Alfonso Leng dentista y músico compuso, entre otras, cinco obras, para piano y voz, con versos del poeta Pedro Prado, a las que denominó Doloras por su contenido dramático y de fuerte romanticismo influido por el Grupo de los Diez de nuestros intelectuales y artistas. Sin la música, solo con palabras dolidas quisiera rendir un sentido y dolorido recuerdo a estos dos jóvenes héroes luchadores en contra de la dictadura, especialmente a Carmen nacida en un 5 de Mayo, y que si no es por su desaparición y crimen, hoy tendría 68 años. En plena clandestinidad en la lucha contra el dictador, así fue que nos conocimos con Reinalda del Carmen Pereira Salas y Pablo Maximiliano Santelices Tello.
Corría el año 1976 ambos vivían, por entonces, en una pequeña casa de calle General Velásquez, cerca del barrio del Hogar de Cristo. Posteriormente se trasladaron a la Villa Olímpica aneja al Estadio Nacional, que había sido el primer Campo de Concentración para miles de chilenos, después del cruel golpe estado de 1973. Personalmente había estado detenido allí y preso en el Estadio Chile, hoy Víctor Jara, donde asesinaron a nuestro querido compañero Victor y posteriormente fui traslado al Estadio Nacional.
Nadie por entonces podía pronosticar nuestros propios destinos, a pesar de las fuertes y estremecedoras noticias de crímenes, torturas y desaparecimientos de miles de compañeros. Tanto Reinalda como Max, ya habían experimentado la brutalidad y el rigor del régimen, con su detención en el Regimiento de Ferrocarrileros de Puente Alto y su expulsión del Servicio Nacional de Salud, por ser comunistas y dirigentes de ese gremio.
Esta relación se tornó afectiva sin perder de vista nuestras obligaciones y tareas partidarias y junto con el conocimiento familiar pudimos establecer un fuerte lazo de amistad. En una de sus visitas Reinalda, para nosotros Carmen -con ese nombre la conocimos- trajo como regalo para nuestra hija de dos años, un perrito hecho por ella, de género anaranjado y de grandes orejas café.
Carmen nunca se dejó sacar fotos por nuestras normas de seguridad, la única que poseemos es en la que aparece con nuestra hija Paloma en sus brazos, pero tapándose la cara. Sólo se le pueden ver, en la foto, sus brazos, su frágil figura y su coronilla de pelo rubio detrás de la cabeza de nuestra hija.
Casi al finalizar año 1976 supimos del desaparecimiento de Carmen por mi hermana que la vio en su casa en La Reina, poco antes de su secuestro. Una vez cometido este crimen, para entonces solo un secuestro, supimos algunos años después quienes fueron los autores del plagio: los agentes Fuentes Morrison, “el Waly” y un oficial de la Fuerza Aérea, ambos del Comando Conjunto. Esto los supimos por las investigaciones del Ministro Carlos Cerda.
Sin embargo al año siguiente, en el mes de Enero de 1977, ni siquiera un mes de su desaparecimiento, por los esfuerzos de sus parientes, su madre, Luzmira Plaza (la Lula) y especialmente por las investigaciones de su compañero Max se logra presentar ante la Justicia de la época, ante jueces venales, un Recurso de Amparo.
Con esta misma fecha, familiares de la afectada, en conjunto con los otros detenidos desaparecidos, (ocho por entonces) solicitaron a la Corte Suprema de Justicia se dispusiera el nombramiento de un Ministro en Visita.
Por ello se abre la causa 2-77 de ese año, la que posteriormente se agregaría a las investigaciones del Ministro Cerda Fernández, con el fin que efectuara las investigaciones que condujeran a determinar la suerte de los desaparecidos.
El 2 de febrero del mismo año el Ministro en Visita, Aldo Guastavino Magaña, inició la investigación decretando como primera resolución de fondo que informara el Ministerio del Interior.
