La mitad de los seguidores de Piñera en redes sociales no existe. Un reportaje de Revista Capital reveló que el 49% de los «fans» en twitter del presidente Sebastián Piñera son cuentas falsas, conocidas como “bots”.
De ninguna manera sorprendente, en este ambiente de post-verdades, mega-mentiras y fakes-news.
En rigor, un autorretrato del Piñera digital, que no es sino una de las no peores facetas del Piñera real.
Mediante la herramienta Twitter Audit, el reportaje hizo una revisión de los seguidores de distintas cuentas de twitter.
La del presidente Piñera (@sebastianpinera) reveló que de los más de 2 millones de “followers”, prácticamente un millón son falsos.
La cuenta de la Primera Dama, Cecilia Morel, tiene un 46% de seguidores falsos en sus 331 mil seguidores, mientras que la ex presidenta Michelle Bachelet sólo tiene 4% de cuentas falsas en sus 594 mil seguidores.
Así lo informó un artículo de revista Capital, medio que representa los intereses del entonces grupo Claro.
Tramposo al cuadrado
Las cuentas falsas cobraron notoriedad, luego de que se utilizarán “bots” para promover el proyecto “Admisión Justa” del gobierno de Piñera, como si fuera un apoyo ciudadano real.
O sea, Piñera esta utilizando la mentira digital no solo para submarinearse, sino también, aparentemente, para gobernar.
De ser así, gravísimo, siempre y cuando alguien le cobre la factura.
De hecho, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, debió dar explicaciones señalando que cualquier persona puede comprar perfiles falsos y que no fue su cartera la que pagó por esos servicios.
Luego de publicado el artículo, Revista Capital eliminó párrafos de información relativos al número de seguidores falsos de Sebastián Piñera.
El mercado «bot»
El artículo de Capital señala que, al buscar opciones para comprar bots en Google, al menos seis páginas son desplegadas para efectuar un pago por este software.
Agrega que los bots son programas informáticos automatizados, que imitan comportamientos humanos y están creados para realizar automáticamente publicaciones repetitivas, tales como comentarios, retweets, mensajes directos o likes.
«Hay sistemas creados para postear información tras haber ocurrido un evento específico, como un sismo, donde un computador sube automáticamente a las redes la intensidad y el epicentro de un movimiento telúrico, pero también hay usuarios creados para hacer creer que una persona tiene mucha influencia en redes sociales», prosigue.
El tema no es menor, toda vez que, según un estudio de la Universidad del Sur de California de marzo de 2017, entre un 9% y un 15% de las cuentas en Twitter corresponden a bots. Esto significaría que de los 336 millones de usuarios activos actualmente en la plataforma, entre 30 y 50 millones serían cuentas falsas, añade el artículo.
Twitter es una red social que promueve ciertos tipos de cuentas de bot y rechaza la existencia de otras. Por ejemplo, según sus reglas de automatización, se puede crear una cuenta bot que retransmita de forma automática información útil, pero no enviar spam o enviarles cualquier tipo de mensajes no solicitados.
De acuerdo al artículo de Capital, «el mercado para comprar este tipo de bots, tanto en Facebook, Instagram, Twitter, YouTube, Spotify o Linkedin, es muy accesible e incluso da garantía de la transacción. Al comprar una mayor cantidad de cuentas falsas, el valor de cada cuenta individual baja.
Agrega:
«En la página www.buyboost.social hay 16 redes sociales en las que podemos comprar bots, que realizan más de 40 acciones diferentes: reproducción de canciones en Spotify, dislikes en Youtube, comentarios en Instagram e incluso contactos en Linkedin.
Por casi 9.000 pesos chilenos, es posible comprar mil seguidores en Twitter a través de esta plataforma, que garantiza la obtención del servicio en menos de 24 horas, con 15 días de garantía en caso de perder los seguidores y que se paga con sistema PayPal.
Al realizar una compra de 10 mil seguidores, el precio baja a 6,7 pesos por cuenta, mientras que antes nos hubiera costado 9 pesos cada una.
En el mismo sitio, comprar 100 mil “me gusta” en Instagram tiene un valor de 6.400 pesos aproximadamente, que también tienen garantía, servicio que no posee la compra de dislikes en Youtube, ya que ahí es necesario que la cuenta a la que agregaremos reseñas negativas tenga la opción de “no me gusta” activada, además de ser un perfil público.
La compra de 10 mil likes negativos a una cuenta en esta red social tiene un costo de 149.000 pesos».
Así fabrica la derecha, la idea de que sus postulados están predominando.
La historia, más que ninguna otra ciencia, muestra, una y otra vez, que la mentira tiene patas cortas, y que antes se descubre al mentiroso que al cojo.
Que Piñera compre seguidores fantasmas en las redes sociales; es, en rigor, lo mismo que hace en todos los campos, incluyendo, y principalmente, la gerencia de la república.
Es el duro costo del mito de Sísifo, porque, después de todo, ¿qué otra opción le queda sino mentir para encubrir la mentira anterior?.
Piñera está acabado.
El universo en disputa es el otro 51%.
