La última vez que Olga Weisfeiler habló con su hermano Boris fue en 1984, justo antes de que volara a Chile para pasar allí las vacaciones escalando. «Necesito escapar de toda esta nieve de Pensilvania», Estados Unidos, le dijo. «Me voy al sur. Allí es verano». Días después, Boris Weisfeiler se colgó una mochila a la espalda y se dirigió a los Andes, las montañas del sur de Chile. Y nunca más regresó.
En enero de 1985 su mochila fue hallada junto a un río. Pero no había rastro de Weisfeiler, de 43 años. Y no lo ha habido desde entonces.
Una investigación llevada a cabo en Chile aquel mismo año concluyó que el ciudadano ruso nacionalizado estadounidense, un experimentado montañero, se había ahogado al tratar de cruzar el río. Sin embargo, nunca encontraron su cuerpo.
Años después, en 2000, unos documentos desclasificados en EE.UU. sugirieron que pudo haber sufrido un destino más siniestro. Los papeles citan a un testigo, quien aseguró que era parte de una patrulla del ejército chileno que recogió a Weisfeiler y lo llevó a la Colonia Dignidad, una comuna agrícola secreta establecida por un exnazi en Chile en la década de 1960.
Es sabido que el régimen militar del general Augusto Pinochet, quien gobernó Chile entre 1973 y 1990, ocasionalmente usaba la Colonia Dignidad como un centro de detención y tortura.
Y el testigo relató que Weisfeiler fue interrogado en la Colonia Dignidad, que después lo obligaron a arrodillarse y que lo «mataron de un disparo en la nuca».
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Caso cerrado
A pesar de que esa versión nunca fue probada, ayudó a que se abriera una nueva investigación. En 2012 un juez chileno acusó a siete expolicías y exmilitares de secuestrar a Weisfeiler y a un octavo hombre de ser cómplice.
Tras eso, la familia Weisfeiler pensó que se haría justicia. Pero ahora, el juez Jorge Zepeda acaba de cerrar el caso.
En su resolución del 4 de marzo pasado, Zepeda reconoció que Weisfeiler fue secuestrado, pero insistió en que fue víctima del crimen común y no de una violación de derechos humanos.
Así, al caso le fue aplicado el estatuto de limitaciones; esto es, el presunto delito fue prescrito.
Y como consecuencia, los ocho hombres quedaron en libertad.
«Estoy devastada», cuenta a la BBC Olga Weisfeiler, la hermana de 72 años del desaparecido. «He pasado los últimos 16 años intentando averiguar qué pasó con Boris y ¡ahora esto!», exclama.
En lucha
La embajada de EE.UU. en Santiago, la capital chilena, describió al fallo como «un frustrante revés».
«Es vital que las víctimas y los familiares sean capaces de buscar que se haga justicia cuando se trata de violaciones de derechos humanos, sin importar cuándo fueron cometidas», reclamó a través de un comunicado.
Asimismo, el fallo ha consternado a los círculos científicos. Y es que Boris Weisfeiler era profesor de matemáticas en la Universidad del Estado de Pensilvania, y un académico con talento.
Así, el Comité de Científicos Preocupados (CCS, por sus siglas en inglés), un organismo con base en EE.UU. que defiende la libertad de los científicos a nivel internacional, pidió a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que intervenga y ordene que se reabra el caso.
«El doctor Weisfeiler se merece algo mejor», escribió el comité a Bachelet. «En nombre de su familia, urgimos a su gobierno que vuelva a trabajar en la construcción de una cultura de respeto por los derechos humanos en Chile».
La Sociedad de Matemática de Chile también pidió a las autoridades que abran el caso de nuevo.
Weisfeiler era «un matemático brillante que, en el momento de su desaparición, estaba en el cenit de su carrera», proclamó la sociedad.
«Noches en vela»
Olga Weisfeiler, con el respaldo de la embajada de EE.UU., ha presentado un recurso al fallo del juez.
«Si perdemos, iré a la Corte Suprema y si perdemos también allí, acudiré a los tribunales internacionales», dice en Santiago.
«No puedo dejar que esto ocurra».
Por el momento, sin embargo, ella y su familia están aún lejos de averiguar qué fue lo que le ocurrió a Boris Weisfeiler aquél enero, hace más de 30 años, en las montañas del sur de Chile.
«Paso las noches en vela preguntándome qué le pasó realmente a mi querido hermano», cuenta.
«Aún sigo esperando las respuestas a por qué, dónde y cuándo perdió Boris su vida».
Fuente: BBC Mundo