Este informó que Reinalda habría salido a pie por paso Los Libertadores, junto a otros compañeros, hacia Argentina. Luego, el tribunal procedió a constituirse en Extranjería del Servicio de Investigaciones. En esa visita se ratificó el informe del Ministerio del Interior y se convalidó la versión de que Reinalda habría salido a pie por el Paso de los Libertadores.
Con sólo estas diligencias verificadas el 7 del mismo mes, el Ministro procedió a declarar cerrado el sumario, según él, por encontrase agotadas las investigaciones, (pags.1866 y 1867 del Informe de Vicaría).
Más adelante se comprueba el montaje de la salida hacia Argentina de los compañeros y de Carmen, con cinco meses de embarazo, falsedad que el Ministro Cerda demostró con sus investigaciones, así como la colusión del Servicio de Investigaciones con los servicios represivos de la dictadura.
En diciembre de 1980, el Ministro Guastavino cerró el sumario por segunda vez, y además dispuso sobreseerlo definitivamente por aplicación del Decreto Ley N°2191 de abril de 1978, de Amnistía, pero la Corte de Apelaciones de Santiago dejó nuevamente sin efecto aquella resolución. En cuanto al sobreseimiento definitivo, el Ministro lo dejó sin efecto en razón de que se omitió una formalidad legal. Sin embargo Ministro Carlos Letelier Bobadilla, que subrogó al Juez Guastavino, dio por cerrado el sumario de manera definitiva.
Lamentablemente por el secuestro de Carmen y esos ocho compañeros, durante un año y ocho meses, la Justicia chilena comprometida con la dictadura, los dejó en la más plena desprotección. .
Designación de Carlos Cerda Fernández.
El Ministro Carlos Cerda Fernández asume la investigación y dispone apertura del sumario sobre el desaparecimiento de “los 13”, incluyendo los ocho anteriores, en 1983.
El juez Cerda se hizo conocido por sus actuaciones en la sala penal, en especial por sus investigaciones y fallos en casos de violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar impuesto en 1973. Eso le costó ser perseguido en dictadura, e incluso en democracia, al punto que sólo en 2014 pudo acceder a la Corte Suprema.
En 1983 se le asignaron los casos de secuestro y desaparición de militantes comunistas y del MIR ocurridos a fines de 1976, en lo que fue denominado «Caso de los 13», que con el tiempo pasó a ser conocido como «Caso Cerda», entre ellos el proceso 2-77, de Reinalda del Carmen Pereira Salas.
A pesar de sufrir un atentado fallido, en 1986 Cerda dictó el procesamiento de 40 personas que integraban el llamado Comando Conjunto, de las cuales 38 pertenecían a las Fuerzas Armadas, incluyendo a Gustavo Leigh, excomandante en jefe de la Fuerza Aérea y ex integrante de la Junta militar.
La Corte Suprema, bajo la presión del régimen, finalmente ordenó el sobreseimiento del caso por la Ley de Amnistía, y Cerda se declaró en rebeldía por la decisión, siendo amonestado y quedando al borde de la expulsión del Poder Judicial. En 1988, Cerda archivó temporalmente el expediente del caso, dejando pendiente su cumplimiento, lo que provocó su expulsión de la judicatura, a la cual apeló, siendo revocada posteriormente.
A continuación el Ministro Cerda dio a conocer el listado de los 40 reos, con sus nombres e investidura, con los respectivos delitos y grados de participación que se les atribuyó. Sin embargo para los efectos de este artículo sólo consignaremos su pertenencia a las distintas ramas de la Fuerzas Armadas.
Lo fundamental es que ésta es la más profunda investigación sobre las responsabilidades de las Fuerzas Armadas durante la dictadura que realizó un Juez de la República, en la que se consigna la pertenencia de los inculpados como autores, cómplices, encubridores a: la Armada Nacional; Fuerza Aérea; Ejercito de Chile; Carabineros de Chile; Investigaciones de Chile y también civiles, entre ellos Estay Reino, que actuaron como autores y cómplices de esos crímenes de lesa humanidad y que constituyen un genocidio solo comparados con crímenes de carácter internacional que se inscriben en el historial siniestro del fascismo.
