incluso hasta muy avanzada edad, lo siguieron perturbando y atacando oscuros y envidiosos personajes ruines y miserables de esta baja calaña.
Siempre fue muy devoto de la energía Mariana, en la personificación de la Virgen de Guadalupe, del Maestro Jesus, y también de San Martin de Porres, el santo patrono del Peru, a quienes siempre invocaba con gran devoción y respeto antes, durante y al finalizar sus trabajos y ceremonias. Siempre trabajando con mucha humildad y dándole el mérito y el crédito de los resultados de sus curaciones al divino poder de Dios. Sin temor a equivocarme, puedo decir que cientos de personas fueron curadas por los cantos y la medicina del venerable y sabio maestro.
Cuando nuestros caminos se cruzaron, yo ya tenia algunos años en esta senda y aunque no sabía mucho acerca de el, las pocas referencias que tenía de su persona eran muy buenas y recomendables. Además de lo cuál se me había aparecido misteriosamente 3 veces en sueños, lo que sin duda era algo muy auspicioso y esperanzador. Y así es que una vez lo llamé por teléfono, y al cabo de unos pocos días llegué una tarde a su casa en Iquitos, y aquella misma noche ya estaba tomando la medicina por primera vez
Las ceremonias tenían lugar en su propio pequeño cuarto, el que era habilitado con mucha simpleza y sin ningún tipo de pompa. El Maestro siempre vestía con sus clásicas guayaberas y se acompañaba de su botella de agua florida, el alcanfor, la camalonga, los infaltables mapachos, su charapa de ruda y su mágica y poderosa piedra de sanación. Entre canto y canto se podía escuchar la sinfonía producida por el ruido de los motores de los motocarros que son parte del folklore característico y la vida cotidiana de Iquitos, como bien saben todos aquellos quienes han visitado la ciudad.
Fácilmente me encanté con su sencillez, simpatía, humildad, buen humor y naturalmente con su forma notable, tranquila y sabia para llevar y conducir las ceremonias. Al mismo tiempo, mis viajes para visitarlo en Iquitos se fueron haciendo regulares y periódicos y nuestra relación se fue enriqueciendo y solidificando, al punto que nos hicimos amigos muy cercanos y queridos. Con mucha fluidez y espontaneidad se fue dando un vínculo que en aquella época nunca sospeché la forma que iba a tomar, ni menos aún la importancia que tendría en mi vida futura.
De alguna forma se transformó en la figura o el arquetipo de un padre espiritual para mi, en todo lo relativo a este mágico mundo, y casi sin darme cuenta me convertí en su aprendiz y discípulo, situación que se mantuvo inalterable hasta su partida de este plano en Abril del 2010.
Tuve la gran fortuna y el honor de compartir un par de dietas junto a el en la selva, en los alrededores de Iquitos, con un par de médicos ayahuasqueros amigos suyos, pero que según mi impresión no le llegaban ni a los talones. El solo dietaba 4 días, ya que por aquella época rondaba ya por los 85 años.
En esa misma época lo invité a venir a Chile, donde en 4 diferentes viajes realizamos alrededor de 30 exitosas ceremonias, en donde el Maestro se ganó el cariño, el afecto, el respeto y la admiración de la mayoría de las personas que participaron en dichos eventos.
Mis recuerdos de esos días en mi casa junto a don Solón y su hijo Daniel permanecen imborrables en mi memoria. Cuando no trabajábamos éramos como 3 niños que disfrutábamos de la vida despreocupadamente, y en los que la risa fluía con mucha facilidad.
Naturalmente en mi curiosidad y mis ansias de aprender lo interrogaba acerca de su vida, y de su relación con la medicina cada vez que me parecía pertinente, y el con mucha paciencia, sabiduría, y buen humor, siempre me respondía en lenguaje simple, directo y en en voz baja, como era su costumbre y característica.
