por Michael Löwy (*)
¿La religión es todavía aquel baluarte del oscurantismo y del conservadurismo que Marx y Engels denunciaron en el siglo xix?
La respuesta es que sí en diversos contextos, culturas y países. Esta visión de Marx y Engels es aplicable a las corrientes integristas de las principales confesiones religiosas (cristiana, judía, musulmana, hindú) y a numerosos grupos de evangélicos y sectas.
Ahora bien, la emergencia y desarrollo del cristianismo revolucionario en diversos continentes y de las teologías de la liberación en América Latina y en otras zonas del mundo ha abierto un nuevo capítulo en la historia y plantea nuevas y estimulantes cuestiones que no se pueden abordar sin renovar el análisis marxista de la religión.
Cuando se afrontan fenómenos de este tipo, hay marxistas que aplican su modelo interpretativo tradicional. Pero el compromiso de cristianos en las luchas sociales populares y su participación en diversos procesos revolucionarios desde mediados del siglo xx hasta ahora muestran claramente que es necesario elaborar un nuevo marco de interpretación desde el marxismo.
También entre los marxistas hay quienes oponen la base radical de la Iglesia y la jerarquía conservadora.
Este punto puede corresponder parcialmente a la verdad, pero no es del todo acertado, dado que un gran número de obispos, especialmente en América Latina, Asia y África, son solidarios con los movimientos de liberación de los pobres.
Ese compromiso les ha costado a algunos la vida. El caso más significativo es el de monseñor Oscar Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado por escuadrones de la muerte de extrema derecha.
Los marxistas interpelados o perturbados por estos acontecimientos se apegan a la distinción entre práctica social de los cristianos, que consideran valiosa, y su ideología religiosa, considerada necesariamente como algo retrógrado e idealista.
Ahora bien, la teología de la liberación es un pensamiento religioso que utiliza conceptos marxistas e inspira luchas de liberación social.
Este pensamiento nos obliga a reconsiderar y superar esa distinción.
La llamada “teología de la liberación” es un fenómeno mucho más profundo y extenso que una corriente teológica. Es la expresión teórica de un vasto movimiento social –que propongo llamar cristianismo de liberación– de consecuencias políticas transcendentales.
Los marxistas nos tenemos que dar cuenta de que el cristianismo de liberación es un acontecimiento de relevancia mundial e histórica. Sectores significativos de la Iglesia en América Latina y en otros continentes han cambiado de posición en la lucha de clases y con sus recursos humanos, espirituales y materiales se han puesto de parte de los trabajadores, de los campesinos, de los indígenas y de las luchas populares para construir una nueva sociedad.
Este acontecimiento de alcance mundial no tiene gran cosa que ver con el antiguo diálogo entre cristianos y marxistas –concebido como dos campos separados– y mucho menos con negociaciones diplomáticas entre los aparatos burocráticos de la Iglesia y del Partido.
Lo que está aconteciendo en el mundo desde hace decenios con el cristianismo de liberación es un hecho muy diferente: una nueva fraternidad entre revolucionarios cristianos y revolucionarios ateos o agnósticos.
Existe, sin duda alguna, un desafío teórico y práctico para los marxistas. Este nuevo acontecimiento del cristianismo de liberación muestra las flaquezas de la concepción marxista “clásica” de la religión, especialmente su versión vulgarizadora reducida al materialismo y al anticlericalismo de los filósofos burgueses del siglo XVIII.
Más allá de esta concepción, se pueden encontrar en Marx, en Engels y en varios pensadores marxistas modernos conceptos y análisis que nos pueden ayudar a comprender la realidad bastante sorprendente del cristianismo de liberación.
La intención de este libro es proporcionar un análisis de esta novedad en el campo religioso, dada su influencia en numerosas luchas por el cambio social. En el libro formulo nuevas hipótesis teóricas.
El método que utilizo es el de una sociología de la cultura inspirada en el marxismo. También incorporo algunas categorías analíticas de Max Weber. Analizo los vínculos entre las culturas religiosas y las culturas políticas en un contexto de modernización y de intensos conflictos sociales y políticos.
Nací y crecí en Brasil dentro de una familia de judíos inmigrantes vinculados política e intelectualmente con la tradición marxista. La mayor parte de mi trayectoria intelectual y política la he desarrollado en París. Por mis orígenes brasileños me siento estrechamente ligado a la temática del libro, pero también estoy distanciado del objeto de estudio por ser no creyente.