Por otra parte, también el 14 de agosto de 1986, el Ministro Cerda dictó otra resolución, consistente en sobreseer definitiva y parcialmente en el proceso en relación a seis personas, a cuyo respecto aparecieron indicios suficientes como para procesarlos por su participación en los delitos de asociación ilícita y de ilegítima privación de libertad de Reinalda Pereira y Edras Pinto, pero no obstante, la responsabilidad penal de ellos se extinguió por su fallecimiento.
Se trató de Guillermo Enrique Bratti Cornejo, soldado segundo de la Fuerza Aérea de Chile, asesinado por la Dina, Carlos Luis García Monasterio, Comandante de grupo de la Fuerza Aérea de Chile, Francisco Hidalgo García, Comandante de grupo de la Fuerza Aérea de Chile, Rubén Morales Cubillos, Suboficial de la Fuerza Aérea de Chile, Horacio Otaíza López, Coronel de la Fuerza Aérea de Chile y Sergio José Manuel Linares Urzúa.
Acusación Final
Ministro Sr. Miguel Vázquez Plaza, Causa rol N° 2182-98 Episodio “Conferencia 2” Acusación.
Santiago, treinta y uno de enero de dos mil catorce.
En esta acusación el Ministro Sr. Miguel Vásquez toma todos los antecedentes de los casos de desaparecidos hasta Diciembre el año 1976, mediante los testimonios de parientes, amigos, miembros del Instituto Médico Legal, antropólogos y otros profesionales y logra armar un puzzle, en que se entrecruzan nombres de culpables, autores directos, cómplices, en queda clara la responsabilidad de los uniformados, de los traidores y del propio dictador.
En varios de los capítulos más dramáticos, tratados en textos de investigación del periodista Javier Rebolledo tanto en “El Despertar de los Cuervos” como en “La Danza de los Cuervos” se revelan los detalles más dantescos de los crímenes de la DINA en la prisión del cuartel “Simón Bolivar”; donde fueron torturados y asesinados los miembros de la Dirección Central del Partido Comunista y de nuestra querida Carmen.
Allí se revela por primera vez la entrevista al “Mocito”, Jorgelino Vergara Bravo y su participación como testigo de estos crímenes. Aparecen posteriormente consignadas su declaraciones en la Causa rol N° 2182-98 en las acusaciones del Ministro Miguel Vásquez en contra de los miembros uniformados y civiles de este organismo de la Dina.
Declaración de Jorgelino del Carmen Vergara Bravo, de fojas 4.279 del cuaderno principal y declaraciones de fojas 3, 12, 45, 4.168 y 4.444 del cuaderno separado de esta causa, quien señala:
“que a los detenidos del cuartel Simón Bolívar se les interrogaba y después se les ejecutaba, se les ensacaba, a algunos se le ponían rieles, de lo cual yo deducía que iban directo al mar, y los otros no, por lo que entendía que eran llevados a las minas de cal de Lonquén o cuesta Barriga”; que recuerda a los detenidos Víctor Díaz, Reinalda Pereira, que fue muy golpeada, era una mujer muy hermosa y estaba embarazada, y al señor Ortiz, quien imploraba que lo mataran porque le habían quebrado sus piernas a palos; que tanto la mujer embarazada como el profesor Ortiz se les ató un riel para luego ensacarlos y presume que fueron llevadas a Peldehue para ser lanzados al mar; que estos detenidos estaban con otros que ya habían ingresado anteriormente al cuartel; que vio a la mujer embarazada y al profesor Ortiz durante su período de reclusión, que en ese mismo período había más detenidos en el cuartel”;
