Al mismo tiempo que miles de estudiantes rinden la Prueba de Selección Universitaria, PSU, la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES) aprovechó la ocasión para hacer alcances a la agenda de reformas del Gobierno, en especial a la referida a la educación.
Su vocero, Ricardo Paredes, declaró que “para nadie serán sorpresa los resultados que arrojará esta prueba. Los estudiantes de establecimientos particulares pagados podrán optar a las carreras más rentables, una parte de los alumnos de subvencionados ingresarán a la educación superior, y los estudiantes pobres con suerte aspirarán a un cupo en alguna universidad privada luego de endeudarse”.
“Si alguien piensa que la PSU mide capacidades, estaría diciendo es que los pobres tienen por naturaleza menos capacidad, talento y habilidades que las personas con más recursos”, añadió.
Cabe recordar que la PSU ha sido abiertamente criticada por no medir conocimientos en específico, sino que constatar desigualdades (con respecto al origen socioeconómico del alumno) o capacidad de memoria de quienes rinden la prueba.
“La PSU es un buen instrumento para medir las injusticias en nuestro sistema escolar y en ningún caso sirve para identificar la capacidad de un joven para continuar estudios superiores”, argumentó Paredes.
“Para revertir esto necesitamos acabar con la segregación en la educación chilena, a la vez que reemplazamos la PSU por un sistema más inclusivo que se encargue del talento de los estudiantes, no así de las buenas o malas oportunidades que nuestro país les ha brindado. Por eso insistiremos en que, si la reforma no termina con la PSU, es una reforma a medias», concluyó el vocero de la CONES.