por Francisco Herreros.
La crisis en la denominada «centro-izquierda» provocada por la votación en contra de la designación del senador Andrés Zaldívar al Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias, aparte de tener pequeña estatura, es reveladora de las causas de que el gobierno más realizador desde 1990 a la fecha, le haya entregado en bandeja, por segunda vez, la Presidencia a un personaje oscuro y megalómano, como Sebastián Piñera.
En efecto, producto de esa votación -26 votos en contra, guarismo no menor- la Democracia Cristiana se retiró de la negociación con la Nueva Mayoría y el Frente Amplio para presidir la Cámara de Diputados durante los cuatro años del Gobierno de Sebastián Piñera.
Entre los 26 voto, estuvieron los de los comunistas, casi todos los socialistas, una diputada del PPD y los tres del Frente Amplio, los mismos con los que la Falange negociaba un acuerdo para obtener la presidencia de la Cámara y de las comisiones.
Además de Zaldívar, los diputados aprobaron la nominación del ex consejero del Banco Central, Enrique Marshall; el ex decano de derecho, Arturo Irarrázabal; el ex diputado RN, Alfonso Vargas; y el ex senador y actual ministro de Defensa José Antonio Gómez, quienes conformarán la instancia que ejercerá sus labores por los próximos cuatro años.
Pataleta de la DC
Conocida la votación, el jefe de bancada de la DC, Roberto León, señaló:
«La bancada de diputados de la Democracia Cristiana ha decidido suspender toda conversación para avanzar en los acuerdos de conformación de mesa y comisiones a contar de marzo. Si ustedes miran los votos negativos, se van a dar cuenta que muchos de los que quieren ser socios nuestros votaron en contra».
Incluso, amenazó elípticamente con un acercamiento hacia la derecha para la configuración de la mesa directiva de la Cámara Baja y las comisiones:
«Ya lo hicimos en más de una ocasión».
El subjefe de la bancada DC, Gabriel Silber, añadió sobre el particular:
«Se perdió obviamente la confianza, hoy día no hay ganas ni para un café con esas otras bancadas, a lo menos las que participaron de este acuerdo en el Senado y ahí separo la situación del Frente Amplio», dijo el parlamentario. Si es preciso, desde la soledad y el arrinconamiento del poder, votaremos por ejemplo por una lista de la Democracia Cristiana».
Zaldívar, objeto del incordio, se lavó las manos:
«Voy a aceptar la designación, trataremos de trabajar y colaborar, el debate que he escuchado en la Cámara de Diputados ha sido, a mi modo, injusto en relación con mi persona. Recibo las críticas con sorpresa y algo de dolor, porque no tiene justificación. Yo no busqué el cargo, los senadores propusieron mi nombre. Acepté porque los senadores me propusieron, pero para mí no era de vida o muerte. Yo no he vivido de la política, para mí la política ha significado un sacrificio. No ha sido un lucro; no me he enriquecido con la política y nunca he tenido un problema con los recursos que me han entregado para ejercer mi función. No voy a renunciar, porque sería reconocer que lo mío tiene algo de incorrecto o contra la ley”.
Consultado sobre el hecho que la presidencia de la Cámara de Diputados pueda quedar en manos de Chile Vamos, respondió:
«No es problema mío».
Oportunismo de la derecha
Evidentemente, la derecha, oportunista por ADN, no podía dejar pasar semejante ocasión sin llamar a la DC a definir «dónde» y «cuándo» sentarse a conversar para la presidencia de la Cámara Baja.
Este conflicto le abrió la puerta a la derecha de quedarse con la presidencia de la Cámara y de las comisiones, pues aunque no cuenta con la mayoría simple de los 155 parlamentarios, es el sector con el mayor número de legisladores, con 72. Esto porque en caso de la DC presente su propia candidatura, además habría un candidato de la derecha y otro de la centroizquierda, ninguno de los cuales tendría la mayoría absoluta; por consiguiente, los dos con mayor votación irían a una segunda vuelta, donde solo se aplica la mayoría simple, por lo que el candidato de la derecha tendría la primera opción.
«En Chile Vamos tenemos total disposición para avanzar en un acuerdo de gobernabilidad en la Cámara de Diputados, en la presidencia de la Cámara, en las vicepresidencias y también en las presidencias de las comisiones, y si hay algún grupo de parlamentarios, algún partido político que esté dispuesto a conversar con nosotros, solo nos basta que nos digan cuándo y dónde y ahí estaremos», aseguró el diputado UDI, Felipe Ward.
