Cuba festeja el 56 aniversario de su revolución. La fecha no es solo motivo de celebración sino también una lección de coraje y resistencia de quienes han vivido el proceso de cerca. «Yo veía las niñas con zapaticos blancos y le decía a mi mamá que me comprara un par de zapaticos blancos». Para Nemesia Rodríguez Montalvo, víctima de la invasión de EE.UU. en 1961, era un sueño casi imposible de cumplir. El pueblo donde vivía estaba separado por un pantano y su familia apenas disponía de dinero.
Todo cambió el 1 de enero de 1959. Tras el triunfo de la revolución se construyó una carretera, mejoró la infraestructura y por fin pudo cumplir su tan ansiado sueño. Los bienes empezaron a llegar y la madre de Nemesia puso sus ahorros para conseguir los «zapaticos blancos».
«Yo les veía tan lindos que la que no encontraba ocasión para ponerlos fui yo», confiesa la mujer.
El sueño se hizo real aunque la alegría no duró mucho. Nadie, dice Nemesia, se podía imaginar una invasión, un ataque contra la población ‘por gusto’. Cuando se anunció la evacuación tenía tan solo 13 años. Era demasiado joven como para comprender a qué se estaba enfrentando.
«Puse mi mejor ropita y los zapaticos blancos. Y cuando nos trasladábamos hasta Jagüey un avión atacó el camión donde yo iba».
Perdió a su madre, sus hermanos resultaron heridos y su abuela quedó paralizada hasta el día en que falleció.
Así se produjo la invasión de Bahía de Cochinos en la playa Girón en 1961, que contó con la participación de unos 1.200 mercenarios estadounidenses.
«¿Quién los armó, quién los transportó y quién los embaucó? Siempre va a haber un culpable detrás de toda esa operación, y ese culpable fue el Gobierno y la CIA de EE.UU.», asegura el historiador Julio Amorín Pons a RT.
Según los documentos desclasificados, la operación fue parte del plan diseñado por las autoridades estadounidenses con el fin de derrocar a Fidel Castro. Afirmaban que con su ausencia sería fácil establecer una junta que favorecería los intereses de Washington.
Pero Nemesia está convencida de que el espíritu que había nacido dos años antes de la invasión, el del triunfo de la revolución del 1 de enero, dio la fuerza necesaria y fue el incentivo para imponerse tanto en la batalla de Girón como en otros ataques contra el Gobierno cubano. Algo que corroboran los historiadores.
«Toda revolución va iniciando un proceso y es lógico que cometa errores, pero la mayoría de la población cubana sigue apoyando la revolución precisamente porque responde a los intereses del pueblo cubano», afirma Pons.
Más de medio siglo ha sido el tiempo que se han prolongado los intentos de EE.UU. de destruir la revolución cubana. Al menos con medidas económicas.
Lo reconocía el mismo presidente estadounidense el mes pasado al anunciar la normalización de las relaciones con Cuba.
Una decisión que incrementó aún más el espíritu revolucionario de los cubanos y confirmó la impotencia de los países ajenos ante la voluntad del pueblo cubano.
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Cuba celebra 56 años de su revolución
El pueblo de Cuba celebra este jueves los 56 años de su Revolución, en conmemoración al movimiento libertario promovido por el Comandante Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista apoyada por Estados Unidos. Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y Ernesto “Ché” Guevara fueron principales responsable de este acontecimiento, que marcó la historia de América Latina a partir de 1959.
Para honrar la fecha, este jueves en todo el país antillano se realizarán una serie actividades culturales, donde (en los actos de la capital) participarán los Cinco Héroes Cubanos, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González; quienes recibirán homenaje.
La agenda estipula presentaciones de la pieza teatral “Que el diablo te acompañe” desde el Teatro El Pálpito, en La Habana; además de la obra “Retrato de un hombre desnudo” en el Cabildo Teatral, en Santiago de Cuba.
Además, la conmeración estará representada por una exposición bibliográfica de fondos patrimoniales en torno al 56 aniversario de la revolución cubana, el Día del Maestro y a la Declaración por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo.
Como es tradición, la isla festeja el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, ocurrido el 1° de enero de 1959, junto a la llegada del Año Nuevo, en esta ocasión precedido de muchas expectativas entre los cubanos tras el anuncio el pasado 17 de diciembre del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre la isla y Estados Unidos.
Según anunció el ministerio de Cultura, tendrá lugar una jornada denominada «Cuba Va» que se extenderá los días 2 y 3 de enero con diferentes propuestas artísticas. Están previstas actividades culturales que incluyen desde la habitual gala que el Ballet Nacional dedica en La Habana al triunfo de la revolución, hasta bailables públicos en plazas y parques en los que actuarán populares orquestas de música bailable.