Manifiesto mi simpatía ética y política por aquellos cristianos que se lo juegan todo en su lucha por la emancipación de los pobres en América Latina y en otros continentes, pero espero que este libro sea leído con provecho también por quienes no comparten mis valores y mis preferencias.
Por primera vez recojo en un único volumen mis principales escritos sobre marxismo, religión, cristianismo de liberación y ecosocialismo.
El PT, así como el MST, ha estado muy influido desde su fundación por el cristianismo de liberación. Además de este libro reciente, también se pueden leer mis principales análisis sobre diversas expresiones liberadoras de la religión y del cristianismo desde una perspectiva marxista, ecosocialista y anticapitalista.
El libro se estructura en torno a cinco partes. En la primera analizo las relaciones entre religión, política y economía. Aquí es donde reelaboro la teoría marxista de la religión basándome en la obra de Marx y Engels, pero también de otro marxista contemporáneo muy importante: Walter Benjamin.
Esta temática es continuada en la segunda parte en que estudio las contribuciones de Ernst Bloch, José Carlos Mariátegui –el gran marxista peruano– y, de nuevo, Walter Benjamin.
En la tercera y cuarta parte me centro en el análisis del cristianismo de liberación en América Latina, la zona del mundo donde está más implantado. Incluyo un capítulo donde abordo un tema de gran actualidad: la ofensiva política y cultural del evangelismo/protestantismo conservador y sus antagonismos con el cristianismo de liberación. La última parte de este libro está dedicada a las relaciones entre cristianismo de liberación y ecosocialismo.
Este es un tema crucial en el momento histórico en el que nos encontramos. La presencia de cristianos y cristianas en el llamado “ecologismo de los pobres” es muy fuerte en diversos continentes. Diversas organizaciones eclesiales en bastantes países del Sur están participando con valentía en numerosos conflictos ecosociales.
En esta parte dedico un capítulo a analizar la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, que es una valiosa contribución a la ecología anti-sistema. Leonardo Boff, Frei Betto, Ibone Gebara, entre otros, están elaborando desde hace años una teología ecológica de la liberación que es relevante para el ecosocialismo.
El encuentro y la alianza entre cristianismo de liberación y ecosocialismo es muy importante para el nuevo ciclo anticapitalista que muchos estamos impulsando. Los revolucionarios y comunistas del siglo XXI no podemos limitarnos a retomar los grandes principios del Octubre de 1917 en una versión más democrática y libertaria.
Problemas nuevos han surgido, no previstos ni por Lenin ni por Trotsky, ni tampoco por Rosa Luxemburg a pesar de su sensibilidad naturalista. Entre estos nuevos problemas, la cuestión ecológica es quizá la más importante para una reformulación en nuestra época del programa revolucionario. Necesitamos un proyecto comunista alternativo al capitalismo. Pero este proyecto tiene que incluir de forma central la relación de las sociedades humanas con el medio ambiente.
El marxismo revolucionario es un pensamiento y una praxis en proceso permanente de transformación, reformulación y desarrollo. El ecosocialismo –o ecocomunismo, según la terminología de Daniel Bensaïd– es una propuesta alternativa radical que resulta de la convergencia entre la reflexión ecológica y la reflexión socialista (marxista).
Su premisa fundamental es que la preservación de un ambiente natural favorable a la vida en el planeta es incompatible con la lógica expansiva y destructiva del sistema capitalista.
Existe hoy una corriente ecosocialista internacional que con ocasión del Foro Social Mundial celebrado en Belem (Brasil) publicó una declaración que ha sido suscrita por destacados ecologistas de todo el mundo.
La transición al ecosocialismo conducirá no solo a un nuevo modo de producción y a una sociedad más igualitaria, más solidaria y más democrática, sino también a un modo de vida alternativo, una nueva civilización ecosocialista más allá del reino del dinero y de los hábitos de consumo artificialmente inducidos por la publicidad y por la producción de mercancías inútiles.
En esta transición ecosocialista las contribuciones que provienen del cristianismo de liberación son importantes, como intento mostrar en este libro.
(*) Sociólogo y filósofo marxista franco-brasileño.
Fuente: Viento Sur