Se realizó también una inspección ocular de fojas 47, realizada al pique minero ubicado en Cuesta Barriga, testimonios de Luis Alberto Mantón Araya de fojas 53, María Luisa Sepúlveda Edwards, de fojas 55, quien, en su condición de asesora del Presidente de la República en 2001, manifestó haber recibido información acerca de que cuerpos de detenidos desaparecidos se encontraban al fondo de una mina; testimonio de Juan Ernesto Mosso Alarcón, quien manifestó que era explotador de minas para baldosas y entre 1983 y 1986, recuerda haber visto un campamento militar haciendo trabajos en la mina Los Bronces, asistido por Carabineros; copia de testimonio de Luis Ramiro Barahona Silva, quien manifestó ser minero y que, en 1989, explotó la mina Los Bronces pero no siguió adelante porque Mosso le dijo que militares habían sacado cadáveres del lugar; copia de testimonio de Carlos Sebastián Acuña Cerda, quien manifestó ser ingeniero y recuerda que un amigo suyo, en 1987 o 1988, vio como unos sujetos sacaban unos bultos desde la mina Los Bronces; informes del Servicio Médico Legal, de fojas 62 y 1.773, informes del Servicio Médico Legal de 7 de enero de 2002 de fojas 64 y 1.775, que concluye que los restos óseos periciados de mina Los Bronces pertenecen a Horacio Cepeda Marinkovic;”
Acta de fojas 71, 73, 136; oficio del Ministerio del Interior, el cual remite antecedentes referidos a las detenciones de las víctimas de esta causa, basado en los antecedentes de Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación en los que, entre otros aspectos, señala que 1) Héctor Véliz Ramírez, ex dirigente de la CUT y militante Partido Comunista, fue detenido en la vía pública el 15 de diciembre de 1976, en la comuna de Renca; 2) Fernando Alfredo Navarro Allendes, detenido el 13 de diciembre de 1976, en Grecia con Ramón Cruz, 3) Lincoyán Yalu Berríos Cataldo fue detenido el 15 de diciembre de 1976, 4) Juan Fernando Ortiz Letelier y 5) Horacio Cepeda Marinkovic; informe de la Fundación Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad, de fojas 138, sobre las víctimas 6)Héctor Véliz Ramírez, 7)Fernando Alfredo Navarro Allendes, 8) Lincoyán Yalú Berríos Cataldo, y 9) Reinalda del Carmen Pereira Plaza; secuestrada en Rodrigo de Araya con Exequiel Fernández, ante numerosos testigos que confirman su plagio; documentos de fojas 177; fotocopias de causa rol N° 14.779 del 8° Juzgado del Crimen de Santiago, iniciada el 01.03.77 (caso 2-77)
Una copia del informe Servicio Médico Legal N° 9.212 de 20.05.03,de fojas 718, que estableció que restos óseos y dentarios encontrados en Cuesta Barriga pertenecen a Horacio Cepeda Marinkovic, Fernando Ortiz Letelier, Héctor Véliz Ramírez, Lisandro Cruz Díaz y una muestra ósea pertenece a Reinalda del Carmen Pereira Plaza.
Realmente pensamos que los restos de Reinalda del Carmen Pereira Salas se mantuvieron en el boquerón de la Mina Los Bronces hasta que el Jefe de la CNI, por órdenes directas de Pinochet, Odlanier Mena organizara, lo que dio en llamar “operación retiro de televisores”.
Esta operación criminal consistía en ensacar los cadáveres esqueletizados, amarrarlos a un riel y lanzarlos al mar, por helicópteros de la base aérea de Peldehue. Por ello es que no se ha podido identificar fehacientemente, mediante los métodos científicos, los restos de Carmen, hallados en la mina Los Bronces.
La última vez que vi a Max Santelices, poco antes de su muerte por cáncer, fue en un acto en el Hospital Barros Luco en que se le rendía un homenaje a Carmen, en la inauguración de un departamento de Imageonología de Mama, que lleva su nombre, y en el que se consignaba el dulce y poético nombre de Carmen. Reinalda del Carmen Pereira Salas.
Por cierto que Max hizo una dolorida alocución, lo que para mí fue su último encuentro público con su compañera, a la que durante casi 40 año, busco incansablemente hasta su último halito de vida
¡Honor, Dolor y Gloria a dos entrañables amigos y compañeros!
(*) Profesor