Por su parte, los medios cubanos resaltan hoy la efeméride con motivos festivos. El diario oficial Granma, por ejemplo, destacó en portada que este 2015 la isla comenzará a vivir los 57 años de la revolución y publicó una frase del presidente cubano, Raúl Castro, en la que afirma que «la inquebrantable fe en la victoria» que Fidel inculcó a los cubanos «continuará conduciendo» al pueblo.
En la televisión, se han repuesto en los últimos días documentales recordando la figura de Fidel Castro, retirado del poder desde 2006 por una enfermedad y quien todavía no se ha pronunciado públicamente sobre el restablecimiento de relaciones con Washington ni sobre el regreso de los agentes cubanos que estuvieron presos en EEUU.
El reclamo por la liberación de «Los Cinco» agentes, que en la isla son considerados «héroes antiterroristas» fue una de las principales banderas del líder cubano en los últimos años de su mandato.
Otros medios divulgan mensajes de felicitación enviados a propósito del aniversario de la revolución por parte de mandatarios como el ruso, Vladimir Putin, el venezolano, Nicolás Maduro, el nicaragüense, Daniel Ortega, y el norcoreano, Kim Jong Un.
El primer acto para recordar el triunfo de la revolución tuvo lugar justo a la medianoche en la fortaleza colonial de San Carlos de la Cabaña, en La Habana, donde cadetes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias dispararon 21 salvas de artillería en una ceremonia que estuvo abierta al público.
En Santiago de Cuba, segunda ciudad en importancia del país y considerada «cuna» de la revolución, se realizó a la misma hora la «fiesta de la bandera», una tradición ligada a la independencia de la isla que congrega a cientos de personas en una céntrica plaza, donde se iza la bandera cubana y, según ondee, se lanzan presagios sobre cómo será el nuevo año.
«Los reunidos esperaron su amplio ondear en cielo soberano y estrellado; así ocurrió, lo que indica -según presagios de muchos- que los próximos 365 días serán esperanzadores, como lo necesita la nación para seguir construyendo una sociedad mejor para sus hijos», indicó la estatal Agencia de Información Nacional.
La hora del Triunfo
Ricardo Alarcón de Quesada
Desde que el Presidente Raúl Castro lo anunció en la red nacional de radio y televisión la gente salió a las calles a celebrar lo que ha sido un gran triunfo para Cuba. La victoria de todos y todas los que no se cansaron de reclamar su libertad. En Cuba, pero también en Miami. Y en el mundo entero.
Fue una pelea larga y complicada. Dieciséis años es demasiado tiempo. Hubo algunos momentos de alegría pero abundaron los de amargura y dolor. Incontables fueron los héroes anónimos que no desmayaron en una lucha cuesta arriba que exigía constancia y sacrificio.
Fueron muchos, pero siento el deber de nombrar a dos: Roberto González Sehwerert y Leonard Weinglass. Ambos soportaron dificultades inmensas incluyendo graves quebrantos de salud y lucharon, literalmente hasta el último aliento.
Roberto aprendió a dominar el idioma y los enrevesados caminos del sistema judicial norteamericano hasta convertirse en un especialista, tuvo la alegría de abrazar a su hermano René ya libre pero murió empeñado, con igual tenacidad, en rescatar a los que quedaban en prisión y eran también hermanos suyos.
Lenny dedicó todo su tiempo a esta causa sin pedir nada a cambio. Le entregó su brillante carrera profesional y a costa de grandes sacrificios personales los visitó en las prisiones, recorrió el mundo buscando solidaridad y fue el centro principal de la batalla legal que no abandonó hasta que su noble corazón dejó de latir. Se fue con la tristeza de no alcanzar la tierra prometida.
Pero ambos, Lenny y Roberto, están con nosotros en esta hora de celebración que sin ellos habría sido imposible.
El mismo día el Presidente Obama anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y un conjunto de medidas, saludadas por todos, para desmantelar el bloqueo e iniciar una nueva era en las relaciones bilaterales.
Deberá enfrentar la ya anunciada oposición de quienes harán cuanto puedan para frustrar sus propósitos. Falta por recorrer un camino que puede ser largo y plantea nuevos retos para el movimiento de solidaridad y también para Cuba.
Sigamos adelante con optimismo. Con nosotros estarán siempre los Cinco hermanos que dieron insuperable ejemplo de la capacidad de resistencia de su pueblo. E irán también, en primera fila, Lenny y Roberto.