Para don Solón el dinero nunca fue algo demasiado importante. Producto de esas visitas a Chile y el trabajo realizado, probablemente por primera vez en su vida, se puede decir que ganó algún dinero importante con el fruto las ceremonias. Por lo tanto, no es de extrañar que cuando regresaba a casa en Iquitos, entregara todo el dinero a su familia, solo dejando para si mismo unos cuantos soles para asegurarse de que no le faltaran los mapachos, aquellos cigarros de tabaco negro que usaba para curar y limpiar a los pacientes y de los que se fumaba unos cuantos diariamente.
Era frecuente escucharle decir: » luego de una buena comida, un buen mapacho cae muy bien «.
Creo que nunca lo vi enojado o hablándole en voz alta o autoritaria a otra persona. En esa época ya estaba por lo 87 años, de los que al menos los últimos 45 o 50 los pasó tomando regularmente la medicina de la Madre Ayahuasca.
Fue un hombre sencillo, de gran nobleza y compasión, enorme corazón, y un curandero portentoso, siempre bien dispuesto a hacer el bien al prójimo, incluso a aquellos oscuros personajes que tanto daño y perjuicio le causaron a causa de los celos y la envidia. Como decía al principio de esta crónica, nunca encontré a otro maestro como el: impecable, generoso y extraordinario.
Así como la medicina de la Madre Ayahuasca se a ido abriendo camino en alguno sectores de la sociedad moderna y actualmente viaja a muchas capitales y ciudades del mundo entero, lo que es muy importante y benéfico para el mundo actual, desgraciadamente se a ido perdiendo la raíz y el conocimiento ancestral de esta antigua y sagrada ciencia tradicional del mundo vegetal, de la que don Solón era un vivo y relevante exponente.
Desgraciadamente en el mundo ayahuasquero de hoy es muy difícil encontrar personas de la estatura moral y ética del insigne curandero.
El notable y coronado Maestro dejó este mundo a la avanzada edad de 92 años y seguramente se encuentra disfrutando su tiempo y su evolución en el plano astral, junto a otros distingidos y eminentes maestros y magos blancos de la antigüedad, quienes desde el Cielo Ayahuasquero, de seguro estarán dispuestos a darle una mano, una guía y protección a todos quienes los invoquen y los llamen con respeto y reverencia durante sus ceremonias.
Aprovecho esta oportunidad con mucha humildad y respeto, para aconsejarle a las personas que se inician en estos caminos y también a quienes ya transitan por los mismos, que siempre sean cuidadosos y diligentes al momento de escoger con quien toman esta ancestral y poderosa medicina, a la que antiguamente no era nada de fácil llegar, y para lo que había que realizar costosos viajes de mucha aventura, largas jornadas y variados peligros de distinta condición y naturaleza.
Hoy por hoy, ha proliferado mucho la oferta acerca de lugares de variada clase, calidad, índole y categoría, y en los que se puede encontrar todo tipo de ofrecimientos de dietas, retiros o simplemente ceremonias, todo esto a través principalmente de internet.
Y así es que todo este mágico mundo se a transformado en un buen negocio, en una fuente de dinero fácil, y se han multiplicado y proliferado todo tipo de personas inescrupulosas, inexpertas, sucias y descuidadas, y que con oscuros y ocultos propósitos, están dispuestos a aprovecharse de la ingenuidad, el dinero y la energía de tantas personas que se acercan a este tipo de aprendizajes sin ningún tipo de experiencia o conocimiento previo.
Lo que quiero señalar con esto en términos sencillos, es que no hay ninguna correlación entre toda esta gran oferta, y el número de personas que realmente están preparadas adecuadamente y con la rigurosidad, seriedad e idoneidad necesaria para dirigir este tipo de trabajos. Por lo tanto, vuelvo a reiterar que siempre es bueno reflexionar con profundidad, detención e intuición con quien hemos de experimentar esta sagrado y arcano conocimiento.
Para concluir este articulo, quisiera recordar las palabras de don Solón al concluir sus ceremonias: » señores, están servidos, que vayan con Dios y la Virgen «…….., expresando de esta forma su deseo de que todos regresaran en paz, tranquilos y contentos, y con las bendiciones desde el alto cielo, ya que para el, Dios siempre estaba en el primer lugar de sus prioridades, palabras, pensamientos y acciones.