Las últimas semanas para la derecha han sido realmente para el olvido. Su constante ofensiva a partir de una explotación obscena del caso fundaciones y los temas de seguridad contra el gobierno, iba viento en popa hasta que estalló el escándalo de los chats de Luis Hermosilla (a lo que se sumó ahora el caso del millonario sueldo de su candidata por Las Condes, Marcela Cubillos).
En el caso del primero, un personaje oscuro que, por los antecedentes conocidos hasta ahora, actuaba como recadero, asesor y testaferro de prestamistas, usureros, empresarios y políticos de derecha.
Quedaron expuestas a la luz del día oscuras maniobras para colocar a sus acólitos en puestos clave con el propósito de influir en importantes decisiones que los afectaban. Salieron del teléfono de Hermosilla los nombres de jueces, fiscales e históricos dirigentes de la UDI, incluyendo a la candidata presidencial del sector, Evelyn Matthei en términos que no la dejan muy bien parada aun cuando no aparezca vinculada a hechos ilícitos.
Los acontecimientos recién descritos, solamente hicieron cundir la confusión, apareciendo ahora arrinconada, dando explicaciones y tratando, cada uno, de zafar de la incómoda situación incluso aunque eso implique traicionar antiguas lealtades. Entre una defensa inconcebible y la indiferencia del que trata de hacerse el tonto, la derecha tiene poco espacio para moverse.
Es así que las torpes maniobras de los republicanos han sido asumidas como tabla de salvación por Chile Vamos, aunque eso signifique en los hechos, seguir hundiéndose. Es el caso, por ejemplo, de las acusaciones constitucionales contra ministros de estado emuladas por la bancada de RN amenazando incluso con una en contra del Presidente de la República que termina en el ridículo más bochonorso.
Los republicanos, en cambio, han sorteado el vendaval con más o menos éxito. Es el piñerismo el que se ve comprometido y con el agua hasta el cuello. Partiendo por su articulador natural, el primo del ex presidente y ex ministro Andrés Chadwick, que es el personaje más poderoso de la derecha que se ha visto involucrado hasta poner en riesgo incluso la candidatura del sector. En efecto, Evelyn Matthei viene sufriendo una baja sostenida en las encuestas, lo que sería sorteable si tuviera espacio y capacidad para articular una contraofensiva imposible desde el momento en que lo único a lo que se puede dedicar es a dar explicaciones.
Como se dice vulgarmente, de atrás pica el indio. Por ello, aunque no aparezca muy bien en las encuestas por ahora, Kast o quien sea el candidato de la derecha más ultra, se podría ver eventualmente favorecido por la caída de Matthei.
La caída del piñerismo, significa en los hechos, la desaparición de una derecha dizque «democrática» y la irrupción de una más reaccionaria y radical. Por cierto, nada para lamentar excepto para los nostálgicos de la democracia de los acuerdos.
Por el contrario, la caída del efímero fulgor del piñerismo debiera ser una oportunidad para el pueblo, para los demócratas y todos los interesados e interesadas en la reforma social, política, económica y cultural. Es la posibilidad de volver a abrir la brecha que dos intentos fallidos de reforma constitucional en los últimos tres años, parecían haber cerrado y que los analistas más perspicaces del sistema se han apresurado a señalar como el objeto de un nuevo acuerdo para conjurar la posibilidad de un nuevo estallido de rebeldía popular.
Es el momento de retomar la iniciativa. Demostrar como dijo el presidente Boric en el norte, que entre Chile Vamos y Republicanos no hay mucha diferencia y que defienden más o menos los intereses de los mismos, aunque con un estilo y unos énfasis distintos.
Los recientes anuncios del gobierno en materia legislativa, representan una oportunidad de hacerlo y debieran ser el punto de inflexión que le permita a las organizaciones del pueblo protagonizar nuevamente la reforma social y política y no solamente pequeñas reivindicaciones que para algunos se han convertido en la tabla de salvación de sus mezquinas cuotas de poder en sindicatos, asociaciones de empleados y funcionarios, ONG’s y movimientos sociales.