Palabras sacan palabras
El diputado del PS Osvaldo Andrade explicó el rechazo de la bancada socialista:
«Lo que la bancada del PS resolvió fue votar contra las cinco nominaciones, no solo respecto al senador Zaldívar, y nuestro punto fue básicamente que nos pareció que no se habían hecho las cosas bien para considerar las distintas alternativas planteadas para la configuración de este comité de asignaciones. En las argumentaciones dijimos que no teníamos nada en particular con respecto a ninguno de los nominados, incluido el senador Zaldívar, votamos en contra por una decisión de generar condiciones para una nueva discusión sobre este tema, por eso nos pareció que concentrarnos solo en uno de los nominados era completamente un error por eso votamos en contra de las cinco nominaciones, con la intención de generar una nueva discusión sobre los nombres».».
Manifestó su confianza en que las tratativas con la Falange continúen:
«Desde la consecuencia política de esa decisión, en la DC se ha generado una situación compleja, estoy de acuerdo también. Espero que eso no se transforme en un obstáculo para un objetivo, que es ir construyendo la idea de una unidad de acción de lo que fue la Nueva Mayoría y que hoy día se intentará construir en una nueva expresión. Sin lugar a dudas esto puede ser un traspié, pero los traspiés son para superarlos no para acrecentarlos. Si hay que conversar respecto al tema del comité de asignaciones es una conversación un poco más amplia que solo circunscribirlo al tema del senador Zaldívar, a lo mejor valía la pena conversarlo un poquito más, tal vez faltó diálogo».
El diputado Juan Luis Castro, uno de los 12 parlamentarios socialistas que votaron en contra de Zaldívar, pidió calma y llamó a no dar por desahuciado un posible acuerdo respecto a la presidencia de la Cámara Baja.
«Hay que dejar reposar esta situación, que nadie se lleve a exasperaciones y nosotros creemos firmemente en la gobernabilidad con todos los sectores que vamos a ser la futura oposición para que esa mayoría se exprese también en la Cámara de Diputados».
Sin perjuicio de su llamada a la tranquilidad, agregó que, claramente, se cometió un error que, pese a la votación, va a consagrar un hecho que ya no es tolerable con la ciudadanía en cuanto hay un método y una forma de hacer las cosas equivocada».
A su turno, el diputado René Saffirio, que también votó en contra, anunció que recurrirá al Tribunal Constitucional:
«Ha sido nombrado miembro del Consejo Consultivo, no obstante estar impedido para ello por el Artículo 59 de la Constitución, el cual dispone que ningún diputado o senador puede ser nombrado para un empleo, función o comisión retribuidos con fondos del Fisco».
Pese a que Zaldívar no asumirá en el Consejo de Asignaciones hasta marzo, cuando termine su periodo como parlamentario, Saffirio enfatizó que la Constitución ni siquiera admite nombrar a un parlamentario para ejercer otro cargo remunerado. La presentación anunciada por Saffirio requiere en total 10 firmas, la propia y nueve más, y está en proceso de recolección.
El diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, integrante del Frente Amplio, criticó la decisión de la DC de congelar las negociaciones para encabezar la mesa de la Cámara:
«Me suena a excusa, no puedo creer que estén dispuestos a que Chile Vamos esté en la presidencia de la Cámara solo por esta votación, me parece un poco infantil y ojalá la Democracia Cristiana, que la necesitamos en la oposición, que verdaderamente ponga su domicilio en la oposición».
El diputado comunista Daniel Núñez planteó que tiene la convicción personal y «la confianza absoluta que vamos a ser capaces de lograr un acuerdo de toda la oposición»:
«El fin es defender las conquistas sociales que hemos obtenido con la Presidenta Bachelet y estoy seguro que eso es lo que al final va a hacer, por la presión social, la presión política, la presión de la opinión pública, que este acuerdo, que hoy día se ha puesto en cuestión por la DC, cuaje».
Giorgio Jackson, diputado de Revolución Democrática, comentó:
«La Democracia Cristiana tiene que hacer una definición: si van a ser oposición los próximos cuatro años o van a ser Gobierno. La DC nunca explicitó que el acuerdo estaba supeditado al respaldo a Zaldívar. Si se hubiera planteado que era un punto intransable, hubiera revelado los pesos que tienen las distintas funciones para la DC; un cargo en el Consejo de Asignaciones versus cuatro años para estar parados en la vereda de la oposición (…) Para nosotros hubiera sido inadmisible».
Más temprano, en El Diario de Cooperativa, Osvaldo Andrade (PS) admitió que ayer se vivió «un traspié» y que «en la DC se ha generado una situación compleja», pero señaló que ojalá «eso no se transforme en un obstáculo para (…) ir construyendo la idea de una unidad de acción».
