Durante el 2015, más de 700 trabajadores del consorcio periodístico fueron despedidos. La última arremetida ocurrió en el diario La Estrella de Arica donde se imprimía también la Estrella de Iquique.
La medida ha afectado a distintas áreas desde la periodística hasta auxiliares, comprendiendo toda la cadena de diarios que posee El Mercurio a lo largo del país: “acá ha habido un despido masivo y sistemático en todas las empresas relacionadas, en una ciudad y después en otra.
Ahora le tocó a Arica de manera más masiva aun cuando había despedido a goteras pero masivamente ha ido sectorizándose por región”, precisó Domingo Vargas presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de Medios de Comunicación (Fenatranco) y del Sindicato de El Mercurio de Santiago.
La aplanadora mercurial ya ha pasado por Antofagasta, Arica, Iquique, Santiago, Valparaíso, Concepción, Temuco y Puerto Montt.
En Arica, alrededor de 80 trabajadores perdieron su fuente de ingresos, 17 de los cuales operaban en la planta impresora pre prensa. Los despidos son la consecuencia de la decisión de cerrar esta división, llevándose a Antofagasta la impresión de los diarios La Estrella de Arica y La Estrella de Iquique: “se tomó una medida contra el sindicato. La parte que más duele al sindicato es la gente del área de Producción dado que ahí está el presidente del gremio. Hoy el presidente (Antonio Quinteros, prensista) ha quedado sin trabajo. El propósito, en el fondo, es desarticular al sindicato de la Estrella de Arica y Estrella de Iquique porque la cabeza principal la tenía el presidente de Arica”.
Consultado por los argumentos que esgrime el Consorcio, Vargas dijo que “la empresa de manera verbal, sin documentación sin respaldo alguno, ha dicho que la situación económica es la que motiva todos estos despidos”, señaló
Sin embargo, para el dirigente es tan solo una excusa, calificando la medida como “una especie de revancha de parte de la empresa, producto de las demandas que ha ganado el sindicato por el tema de la semana corrida para los comisionistas. La nueva administración que tiene el diario, no mira con simpatía no ve como un aliado a las organizaciones sindicales. Las ve más como un enemigo. Y eso hace que esa desconfianza se traduzca en ver cómo se combate a los trabajadores organizados”.
Yendo al tema de fondo -que es la presunta alicaída situación económica- Vargas se remontó a la coyuntura de la década de los 80:
“he vivido crisis tremendas donde El Mercurio ha estado endeudado con 18 bancos, tanto nacionales e internacionales, donde ha habido una crisis mundial como fue la del año 1982 y El Mercurio sorteó, perfectamente, esa crisis producto de la colaboración y cooperación que hicieron los trabajadores a través de los sindicatos”.
En ese contexto, destacó que si bien es cierto que no todos los dirigentes comparten la línea editorial del diario “todos, de una u otra manera, tenemos un grado de pertenencia con la empresa y nos interesa que la empresa se mantenga en el tiempo. Si no hay empresa, no hay sindicatos por lo tanto no hay ningún dirigente sindical que quiera que la empresa desaparezca; todo lo contrario, queremos que le vaya bien pero eso tiene que verse reflejado en beneficios, estabilidad y no en empleos precarios como cada vez más se están viendo”.