Correos de Chile es una empresa de servicio público que se ha visto obligada a competir en desiguales condiciones con la empresa privada. Debe llegar a todas las localidades del país, sea o no rentable, ya que su labor es social y no puede abstraerse de su responsabilidad.
Por el contrario, las más de 20 empresas operadoras que actualmente con ella compiten, lo hacen solo donde les es conveniente en lo económico, es decir, en todos esos lugares difíciles de llegar o que operativamente es demasiado el costo sencillamente no hay servicio, pues no es rentable y la empresa privada -en Chile al menos- lamentablemente no contempla entre sus objetivos servir al país, sino solo servirse de él, en otras palabras, su único fin es el lucro.
Otro factor donde se acrecienta la desigualdad en la que compiten, es justamente el estatuto que rige a la empresa estatal y que entre sus disposiciones está el hecho de que ésta no puede prestar servicios a empresas privadas como el retail por ejemplo, que diariamente envían grandes volúmenes de correspondencia a través del llamado “correo privado” y que generaría ingresos superiores a la empresa de correos.
Por otro lado, también existe por parte de la gerencia, la idea de externalizar servicios que actualmente entrega la empresa, lo cual no solo es reñido con los intereses de las y los trabajadores, quienes jamás aceptarán los despidos que ello conlleva, sino que además es una solución poco relevante en términos económicos, toda vez que la empresa –como ya señalé- cumple una labor social y debe llegar a todos los rincones de Chile.
Cifras azules
Cabe aclarar que aun cuando se compite en desiguales condiciones, los números han favorecido a la empresa y ésta ha terminado el año 2012 con cifras azules. Prueba de ello es que su último gerente aumentó su sueldo, mientras trabajadores con 30 años de antigüedad ganan 250 mil pesos al mes y se les ha ofrecido un reajuste salarial de tan solo $5.000. No deja de extrañar además es que en los últimos años hayan pasado por la gerencia al menos 4 ejecutivos.
La pregunta que surge inmediatamente es, qué se ha sacrificado para lograr estas cifras azules si las condiciones de competencia no son óptimas. Ahí es donde nuevamente aparece la vieja historia de nuestro país, que para generar mayores utilidades, los que lo pagan son siempre los trabajadores. No sería raro que a costa de no subir sus salarios la empresa haya logrado mantenerse a flote durante todo este tiempo.
No es de extrañarse entonces que sus trabajadores y trabajadoras hayan llegado a la huelga de hambre o a acampar en el Mapocho para hacer más visible su demanda de mejores salarios. En estos tiempos hay que ser muy valiente para llevar a cabo una movilización como la que han sostenido los compañeros de correos. Más cuando la insensibilidad social de las autoridades -las de antes y las de ahora- ha sido la tónica de la práctica empresarial.
Entregar correspondencia para algunos no es tan relevante como sacar cobre y esa es la razón por la cual seguramente sus trabajadores tendrán que seguir esperando que el gobierno de respuestas efectivas a sus demandas y que entienda que Correos de Chile, no solo es una empresa que enorgullece a los chilenos por el impecable desempeño de sus trabajadores y trabajadoras, sino que presta una labor social esencial para la ciudadanía.
En todo caso las y los trabajadores de correos no están solos y cuentan con el apoyo ciudadano y la solidaridad de todos los trabajadores de nuestro país.
(*) Secretario General CUT