Gobierno
El ministro del Interior, Mario Fernández (DC), dijo estar sorprendido:
«Yo conozco a Andrés Zaldívar hace décadas y es no sólo un gran luchador por la democracia en Chile -vivió el exilio-, sino que ha sido una persona muy respetable durante todo su desempeño, entonces produce una cierta sorpresa que se haya producido una situación como la que vivió ayer la Cámara».
No obstante, espera que el incidente no genere una nueva crisis en el oficialismo:
«Digámoslo así: el quiebre que se ha informado tiene que ver con las negociaciones que se estaban llevando a cabo para la presidencia y las vicepresidencias de la Cámara, y ése es un asunto completamente de los partidos políticos. El Gobierno no puede interferir en el nombramiento de las autoridades del Congreso».
Conclusiones preliminares
A título de primeras conclusiones, puede convenirse en que este episodio, a pesar de su estatura menor, tiende a explicar la distancia entre la ciudadanía y lo que algunos denominan erróneamente «la clase política».
En primer lugar, la composición de la quina integrante del Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias, y sobretodo el mecanismo de asignación, se parece lo más posible a un acuerdo entre cuatro paredes, de rancio cuño binominal y alejado de toda noción de participación y debate. De hecho, en eso fundamentó su voto negativo la bancada del PS.
Luego habría que explicarse el rechazo que suscitó Andrés Zaldívar; de no mediar el cual, la designación de dicho consejo habría pasado inadvertida.
Entre las causas, está sin duda su largo protagonismo político, desde Ministro de Hacienda, entre 1964 y 1970, hasta la presidencia del Senado, que desempeña hoy. Sólo le faltó la Presidencia de la República, no porque no lo haya intentado, sino por una evidente falta de estatura política.
Desde ese punto de vista, se lo reconoce como uno de los irreductibles de la clase política, y por contra, se le imputa responsabilidad en la falta de tiraje a la chimenea, que obstruye el surgimiento de nuevos liderazgos. No faltan los que le critican el escaso decoro de aceptar un cargo de menor rango, luego de jugar siempre en primera división, con tal de mantenerse cerca del poder. Y los de más allá, le censuran su carencia de humildad y desprendimiento, al no dar un paso al lado, a la vista del desastre que su presencia estaba generando.
Pero también hay una crítica ideológica. En su larga trayectoria, siempre privilegió posiciones conservadoras y políticas pro empresariales, ejemplo de las cuales son su pronóstico de caos económico, formulado como Ministro de Hacienda de Frei Montalva, aún antes de que asumiera el Gobierno de Salvador Allende; su papel articulador en la exclusión del Partido Comunista, en las negociaciones previas a la transición; su lobby a favor de la Ley de Pesca, durante el Gobierno de Piñera, y el más conocido para las actuales generaciones, su intervención en la desnaturalización de la Reforma Tributaria del Gobierno de Bachelet, en la «cocina» del Senado, termino acuñado por él mismo.
De una u otra forma, todas esas consideraciones fueron invocados por las miles de personas que participaron en el debate, a trevés de las redes sociales de comunicación; lo cual no dejó de ser sorprendente.
En tercer lugar, y quizá lo principal, es la tremenda asimetría entre la impugnación de una persona -por rutilante y destinguida que ésta sea, lo cual tampoco es el caso- para un cargo de segundo o tercer orden de importancia, y la tirada de mantel de la DC en la negociación por la composición de la mesa directiva de la Cámara de Diputado, con consecuencias multidimensionales, que incluso pueden condicionar significativamente la coyuntura de los cuatro años de gobierno derechista.
Al respecto caben dos posibilidades.
Una que sea una finta, o una suerte de chantaje, caso en el cual se justificaría buena parte de la crítica de la ciudadanía acerca de la frivolidad y el juego de suma cero en que suelen caer los políticos, por razones adjetivas, además.
La segunda es mucho peor: que el episodio sea un pretexto de la DC para un acuerdo con Chile Vamos, como hace tiempo viene impulsando el ala derecha del partido, a la cual pertenece el propio Zaldívar.
Si eso fue así, revelaría la inconsistencia y el escaso compromiso de la DC con los cambios de fondo que ha dicho promover, lo que a su vez explicaría su sinuosa trayectoria ante las reformas del Gobierno de Michelle Bachelet.
Significaría una segunda unificación de la derecha con la DC, después de la que ocurrió a partir de octubre de 1972, con las consecuencias que aún paga el país.
En ese caso, a la DC no le quedaría sino asumir sus responsabilidades de cara a la ciudadanía, lo cual podría traducirse en la continuación y aún profundización de su prolongado declive.